Capítulo 125

19 5 0
                                    

La película mostraba con claridad un escenario que ya se había vuelto tan familiar en la pantalla de los ciudadanos americanos y que aún generaba estupor en algunos y temor en otros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La película mostraba con claridad un escenario que ya se había vuelto tan familiar en la pantalla de los ciudadanos americanos y que aún generaba estupor en algunos y temor en otros. Las imágenes eran tan claras que parecían haber sido tomadas por un lente de alto alcance. Quien había grabado el video parecía encontrarse en una terraza y, a juzgar por sus fuertes inhalaciones, era consciente de que no estaba haciendo algo dentro del marco legal. La imagen del francotirador que el día anterior había asesinado a la joven Kissa inundó la escena, la cual tomó un color verduzco a consecuencia del filtro de vista nocturna. El resto de la historia ya era de público conocimiento; quien sostenía la cámara apuntaba bien de cerca al asesino, como si estuviera esforzándose por reconocerlo.

Un fogonazo de luz salió disparado de la pistola. Por ahora, no había nada nuevo. Sin embargo, Luke no se había limitado a apagar su filmadora y enfocarse en la catástrofe, a diferencia del resto de los curiosos, sino que, muy por el contrario, se muso a correr detrás del asesino guardando una distancia prudencial. Sus movimientos no se percibían demasiado bien, aquello era una sucesión de brazos colgándose de vigas, saltos al vacío y pies moviéndose raudos a una velocidad asombrosa. Estimé yo que acababa de saltar hacia el edificio de enfrente para continuar la cacería. El asesino apenas era un punto en su visión. La inédita carrera parecía volverse cada vez más interesante cuando las distancias comenzaban a acortarse de a poco, tal como su sistema lo indicaba con un pequeño cartelito que se dibujaba por arriba, que indicaba lo separado que se hallaba de su presa: casi doscientos metros.

El medidor de velocidad de Luke se disparó en cuanto el otro se percató de su presencia e hizo lo mismo, logrando mantener aquella diferencia de que con tanto ímpetu se había hecho. A aquellas alturas, todo se limitaba a huir de edificio en edificio y bajar escalones a una velocidad ínfima que, de seguro, batiría el record Guiness de ser dado a público conocimiento. Su perseguido volteaba su cabeza cada unos segundos para asegurarse de que Luke no llevara armas encima. Se percibía cómo éste se esforzaba a sobremanera para escanear el rostro, por una razón que él sólo conocía.

La película acababa cuando el asesino, hastiado de tanto desgaste físico, no tuvo más remedio que activar el silenciador y disparar una docena de balas contra el cuerpo de Luke, teniendo la fortuna de que dos de ellas atravesaran la pierna izquierda de su perseguidor. Nuestro socio apuntó su visión hacia su herida, mostrando una catarata de sangre caliente que brotaba de su rodilla derecha. De inmediato, precipitó sendas manos sobre la herida, dedicándose en primer lugar a acomodar el hueso que acababa de salirse de su posición y en segundo a contener la hemorragia, tratando de formar un coágulo con un improvisado trozo de su chaqueta, sin dejar jamás de despotricar deflagraciones y amenazas contra quien le había hecho aquello.

El jefe dio un sonoro golpe en la mesa ni bien apareció el botón para reiniciar la reproducción del video. Sin perder ni un segundo más de su valioso tiempo, no dudó en telefonear a Luke, quien respondió de inmediato, suponiendo que a aquellas alturas ya habríamos acabado de ver la oda a su ineptitud.

THEMMA © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora