Capítulo 138

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Mi peor pesadilla pareció tornarse en realidad en cuanto escuché los gritos desde el otro lado de la puerta

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Mi peor pesadilla pareció tornarse en realidad en cuanto escuché los gritos desde el otro lado de la puerta. Comprendiendo el peligro, me apresuré por quitarme la camiseta y ceñirme la toalla a la cintura, procurando disimular la verdadera intención de nuestra reunión informal. Nathaniel me echó un poco de agua para contribuir con mi magnífica actuación. Del otro lado, el chalado de Frank Giraud parecía hablar con otro hombre. No me hacía falta verlo para saber que gesticulaba por los dos. En un momento, el marrano bajó con fuerza el picaporte y se compareció en la escena. Las grandes ojeras bajo sus ojos constataban que no había tenido una muy buena noche. A su lado, Nemo aprovechaba un nuevo chollo para infundirme terror, sin dimitir nunca a su voluntad inquebrantable.

—¡Te ordené que te quedaras en tu sitio! —estalló Frank, ni bien me vio.

—Eso no habría cambiado las cosas —le espeté, con mal talante.

Nemo se colocó delante de Frank, como si de alguna manera pudiera ralentizar su ataque en el caso de que decidiera mostrarme las zarpas. Nathan no sintió pudor y, para escapar de la situación, continuó con su rutina de baño como si nada. En poco tiempo, el vapor del agua caliente, beneficio de los pocos selectos que escogían la ducha nocturna, inundó todo el lugar. Nemo se detuvo un momento para detener a la copiosa masa de jovencitos quienes deseaban recordar lo que se sentía sacar hálito por la boca al bañarse.

—El baño está clausurado hasta nuevo aviso —les indicó Nemo antes de que, soez, les cerrara la puerta en la cara.

Algunos estudiantes lanzaron algunos berrinches y quejas, no obstante, prosiguieron su camino hacia sus habitaciones, con gran resilencia, con sus pies descalzos pisando la moqueta del pasillo. Nemo contempló a Frank una vez más.

—David tiene razón —prosiguió Nemo, como si nadie hubiera segado nuestra conversación—. Él no tiene nada que ver con el desempeño de Luke —repuso, mientras parecía conminarlo con los ojos para que no cometiera ninguna estupidez.

—¡¡Mataron a mi madre!! —estalló el aludido. Las venas de cuello no tardaron en marcárseles.

Mientras tanto, Nathaniel continuaba debajo del agua, sin preocuparse por la escena que se estaba montando cerca de sí. Me atrevería a arriesgar que ya había conjeturado el final de dicha conversación. Había dejado de ser el alumno edificante que se duchaba en dos minutos.

—No tuvimos alternativa —se justificó Nemo, en una contestación que pareció no causarle mucha gracia a Frank.

—Debieron haber barruntado dicha posibilidad —le espetó— para que al final de esta misión no acabara nadie escarnizado ni hecho un fiambre.

THEMMA © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora