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-YoonGi... Vamos mi lindo gatito, despierta de una vez.

-Cinco minutos más... - mi boca se abre ligeramente, sintiendo una caricia en mi pecho descubierto que me hace sonreír con debilidad.

-YoonGi... ¡Min YoonGi, despierta!

Y como si volviese a la vida después de un largo y profundo sueño, mis ojos se abrieron de golpe, antes de poder ver el rostro de aquella persona que estaba a mi lado en aquella pesadilla.

-Mierda... - susurré viendo la bañera a punto de desbordarse, mi cabello mojado y respiración algo agitada.

Con cuidado salí de la bañera - alias jacuzzi - tratando de no caer por la resbaladiza superficie. Noté como el frío aire rozaba con mi piel y comenzaba a tiritar.
Comencé a retirar el agua que quedaba espectante en aquella especie de olla gigante para, mientras tanto, poner una bata al rededor de mi cuerpo en el intento de apartar el frío. El mismo que, por culpa de haber estado en remojo se encuentra como de un fruto seco se tratase, por irónico que sonase...

Contradictorio... ¿cierto?

Al terminar de vaciar aquel lugar y ordenar mi cabello, me dirigí con un paso pesado hasta el armario, donde sequé y vistí mi cuerpo en pocos minutos.

Bajé las escaleras, como ya era costumbre, con la sensación de tener el alma arrastrándose, negándose a que hiciera nada y simplemente permaneciera en la cama.

Al darme cuenta de hasta dónde había llegado dí un largo suspiro.

Había ido al comedero de mi pequeña mascota.

-¿Donde estarás, bola de pelo...? - entre diferentes bostezos fui llegando a la cocina, preparado mi tostada a doble cara durante...bueno,ya todos conocen el rollo.

Mis manos ahora estaban ocupadas con una gran taza de café, con un pequeño hilo de leche condensada, que de alguna forma endulza mínimamente la bebida.

Son poco más de las siete y media, me encontraba acostado en el gran sofá, solitario, como siempre. El mando a distancia estaba demasiado lejos de mí, por lo que opté por coger el teléfono y encender el televisor con la maravillosa aplicación que me ha salvado varias veces.

Me encontraba haciendo el famoso zapping cuando la puerta sonó repetidas veces, haciéndome hartar.

¿Quién diablos llama a la puerta a estas horas?

Cogí aire, llenando mis pulmones para después soltarlo lentamente mientras me acercaba a la puerta, donde introduje el código de la puerta, sin soltar jamás la taza de café y dando cortos tragos a cada paso.

Por desgracia el contenido de mi querida taza quedó tan inservible como la misma cuando pude ver a una gran multitud esperando por mi, con innumerables cámaras y micrófonos...y no es de exagerar...

¡Han venido por lo menos seis canales de televisión!

Bufé con pesadez y con demasiada pereza recogí cada milímetro del destrozo en mis pies.

-Era mi taza preferida...- suspiré pesadamente, ignorando a todas esas personas para fijar mi vista en el desastre en mis manos-Tendré que comprar otra.

Antes de marcharme por completo para seguir con mi trabajo, miré una vez más hacia la puerta, buscándo con la mirada a alguien, aunque realmente no caí en cuenta hasta bajar la mirada.

-¿Dónde te has metido, Park?

Estiré mi espalda, haciéndo que cada extremidad crujiese con fuerza, tras ello subí las escaleras con un millón de teorías en mi mente.

Sería mejor olvidar, dejar de pensar, y simplemente... seguir escribiendo hasta estar demasiado concentrado como para ser consciente de que sigo respirando.

-'Capitulo 20.Entre multitud.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora