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Una melena rubia se encontraba sobre el gran sofá desde hace algunos minutos, en total silencio, acariciando la parte trasera de orejas un pequeño animal que cierra sus ojos con gusto por las caricias recibidas.

Nuestras miradas no se cruzaron en ningún momento, mis dedos están siendo maltratados por mi mismo por el incómodo momento junto al menor.

-Hyung, no hagas eso. - un puchero adornó su rostro, aunque aquel entonces no podía entenderlo. Uno de mis dedos se encontraba aún posado en mis labios, lo que le hizo fruncir el ceño.- Sácate el dedo de la boca, te vas a hacer daño.

Entonces mi mirada cayó avergonzada hasta la misma extremidad, efectivamente, el cutis estaba soltando pequeñas gotas de mi sangre casi con la misma fluidez que el contorno de mi uña.

-A veces eres un complemento idiota.

-¡O.oye!-grité indignado al escuchar eso, claro que, si no estuviese sonrojado mi actuación habría sido más creíble. - Respeta a tus mayores, ¿quieres? - crucé los brazos sobre el pecho y desvíe la mirada ciertamente avergonzado, por no decir bastante.

Realmente me merecía ese insulto.

-No se enoje, YoonGi Hyung. - su puchero sólo se hizo más notable, casi imposible de ignorar.

¿Cómo hacerlo con esos labios sonrosados y tan bien formados? Menos aún con el belfo inferior inflado de esa manera tan tierna.

-Hyung. - su voz me sacó de todo pensamiento. - ¿puedo ver tu mano? - sin comprender demasiado bien, asentí levemente, acercando mi mano hasta que esta fue acogida entre las suyas.

La diferencia de tamaño es notable, por no decir mi resaltante piel pálida. Aunque eso no me importaba cuando el cosquilleo de cada toque me llegaba a la columna en un escalofrío.

-Señor Hyung... ¿Qué pasó ayer?

Un suspiro se hizo presente, en algún momento haría la pregunta.... ¿No es cierto?

-NamJoon es un compañero de mi trabajo...bueno... de uno de ellos. -aclaré- Hace unos días me dijo que el PD de la compañía donde trabajo, había pedido que produjera mi propia música y...-tragué en seco incomodamente, era obvio que no quería revivir ese momento en el que me sentí tan inseguro. - Qui.quieren que sea un idol.-los ojos me fueron directos a muestras manos aún unidas, las suyas dando leves caricias sobre las mías. - Ni siquiera puedo salir de aquí...-suspiré nuevamente, esta vez haciendo fuerza sobre nuestro agarre. - No sé cómo pretenden que haga eso, n.no voy a poder, es demasiada presión. No...no estoy preparado física ni mentalmente para eso, Park. Menos aún si el muy imbécil aparece de repente en mi casa, con una persona que no conozco de nada, haciendo cosas que no prefiero saber, y...

Tras segundos de silencio, levanté la mirada hacia sus ojos, estos eran más cálidos de cerca de lo que recordaba.

Su mirada era comprensiva, sus labios levemente fruncidos y su vista fija en la mía tensaron hasta el último pelo en mi cuerpo.

-No creo que quieras decirme porque no puedes salir de aquí...¿Cierto?- no pude hacer más que soltar un susurro, apenas audible, un ligero «Lo siento» que hizo que nuestro cuerpos se juntaran en un leve abrazo, cosa que no duró mucho, pero si me sorprendió en un inicio. - Si no estás cómodo así, yo...

Sin contestar nada más, acerqué mi cuerpo al suyo, enterrado mi rostro en su cuello.

No creo que sean necesarias las palabras.

-No me molesta...

Pasamos un rato en esa posición, él repartiendo caricias por lo largo de mi espalda y yo respirando su aroma a fresas, incluso los párpados nos comenzaban a fallar nos a los dos.

-Park... - el nombrado me miró, rozando sus dedos en mis costados con cuidado de no hacerme ningún mal. - ¿No...no me veo bien con el cabello así? - su pequeña mano se dirigió a mi flequillo, apartándolo de mis ojos.

Su sonrisa apareció cuando mis mejillas comenzaron a arder como el puto infierno.

- Es estúpido...perdón. - susurré aquello notando como la temperatura subía hasta mis orejas. Eso me obligó a esconder nuevamente el rostro en la curvatura de su cuello, rozando en el proceso con mi pequeña nariz la longitud de su cuello.

-Hyung...no importa lo que te hagas, siempre te verás hermoso- con delicadeza me hizo salir de mi pequeño escondite, rompiendo el abrazo para acoger mis mejillas y acariciárlas con sumo cuidado. - Pero insisto...adoro tus ojos, no los escondas más.

Justo en mi punto débil, Park.

Una leve sonrisa apareció en mi rostro por su comentario, y aunque mis mejillas estaban tomando nuevamente ese definido color... ya no me importaba.

-Añadiré algo más a mi lista, amo tu sonrisa. - la misma se amplió hasta mostrar por completo mis encías, pero eso es algo que no dejé que el rubio viera.

Di un empujón a su cuerpo para distanciarlo del mio y tapé con mi mano parte de mi rostro completamente rojo.

-Ya es suficiente, Park.

Incluso la bola de pelo parece reírse de mi ahora.

-'Capítulo 39.Pequeñas manías.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora