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-¡Hyung! No te muevas tanto.

El mayor en el lugar trataba de hacer presión para no dejar caer al adolescente de dieciséis años, ese que trataba de alcanzar una llave en lo alto de un armario al que, por desgracia, ninguno alcanzaba.
La única manera de salir de aquel sitio era coger la llave y salir por la puerta después de casi dos horas de misterio.

-Min.minnie...no puedo más. - lloriqueó el mayor al sentir los zapatos del rubio sobre sus hombros clavarse con fuerza y sus piernas temblar.- Coge la llave y salgamos de aquí de una puta vez.

El menor hizo un puchero en desaprobación.

-No digas palabrotas, Min YoonGi. - el nombrado maldijo en voz baja, sin embargo, el menor pareció escucharlo- ¡Ey! Tampoco puedes maldecir. - al fin la llave fue acogida entre las manos del más bajo, lo que le permitió comenzar a bajar hasta poner sus pies en el suelo.- Si no quería venir podría haber traído a Tae, a él le encantan estas cosas. - dijo el menor en tono aborrecido, como si fuese una mala idea haber ido los dos juntos al juego.

-Solo vine a este estúpido scaperoom por ti, idiota.

De un momento a otro la puerta se abrió gracias a la llave que introdujo el pelinegro, quien miró por unos segundos al otro antes de suspirar.

-Sabes de sobra que no me gustan estas cosas...las odio. Pero lo hago por ti, bueno...-los felinos orbes rodaron al tiempo que un bufido escapó- al menos lo intento...

-YoonGi Hyung...despierta.

Mis ojos se comenzaron a abrir de forma lenta, cegado por la luz de la mañana.

-Papá se quiere despedir de ti antes de irse.

El señor Park...me agradaba, no tanto como lo hace su hijo, pero sin duda había aprendido junto a él lo que era tener un padre. Uno de verdad.

-Ya voy... - para mi sorpresa, mientras trataba de no volver a caer dormido, el pelirubio frente a mi dejó un casto beso en la comisura de mis labios.

Mis ojos se abrieron a los pocos segundos, aunque solo pude ver la espalda del menor salir por la puerta.

No mentiré, sonreí sintiendo un cosquilleo en mi pecho antes de notar mis mejillas calentarse como una cerilla.

En ese momento, toda la energía del mundo pareció llegar a mí, o eso me pareció al verme a mi mismo bajar las escaleras emocionado y a la vez triste por la marcha de mi Hyung.

-YoonGi, hijo.

Antes de poder decir palabra alguna abracé al hombre de mayor edad, quien correspondió el gesto al momento mientras reía a carcajada suelta.

-Le voy a echar de menos, señor Park. - no supe cuando, solo sé que el padre de mi vecino se encontraba dando leves caricias a mis hombros, demostrando todo el cariño que solo él podía.

-YoonGi, antes de que me vaya...quería decirte algo. -asentí, atento a lo que el mayor diría.

Sin duda, no me esperaba algo como eso.

-No te reprimas a ti mismo. -mi boca se abrió levemente, demostrando mi estado de shock- Di todo lo que tienes en tu cabeza y no dejes que se atasque nada en esa mente tan brillante que tienes.

Mi mirada bajó hasta mis manos, las cuales fueron acogidas por el de mayor edad.

-Y lo más importante...confía en los demás y no le tengas miedo al amor.

-Yo... - el mayor sonrió, mostrando un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha entre las pocas arrugas que se formaban al hacer aquel gesto.- ¿Realmente...te parece bien que yo...?

El mayor asintió sin borrar aquella sonrisa ni separar sus manos de las mías.

¿Realmente soy tan evidente?

-Un padre sabe esas cosas, y hijo, no deberías desaprovechar ni un maldito segundo ¿entiendes?

¿Que decir...? Aquella frase cambió mi forma de ver las cosas, más concretamente el tiempo, mi vida, lo que quedaba de ella.

Quizás debería romper el muro que había formado a mi alrededor. De todas formas cierta persona ya había saltado aquel muro...ya era demasiado tarde, de alguna manera.

Tras pensarlo por unos segundos asentí, convencido de que pasaría lo que tenía que pasar, lo que quería y estaba deseando que ocurriese.

-¿Sabes...? Lo haré, tienes razón.

-Tú siempre tienes razón, Yoonnie Hyung. - juro que casi me dio un infarto al escuchar la voz del pelirubio a mis espaldas. Se podría decir que hasta mi piel se había vuelto más pálida- Ugh, ¿te asusté?

Vaya pregunta...¿No era evidente?

-Casi..se me sale el corazón por la boca, idiota. - el menor puso una de sus manos en mi espalda mientras soltaba una dulce risa.- Pero...no importa, estoy bien.

-Sigue estándolo hasta que vuelva, ¿sí? - JiMin dejó un beso en mi sien, lo que erizó por completo mi cuerpo.

No tardaron mucho en despedirse, coger las maletas de la casa vecina y marcharse al aeropuerto...pero a mi me resultó demasiado lento, ya que en mi cabeza solo había una cosa y - desgraciadamente - no podía sacarlo de mi cabeza.

-No le tengas miedo al amor, Yoon.

-Pero, Hyung...si es tan bueno como dices, ¿por qué duele tanto?

Quizás perdería todas mis oportunidades...incluso podría verme alejado por tener diferentes gustos y acabar tal y como empecé.
No mentiré, tenía miedo.

Pero también tenía ganas de salir corriendo tras Park JiMin  para poder al fin romper aquella estúpida construcción.

-'Algún día...no seremos ni tú ni yo los que crucemos el puente.
Algún día dejará de importar de que lado estemos.

Claro que; tú y yo, éramos dos sujetos diferentes.'

-'Capítulo 156. Corazón en boca.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora