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-'Desperté en Tokio, se siente como un torso
Sé que es hora de irme...

Veo a Pinocho usando un poncho

Ese soy yo, hace un tiempo

¿Me echo de menos?
¿Echo de menos tu rostro?
No lo sé

La vida es una palabra que a veces no puedes decir
Y la ceniza es una cosa que algún día todos seremos
Cuando el mañana venga
¿Cuan diferente será?
¿Por qué el amor y el odio suenan igual para mi?

No puedo dormir
Nostálgico
Sólo quisiera
Permanecer a tu lado
Si pudiera elegir mi sueño
Sólo quisiera
Permanecer a tu lado'

Un bostezo salió de mis labios tras dejar el lápiz de lado.

Tan solo faltaba una.

Observé el reloj en el ordenador a mi costado, pronto oscurecería y saldría la luna de nuevo.

Quizás esté perdiendo el tiempo.

Nuevamente, un largo bostezo salió por mis labios sin mi permiso, no quería estar cansado, no quería que ese dolor estuviera presente en mi cabeza y párpados.
Me estiré sobre la silla y mis huesos crujieron con fuerza. Entonces me entretuve buscando algo que hacer con la mirada.

Podría tomar una ducha, quizás hacer algo de comer y después seguir con mi canción.

Tras ponerme en pie, cogí algo de ropa con la que poder cambiarme del armario, algo simple, unos vaqueros rotos y una camiseta de media manga, la cual casi me llega por las rodillas.

Tomé una ducha rápida y dejé que mi cabello se comenzará a secar con el aire del ambiente mientras me dirigía con pereza hacia la cocina.

-Buenas, Holly-el pequeño animal colocó sus patas hacia arriba, mostrando su estómago, buscando algo de afecto por mi parte. - A ti también te gusta que te acaricien en la barriga, ¿cierto? - me puse de cuclillas para acercar mi mano hasta su estómago, él comenzó a removerse para tener más contacto con mis dedos -No te aproveches de esto...pero, esta noche puedes dormir conmigo. - una lamida fue a parar a mi mano.

Realmente creo que me entiende...no sé si debería preocuparme.

De mis estúpidos pensamientos me sacó la tierna voz que hacía tiempo que no escuchaba.
Solo pude dejar una última caricia sobre la cabeza del animal, para desp levantarme del lugar y mirar hacia el frigorífico.

No creo que le importe verme comer, no sería la primera vez.

Tras coger unas cuantas fresas y un bote de helado de nata junto a una cuchara para el mismo, me dirigí a la puerta principal.

No hacia falta comprobarlo, ya sabía de quien se trataba.

Metí una de las fresas en mi boca y con el codo abrí la puerta frente a mi.

Una risa se escuchó de inmediato al abrirla por completo.

Adoro su risa.

-¿De qué te ríes, uh? - pregunté de mala forma por la fruta en mi boca.

-No, no es nada. - otra risa salió de sus labios, sus ojos parecían dos medias lunas que se ocultaban tras sus pequeñas pestañas- ¿Puedo pasar?

Asentí levemente mientras me apartaba para dejarle paso, metiendo otra de las fresas en mi boca.

¿Por qué demonios saben tan bien?

Comencé a subir los escalones para poder seguir con mi trabajo, pero él parecía seguirme, cosa que me ponía los pelos de punta.

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora