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La mañana es tranquila...de momento. La rutina hoy se ha vuelto a hacer presente, lo cierto es que no había sido consciente de su falta hasta que sonó la alarma con aquella pegadiza canción.

07:00 a.m - Levantar de la cama.
07:15 a.m - Preparar el desayuno y tomarlo.
07:30 a.m - Recoger el lugar y limpiar.
07:45 a.m - Tomar una ducha.
08:00 a.m - Comienzo del trabajo que realmente acabaré traspasando a otro momento del día por la llegada de un chico de rubias melenas.

Y ahí llegó, la persona que debía llamar vecino, con una gran sonrisa en su rostro, aunque aquel entonces parecía ansioso por los insistentes toques en la puerta.

-¡Hyung! - su voz me hizo sacar una suave mueca, y como no, con un suspiro agradable me acerqué a la puerta donde, con tranquilidad, abrí la dicha, esperando encontrarme con el menor.
Sin embargo, no estaba sólo.

Las gafas que se apoyaban en mi nariz parecieron temblar al compás de mi cuerpo.
Mis ojos, abiertos como platos se llenaron de pequeñas gotas que comenzaron a molestarme en todos los sentidos posibles.

-Buenos días, YoonGi Hyung. - dijeron cuatro de los presentes al compás, haciendo que ahora sea mi garganta la que duela al intentar decir alguna palabra para poder responder al saludo o cualquier especie de sonido para después poder huir.

-Buenas, Yoon. - saluda ahora el mayor de todos, con una leve sonrisa que deja en obviedad sus amplios labios.

Lo cierto es que todas las miradas enfocadas en mi derrochaban lastima, a la vez que cariño y algo de dolor. Era como si estuviesen viendo a su propia mascota degollada, algo...ahora que lo pienso, es algo siniestro.

-B.buenas...-me maldije por tartamudear, bajando la mirada, sin ser consciente de que el aire me comenzaba a faltar.

-Señor Hyung...verás...hoy es un día importante para mi y...me preguntaba si tú... - el grupo de amigos rió por su notable sonrojo. - ¿Podrías venir con nosotros hoy?

Mi labio fue aprisionado con fuerza hasta el punto de notar un sabor diferente salir de él.

-Y.yo...-bajé la mirada hasta mis manos, las cuales jugaban entre sí nerviosas, a pesar de intentar guardar la calma.-L.lo siento...no...no puedo.

-¡Pe.pero!- las palabras ahora parecieron atascarse en su garganta. - Está bien...no pasa nada, ya...ya nos vemos luego.

No hacia falta ser inteligente para saber identificar aquel dolor que brotaba por su mirada. Incluso para mí era obvio aquello.

-Park...lo siento-repetí, ahora enfocando mi vista solo en él, tratando de sonreír para suavizar el momento, sin embargo, algo parecido a una mueca salió por mis labios.
Sin saber como arreglar aquello, e ignorando la presencia del resto de personas, tomé su mano entre las mías, sintiendo el calor que desprende su cuerpo junto al mío  - tan frío-.
Lo cierto es que lo único que gané fueron miradas curiosas y bastante sorprendidas.

¿A quién mentir? Incluso me pareció extraño en ese momento. Aunque me preocupaba más la corriente eléctrica que recorrió todo mi cuerpo en cuanto nuestras pieles se rozaron entre sí.

El aire comenzó a faltarme nuevamente, por lo que solté la mano del rubio y rápidamente cerré la puerta ante mi.
Escuchando sus voces gritar por mi nombre, diciendo luego en susurros que no esperaban más de mi, junto comentarios que no entiendo.

-Lo siento, Jiminnie... - cubrí mis ojos con fuerza, tratando de secar las lágrimas que inconscientemente se habían comenzado a deslizar hasta el filo de mi barbilla.

Los minutos pasaron, sin embargo las lágrimas no abandonaban mis ojos, y realmente me dolía pensar que un día especial para el rubio, en el cual él quería mi presencia, pudiese arruinarse por mi estúpida enfermedad.

Caricias llegaron a mi mano en forma de consuelo, no hace falta decir que no era lo mismo que el calor que cierta persona me había dado, pero era algo.

De nuevo ese sentimiento de culpa.

Cuando quise darme cuenta, ya me encontraba escribiendo un mensaje a quien menos quería ver en ese momento.

-'¿Me harías un favor?' - mandé el mensaje inicial, esperando a que no conteste de forma lenta y tortuosa, como Kim solía hacer.

-'Depende, Min.'- contestó aquello a los pocos minutos, cosa que me alentó.

-'¿Podrías grabar a Park en su baile de hoy? Quisiera verle ganar el concurso'

-'Y tú cómo demonios sabes del concurso?'

-'Tan sólo responde.' - sentía las mejillas arder y no sabía el motivo, lo único que sé es sobre mi locura que aumenta al pensar en su nombre.

-'Cuenta con ello.'

La conversación se dió por terminada, dejándome nuevamente aquel vacío que creía que nada podía llenar.

Quisiera poder salir de este lugar sin que el pánico me inunde, me gustaría poder ser uno más, tener una vida normal, poder hacer amigos sin aquellos problemas con los que me había tocado convivir.

Poder respirar.

Sin embargo, eso es algo que no creo que suceda jamás.

Horas más tarde una notificación hizo que el teléfono sobre mí almohada comenzará a vibrar.
Al mismo tiempo que el video dió comienzo un coche se asomó por la ventana, avisando de una reciente llegada.

Sus pasos suaves mi incieron entrar en sueño, cada moviemiento deleitaba mi mirada, una de mis canciones marcaba el ritmo de fondo, y eso tan solo consiguió que mi pecho se llenará de un extraño calor.

Dejé de tener miedo.

Porque nunca había visto una cosa tan hermosa en una pequeña pantalla.

-¡YoonGi Hyung! - la tarde aún no había pasado, pero el sol empezó a esconderse, y esa dulce voz...me indicaba que un ángel ha llegado a mi puerta.

Con una sonrisa marcada por las encías, bajé a pasos rápidos las escaleras, abriendo la puerta de golpe y saltando sobre los brazos del menor frente a mi.

La vergüenza quedó en segundo plano.

-Lamento no haber podido ir...lo siento muchísimo, quería verte bailar y por idiota me lo he perdido...lo lament - mi boca fue cerrada por una mano más pequeña y rechoncha de lo que recordaba, mientras la otra se apoyaba en mi cadera para no dejarme caer, a pesar de tener mis piernas enredadas en su espalda con la mayor seguridad del mundo.

-NamJoon Hyung me lo contó, Yoonnie.- bajé de su cuerpo, a pesar de no querer hacerlo completamente, ahora era cuando el sonrojo se clavaba en mi cara por ser consciente de mis actos. - Ey, mírame. - mi barbilla fue levantada junto al resto de mi cabeza, uniendo las dos miradas tan distintas.Mis mejillas parecían ir a derretirse en cualquier instante. - No te preocupes por nada, ¿de acuerdo? Otro día será, y será el mejor día de nuestras vidas.

Un cálido beso fue a parar a mi frente y aquel cosquilleo volvió a pasar por todo mi cuerpo en forma de corriente.

-Estoy cansado...mañana volveré a pasear a Holly y a ver a mi querido Hyungie- una sonrisa se dibujó en su rostro, haciendo que una fina curva apareciese en el mio de forma automática. - Nos vemos, Yoonnie Hyung.

-'Capítulo 52.Danza.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora