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Mi sueño era pesado, pero no lo suficiente como para no notar la presencia de un cuerpo junto al mío.
En un inicio pensé que se trataba de Holly por todo el pelaje que tenía, fue por esa razón por la que abracé a la bola de pelo en mi pecho. Pasadas las horas comencé a dudar sobre lo que era realmente, y lo tuve totalmente claro cuando una rasposa lengua pasó por mi mejilla.

Mis ojos se abrieron de golpe, algo así como mis brazos se separaron de la bola de pelo a mi lado.
En un principio vi su blanco pelaje, pero no fue hasta que vi sus ojos que pude identificarlo como el gato que vivía junto a mi vecino.

-Suga, ¿qué haces aquí? - suspiré de forma pesada antes de sentarme en mi lugar- Deberías estar con JiMin en su casa... - tras decir eso me giré sobre mi cuerpo, solo para confirmar que su dueño no se encontraba en casa.

Las persianas estaban cerradas y no había luz en el lugar, fue por eso que supuse que no estaría... Lo que no tenía sentido era porqué su gato estaba en mi cama ahora.

No lo comprendí, pero de todas cuidé de él.

Esperaría a que el menor llegase de donde quisiera que estuviese y después preguntaría porqué su gato se encontraba sobre mi cama.

- Vale... - peiné mi cabello hacia atrás al verle estirado sobre las sábanas, con sus pequeños ojos hechos dos finas líneas y su cola moviéndose lentamente de lado a lado - ¿Tienes... hambre? Holly aún debe estar durmiendo.

Miré a uno de mis costados y, efectivamente, mi mascota aún no se había despertado. Para cuando volví a mirar al felino su cola había dejado de moverse, tan solo se escuchaban sus suaves ronroneos y mi respiración en el lugar.

- Nadie piensa despertarse aquí, ¿no? - silencio, eso fue todo lo que recibí. Suspiré nuevamente, todo antes de comenzar a dar leves caricias en el pelaje de Suga.

Pasados los segundos, el minino ronroneó de forma más fuerte al tiempo que se ponía patas arriba, mostrando su pequeño estómago.

Sonreí al verle así.

De alguna forma, me recordaba a mí, no solo por lo de la heterocromía en sus ojos. También lo hacía por los mimos que siempre recibía con agrado, por el silencio que arruinaba con sus ronroneos de placer y confianza, y... Bueno, puede que también me recordase a algo que alguien dijo una vez sobre mi.

-Pareces un gatito, Hyung.

En realidad no me molesta cuidar de ese pequeño. A fin de cuentas nos parecemos en demasiadas cosas.

- Min Holly, deja algo de agua para Suga, ¿sí? No puedes dejarle con sed.

Habían pasado horas y JiMin aún no regresaba, incluso empezaba a dudar de si había llegado a regresar el día anterior.

Comencé a preocuparme al notar como el cielo comenzaba a nublarse, lo hice mucho más al ver caer las primeras gotas de lluvia.
Cogí mi teléfono y marqué lo más rápido que pude al teléfono del pequeño bailarín.

Un tono, dos y hasta seis... Lo único que conseguí escuchar fue su voz con aquel contestador. En un inicio solo dejé llamadas perdidas, pero pasado el tiempo comencé a llenar su buzón.

-JiMin, soy yo, YoonGi Hyung. Esto... No sé donde estás, pero Suga ha aparecido en mi casa y yo... Le he dado de comer hace un rato. - rasqué mi nuca a pesar de saber que no podía verme - Llevo desde esta mañana~ No, desde ayer - me corregí a mí mismo - esperándote y aún no regresas. Estás... ¿Estás bien? - suspiré ampliamente, vaciando mis pulmones para después seguir hablando - Llámame cuando escuches esto, por favor, me estas preocupando y...

Miré a mi mano libre - ya que con la otra estaba sujetando el teléfono - y la llevé a mi boca para comenzar a morder mis uñas, lugar de donde salieron las palabras que tanto me había estado planteando.

-Tenemos que hablar, JiMinnie.

Corté lo que en un inicio era una llamada y dejé caer el teléfono sobre el colchón, el cual rebotó y cayó de cara al suelo.

Supongo que siempre tendré esta mala suerte.

-¿Donde diablos estás...?

-'Capítulo 175. Y si no te veo.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora