46

63 11 10
                                    

-Ey, YoonGi...despierta, grandullón.

Diferentes voces pronunciaron aquello por un largo rato, o al menos fue eso de lo único que fui consciente antes de abrir los ojos y volver a sentirme mínimamente vivo.

La cabeza me dolía a horrores, al igual que el cuerpo, el cual me ardía como si hubiese sido atropellado por un gran camión, en especial la espalda y cuello.

-¡Hyung, despertaste!

Y entre la calma y el dolor...
Todo se fue al infierno.

Un grito desgarrador se escuchó en la sala. Sorprendentemente salió desde lo más profundo de mi garganta, incluso llegó a ser doloroso.

Pero, en fin... ¿Cómo soportarlo si cuando despiertas te encuentras con una mirada fija en ti de alguien totalmente desconocido a tan solo unos centímetros del desastre que era yo en ese momento...?

-¡Yoon! - otra figura apareció en la sala, lo cierto es que estaba más preocupado en no sufrir un infarto que de verle el rostro y descubrir de quien se trataba. - ¡TaeHyung! ¿Qué dijimos de hacer eso, idiota?

Lo último que escuché fueron diferentes preguntas sobre mí paradero. Durante el descuido de aquellos dos salí como pude de debajo del chico que me había provocado todo aquello, y tras hacerlo corrí sin un rumbo fijo, tan solo quería huir lo más lejos posible.

Y de nuevo, encontré un magnífico escondite...lo lamento, el sarcasmo no es lo mío.

Como sea, de una forma u otra acabé metido en mi propia habitación, la cual estaría vacía si no fuese por mi presencia. La misma estaría en completo silencio de no ser por mis fuertes respiraciones e intentos de ahogar el llanto.

-¡Hyung, lo siento! - aquello lo gritó la misma voz que me hizo despertar de aquella manera tiempo atrás. Él parecía ser él mismo que trataba de abrir la puerta.
No hace falta decir que puse el pestillo al primer intento.-¡YoonGi Hyung, ábreme! - lágrimas de diferentes grosores resbalaban por mis mejillas, a pesar de ser limpiadas con rapidez me resultaba inútil, ya que, poco después acababan empapadas de nuevo. - YoonGi Hyung...lo lamento, por favor abra la puerta.

Traté de reunir el valor para no tartamudear y.. - V.vete.- Mierda.

Sin poder aguantar más la presión de mi pecho, me hice una pequeña bola en la esquina de la habitación, abrazado a mis propias piernas, nuevamente, buscando consuelo en la nada.

-Min YoonGi, sal de ahí - esta vez la voz era la de mi compañero Kim. Él, por desgracia, no era la primera vez que tenía que vivir esa situación junto a mi.

A veces temo porque derribe la puerta...realmente podría hacerlo.

-NamJoonnie, amenazando no ganas nada, cariño. - aquella voz solo me pudo recordar al mayor de los Kim, al mismo chico que encontré en mi departamento con NamJoon, el mismo que vi el día anterior y el mismo que amenazaba con romper la puerta en esos momentos.- Yoon...sal de ahí, te necesito, te necesitamos aquí fuera.

-No te va a hacer caso, Jin Hyung. - nuevamente aquel desconocido.

¿Acaso no tienen sus propias casas?

La incómoda situación se convirtió en un disputa, aquellas tres voces resonaban con fuerza por el pasillo, o al menos hasta que una más calmada - aunque preocupada y angelical voz - apareció.

-¿Donde está YoonGi?

Mi mirada se levantó a duras penas hacia la aún cerrada puerta, supongo que porque ansiaba escuchar esa voz desde que abrí los ojos.
Aunque no me guste admitirlo, es la única persona con la que no me importa pasar las horas, la única con la que puedo sentirme bien a pesar de que se me caiga el mundo encima.

-Lleva ahí dentro desde que despertó, Tae estaba sobre él y salió corriendo, nunca le había visto correr tan rápido.

Suaves toques se escucharon sobre la madera. Eran totalmente diferentes a los anteriores, todos habían sido fuertes, explosivos y escandalosos, con el único propósito de obligarme a abandonar el lugar. Sin embargo, aquella llamada sólo me ayudó a levantarme del lugar y caminar con cuidado hasta la división, aún secando las lágrimas sobrantes, con una respiración más calmada de lo que hace unos segundos era.

-No lo intentes, Jiminnie, es impo...

El silencio se hizo cuando el pestillo fue liberado.

-Yoonnie...

De a poco abrí la puerta, y ante la atenta mirada de aquellas personas, encontré refugio en los pequeños brazos de mi ángel caído.

-Todo estará bien...tranquilo.

Las miradas de aquellos chicos parecían atravesarnos, incluso podría afirmar que se hicieron más fuertes y profundas cuando escondí mi rostro en su cuello.

Sus pequeñas manos se paseaban por mi cabello como siempre hacia cada vez que se posaban sobre mi, como si fuese porcelana, frágil...fácil de dañar.

-Hyung...¿Recuerdas cuando te hablé de mis amigos? - no pude más que asentir sobre su cuello, rozando mi nariz con su suave piel, aún con su aroma tan cercano y dulce pegado a mi...tanto que podía asegurar que podría dormirme en cualquier momento en aquel lugar - ¿Te importaría si se quedan por un rato? - en aquel momento me alejé de mí cómodo escondite, sin romper el abrazo, para mirarle a los ojos por algunos segundos, seguido de analizar a la persona que podía considerar amigo de mi vecino, así como el tal SeokJin y el aborrecido de NamJoon.

-Park... - un puchero se coló por mis labios, obviamente me incomodaba toda esa atención, nadie les dió permiso para entrar a mi hogar, y que yo sepa sólo una persona puede hacerlo sin perturbar mi penosa vida.

Varios suspiros se escucharon en la sala, y yo, bueno, solo pude morder mi labio tratando de apartar los nervios y la ansiedad.

-Mañana nos vemos chicos, ¿si? Hacedme el favor...

Los tres presentes parecieron asentir, y tras despedirse del rubio frente a mi y marcharse a saber donde, una sonrisa salió de los  gruesos labios de Park.

-¿Tienes hambre, Hyung ?

Con algo de pena me dispuse a asentir, pero mi estómago se adelantó, sonando con brusquedad y haciéndome sonrojar.
Es como si supieran que hablan de él...¿será maldito?

La risa del más rubio apareció y no pude evitar avergonzarme más de lo que ya lo estaba, si era posible, claro.

-O.oye, n.no te burles, mocoso.

No me agrada escuchar como alguien se burla de mí, menos aún si mis mejillas se calientan de esta forma tan desagradable.
Pero...puede que no me moleste escuchar tu risa, Park.

-'Capítulo 46.Hambre.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora