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El techo es entretenido a veces...tan solo a veces.

En aquellos momentos en los que, como un niño pequeño, esa parte de tu hogar te hace perder el tiempo tontamente, esos momentos eran en los que había una tormenta en mi cabeza...

Solté un largo suspiro, me sentía asfixiado por algún motivo, sin embargo, en este tiempo de meditación entre el techo y yo, no pude ver respuesta alguna hacia ninguna de mis dudas.

-¡Gané! - aquella voz me hizo salir de todo pensamiento.

Con cuidado me acerqué a la ventana de la gran y solitaria sala a la que doy nombre de dormitorio.

Tras la ventana habían diferentes personas, algunas dando saltos, mientras que otras tantas parecían frustradas, en plena discusión por lo que parecía un juego de mesa.
Ninguna expresión se hizo presente en mi cuerpo al caer en el lugar de encuentro de aquellas personas.

Era la casa de Park.

Aquellas personas, cullo nombre no recuerdo, se encontraban disfrutando de la tarde con el más bajo del grupo, con aquel chico rubio de amplia sonrisa...

Dí un largo suspiro antes de apoyarme en el marco de la ventana que daba perfectas vistas a esa pequeña casa frente a la mía. Pasaron horas y yo aún observaba al grupo de amigos, sin ser realmente consciente de su conversación, tan sólo de sus movimientos y expresiones llenas de vida.

La bola de pelo saltó sobre mí estómago sin previo aviso, haciéndome soltar un quejido en respuesta.

-Estúpida bola de pelo-gruñí aquello entre dientes cuando la misma bola de pelos comenzó a lamerme la cara de forma cariñosa. - Yah, Holly, basta. - juro que traté de retener la risa que me provocaba su tacto sobre la piel que, aunque asqueroso, dejaba un cosquilleo agradable.

-Estúpida bola de...

Nuevamente aquellas miradas.

Mi vista trató de distraerse de las mismas viajando por la habitación, ahora que el pequeño perro en mi regazo había dejado de hacer aquellos gestos.

-Holly, ¿quieres qué te toque algo?

La cola del animal se movió con rapidez, dándome a entender su respuesta positiva.

-Creo que eres más inteligente de lo que creía...increíble. Reí de forma cortante ante mi estupidez, que en cierto modo, era cierta.

Cumpliendo mi propósito me levanté del lugar, sin dejar más que en mis brazos a la pequeña alimaña hiperactiva.

-Está bien... - traté de sentar al pequeño sobre mis piernas - cosa que realmente no fue tan difícil- frente al gran piano de color marrón y teclas gastadas.

Algunas teclas fueron pulsada torpemente por el canino amigo a la par que mis dedos lo hacían con fluidez en forma de un perfecto desastre.

-Eres un animal con arte. - reí levemente a la vez que acariciaba su pequeña cabeza, no pudiendo evitarlo al verle de aquella manera tan tierna e inocente.

A veces, me pregunto que sería de mí vida si no tuviese a mi pequeña mascota...
A veces me pregunto cuánto tiempo tardará el techo en dejar de ser entretenido para la vista.

Es posible que me pregunte porqué me siento tan bien cuando estoy con él...y sí, bueno...con Holly también.

-'Capítulo 50. Techo.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora