75

58 10 4
                                    

El día anterior fue volviéndose más borroso cuando las horas comenzaron a pasar.

-Hyung, sigues temblando.

La cabeza me pedía no sufrir más por ningún movimiento, ya que, al más mínimo, el mundo comenzaba a darme vueltas, las nauseas llegaban a mi cuerpo y un nudo se formaba en mi garganta.
Por todo esto, el temblar de frío era mi mayor enemigo, mis ojos no conseguían enfocar nada de mi alrededor, ni si quiera el rostro de Park frente a mi.
Tan solo podía notar sus caricias recorrer mi cuerpo.

-¿Tienes mucho frío? - su cálida voz me hizo reaccionar al fin.

En aquél entonces me abrazaba a mi mismo, acurrucado, en busca de calor y algo de consuelo, por lo que solo pude asentir levemente, tratando de no caer nuevamente en mareo.

El menor mordió su labio inferior, seguramente no sabría que hacer y, sinceramente, yo tampoco lo sabía.

De un momento a otro, sus brazos rodearon mi espalda, ayudándome a levantarme del pequeño rincón donde me encontraba. Mis piernas fallaron en el intento de mantenerme en pie por mi mismo.

Tuve miedo de caer...

Sin embargo, de nuevo, sus brazos amortiguaron el golpe y evitaron mi caída.

-Venga...necesito tan solo un segundo, Hyung- la vista comenzó a hacerse borrosa, en cualquier momento caería rendido, era consciente de ello.

-N.no puedo-el nudo volvió a mi garganta y fue ahí cuando clavé mis uñas en su espalda. Otra oleada de dolor había llegado a mi cabeza, sacándome un adolorido quejido.

-Ey...ya está- sus manos se pasearon por mi espalda de forma cariñosa, como si estuviese hecho de porcelana. - Levanta los brazos...-le miré confuso durante un corto tiempo, si pensaba que me volvería a meter en aquella bañera del diablo, estaba muy equivocado.

Me negué rotundamente, no, no pasaría por eso otra vez.

-Venga, Hyung, no seas idiota. - el sonrojo llegó a mis mejillas.
El tono que había usado me resultaba extraño, algo se movía en mi interior cada vez que su voz cambiaba de hablar al aire a susurrar en mi oído...
Aún con mis mejillas ardientes, levanté los brazos como pude, y él, con máximo cuidado, comenzó a subir mi camisa hasta quitarla por completo, tirándole después en cualquier esquina de la habitación.

Poco después, me sentó en la gran cama, tiritando por el frío que me obligaba a abrazar mi desnudo torso.

La sorpresa llegó cuando él también quitó su camisa, dejando ver su buen abdomen.

Hablando desde la sinceridad...comencé a sentirme inferior a su lado.

Bajé la mirada nervioso y ciertamente apenado, fue entonces cuando, ví como se acercaba a mi con una enorme sudadera en sus manos.

-Levántate. - nuevamente me obligó a levantarme del lugar y de nuevo mis piernas fallaron, tendiendo esta vez que sujetarme en sus hombros ahora desnudos. - No te asustes, Yoonnie Hyung... - volvió a usar ese tono, ese que me hace perder la cabeza por completo...

Asentí levemente, al menos antes de colapsar por sus actos.
Jimin había puesto la sudadera sobre ambos, de igual forma que hace unos días nos tapaba por un simple capricho, esta vez fue por su culpa.

-Agárrate-con sumo cuidado me elevó, hasta que pude rodear su cintura con mis piernas y esconder mi cabeza en la curvatura de su cuello.

De esta forma, fuimos avanzando hasta la cama nuevamente, donde se dejó caer, conmigo sobre él. Solo que ahora completamente sonrojado y con la vergüenza a más no poder.

Sin embargo, ya no temblaba, el frío ya no era apenas perceptible, y si lo era, no le daba importancia.
Estaba más concentrado en el contacto de nuestras pieles.

-Hablaré con los chicos, ¿te importa que vengan aquí?

Negué levemente, lo cierto es que todo me daba igual.

Con una sonrisa en esos labios tan esponjosos, Park se acomodó sobre el colchón, haciendo que yo hiciera lo mismo, quedando así mi rostro contra su cuello directamente, mis manos apoyadas en su pecho y el resto enredado en su cuerpo.

Por si no fuese suficiente, bajo la sudadera, el rubio comenzó a repartir caricias por mis costados, en mis brazos, por el recorrido de mi espalda, cuello, cabello, y finalmente en mis mejillas.

Lo último que escuché fue su voz, en aquel tono que tanto adoro, susurrando un "buenas noches" acompañado de un leve contacto de aquellos esponjosos labios contra mi cabello.

- 'Capitulo 75. Mi puta utopía...'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora