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El molesto e insistente ruido del timbre sonando paró en la tarde de ayer, al parecer los periodistas se habían rendido rápidamente.
Era obvio que nadie esperaría tanto por mí.

Ahora me encontraba durmiendo gustosamente, me encontraba...claro, porque los estruendosos ladridos de un perro me sacaron de mis sueños.

-Holly, cállate... - susurré aún somnoliento, tratando de no salir de los brazos de Morfeo.

Pero los ladridos continuaban.

- ¡Estúpida bola de pelo! - dije estrujando una almohada sobre mi rostro, tratando de cesar el ruido.

Claramente solo lo hice hasta, bueno...hasta que que el estúpido era yo.

-¿Ho...Holly?

Di un gran salto en la cama. No serían más de las cinco de la mañana, mi cabello seguramente está desordenado y mi pijama color negro con el rostro de kumamon estaba en completo descontrol, como si hubiese pasado un terremoto y tan sólo me afectase a mi. De igual forma, mis labios y párpados están levemente inflamados por haberme despertado tan recientemente.

Casi me precipité un par de veces en el intento de llegar a la puerta mientras bajaba las escaleras, pero finalmente lo logré.
Sin siquiera pensarlo una vez, abrí la puerta de un golpe, encontrándome con mi pequeña bola de pelo, pero no se encontraba sola...

Mi leve sonrisa se desvaneció al ver a aquel que hacía dos días que no veía, cayendo en cuanta de mi gran error...
Mi mascarilla no estaba en mi rostro, dejándo completamente al descubierto cada facción, haciéndome caer en un shock en el que tardé en salir.

-YoonGi... ¿T-te he despertado? - preguntó el menor, con total normalidad, tanto que me asustó. ¿Por qué el no lo está? - Esto...¿YoonGi?

Parpadeé un par de veces antes de llevar mi mano al rostro y asentir, tratando de no ser visto.

-Ey... - Un suave tacto hizo que mi piel se tensase, teniendo que morder mi labio inferior al notar como la mano era retirada con cuidado y una corriente eléctrica comenzaba a recorrer mi espalda- No te tapes...

Traté de formular alguna palabra, abrí y cerré la boca repetidas veces mientras el rubio me entregó a mi antes perdido perro.

¿A quién mentir? Se me escapó una pequeña sonrisa.

-Yo...-tragué en seco antes de desviar la mirada, obviamente avergonzado- Gracias. Pero, ¿cómo...?

-Oh, claro. - me interrumpió, no tuve más que agradecerle una y otra vez mentalmente, claramente- Verás- una pequeña risa salió de sus labios, aparentaba estar nervioso. Ambos lo estábamos...-Creo que será mejor que te lo cuente en otro momento...es tarde, y se te ve cansado, ¿te...te parece bien si esta tarde me invitas a un café, un té o...? ¡Si no te molesta, claro!

Levanté la mirada con un millón de dudas y unas fuertes contracciones en el pecho que me hicieron sobresaltar incluso a mi mismo.

Nuestras miradas se encontraron, haciendo que ambos sintiéramos como nuestras mejillas comenzaban a arder de una forma agradable.

Suspiré antes de pensar con exactitud mi respuesta, si le contestaba lo haría bien...
Terminé por asentir nuevamente, mientras acariciaba las orejas de la pequeña bola de pelo en mis brazos. Escuché un pequeño grito de emoción por parte del otro, quien rápidamente tapó su boca, haciéndo que la sangre corra más rápido hacia sus regordetas mejillas.

-¡G-gracias! ¡Gracias, señor Min! - dijo aquellas palabras entre reverencias, las más nobles que jamás me habían ofrecido.

-No las des, Park. Soy yo quien debería agradecerte... - hasta yo me sorprendí de no haberme atascado con las palabras ni una sola vez en la no tan larga oración.

Esto es nuevo...

-Si es así...nos veremos esta tarde, señor Min.

Tras unas cuantas reverencias más por su parte, cerré la puerta, soltando un sonoro suspiro. Callendo en la cuanta de que el pequeño animal se había dormido entre mis brazos, haciéndome sonreír levemente por su ternura.

Pasadas al rededor de dos horas me acerqué a la puerta nuevamente, esperando a que el pequeño llegase, esta vez a la hora prevista, mientras tanto continué pasando mis dedos con cuidado por el pelaje de mi pequeña mascota.

Como era de espera el timbre sonó a las 7:57, a esa hora fue cuando Holly comenzó a abrir sus pequeños ojos, obligándome a chistarle con cariño y acariciar su punto débil tras las orejas para que sus ojos volviesen a cerrarse.

-¡Soy yo, otra vez! - gritó con entusiasmo, a pesar de saber que nadie contestará.

Al menos, no ahora.

-"Nunca había dicho 'te amo',
pero si fuera por tí,
vaciaría hasta la última palabra en el diccionario;
cualquiera,
siempre que sea sinónimo de amor,
absolutamente todas...
llevaría tu nombre en contraportada."

Una pequeña sonrisa apareció en la comisura de mis labios cuando su voz recitó los últimos versos.

-"Para tí,
mi vida, mi cielo, mi sudor y lágrimas."

Pasadas las horas, me encontraba frente aquel pequeño, no tan pequeño frente a mi en la mesa del comedor, en mi hogar.
Esta vez unas gafas adornan mi no demasiado arreglado flequillo, junto a un tapabocas color oscuro que tapa básicamente  el resto que quedaba de mi rostro cubierto, parte de mi rostro, al igual que el pelo que cae de mi frente.

-Señor Min-dijo el menor con su delicado tono aún más débil, como si estuviese nervioso, tratando de calmarse removiendo su te sin parar.

-Puedes llamarme Hyung, Park. - solté aquello sin más, notando como su cuerpo se destensaba al poder dirigirle yo la primera palabra.

-Está bien -dijo él, ahora con más emoción- Entonces usted puede llamarme Jimin, Hyung.

-No me hables como usted, Park. - mi tono burlón hizo que un puchero adornara sus rosados labios.

Lindo.

- ¿Qué era lo que querías preguntar?

Su rostro cambió rápidamente, haciéndome sentir una especie de vuelco en el estómago.

-¿Por qué lleva ese tapabocas, seño...? ¡Digo! YoonGi Hyung. - el menor se corrigió, haciéndome rodar los ojos.- Esta madrugada...no lo llevabas. - sus mejillas volvieron a coger ese agradable color mientras desviaba la mirada. - Se veía realmente bien...

-Park...-ignorándolo todo, hice como si fuese de lo más normal para mi, cosa que realmente era así- Aún no me has explicado cómo encontraste a este pequeño. - me referí a la bola de pelo, y sí, se que es algo brusco cambiar de tema tan radicalmente, pero no me quedaba otra salida.

Pasaron las horas y...realmente fue como si la hora de mi vecino en el horario se alargará.

Quizás podría acostumbrarme a eso, ¿no?

-'Capítulo 21. Costumbres.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora