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-Minnie, ¿ves estas cajas? - el rubio asintió mientras miraba las cajas vacías de la mudanza que aún se encontraban haciendo. - Quiero que cojas una a una estas cajas - dijo el pelinegro aquello, poniendo una de ella entre ambos, lo que desconcertó al otro- y las apiles, quiero que cada una sea cada cosa que guardarías en ellas si pudieses.

El menor miró durante unos minutos a la caja en sus manos sin llegar a estar demasiado seguro de si hacer lo que el mayor le pedía o no. Sin embargo, la voz del otro susurrando le en apoyo un "confía en mí" le hizo entrar en razón.

-Esta caja...guardaría el día en el que nos conocimos, Hyung. - el otro sonrió tímidamente, poniendo otra caja vacía sobre la anterior- En esta metería el odio de las personas por lo que somos, la cerraría con celo y la enviaría muy lejos de aquí.

Las cajas de la mudanza fueron apilándose una a una, formando un muro entre ambos chicos, los cuales sólo podían verse por los pequeños huecos.

-En esta guardaría mis complejos y mi obsesión porque todos piensen bien de mi. En esta... guardaría toda la tristeza que dejó mi padre cuando nos dijeron que estaba enfermo y... - tuvo de dejar de decir palabras al verse completamente separado de su mayor, quien se encontraba al otro lado, esperando para poder hablar con tranquilidad.

-¿Ves este muro que has hecho entre nosotros? - el menor dió un asentimiento, totalmente impresionado por la construcción que sin darse cuenta había formado. - Esto es lo que te separa de la realidad, Minnie. Esto es lo que te separa del mundo y solo tú lo impones, sólo tú puedes destruirlo.

El mayor pasó su delgado brazo entre los pequeños huecos hasta llegar a sacar su mano al otro lado.

-¿Quieres destruir este muro...?-la mano más grande fue tomada con cuidado, pero el agarre se fue haciendo más fuerte a la vez que los segundos pasados.-¿Quieres ver lo que hay al otro lado y que los demás vean lo que hay en tí? Porque estás a un paso de destruir este muro que te separa del mundo, es cosa de segundos en lo que puedes acabar con tanto dolor...

No hubieron más palabras, simplemente dió un paso al frente, firme, seguro de su mismo. Fue así como las cajas comenzaron a caer sobre ellos mientras juntaban sus cuerpos como si solo fuesen uno en un cálido roce de sus labios.

Abrí mis ojos lentamente al tiempo que mis labios eran apretados con fuerza, estaba cansado aún, pero debía despertarme y hacer cosas productivas...

Tenía a alguien sobre mi...mejor dicho, tenía a mi menor sobre mí, sobando mi cuello entre sueños poco apropiados...

-Ji.jiMin...¿Qué haces? - traté de alejarle, pero incluso dormido tenía mucha más fuerza que yo, por no decir que los suspiros que dejaba en mi cuello estaba comenzando a agobiarme.

Puse mis manos en su pecho en el intento de separarle, pero incluso eso su pequeña mente pareció interpretarlo de mala manera... ¿Cómo lo supe? Fácil, él tenía parte de su cuerpo sobre mí, sus manos acariciaban inconscientemente la piel de mi cuello. Y sobre todo, lo supe cuando su mano se arrastró desde mi cuerpo hasta mi pantalón, cosa que me alarmó de sobremanera.

-¡Déjame! ¡No me toques!

-Basta...JiMin, pa.para...

-Porfavor...basta, no puedo más, qui.quiero volver a casa...

-¡Mierda, despiértate, imbécil!

De alguna forma él despertó perezosamente, o al menos fue así hasta que vio lo que entre sueños hacía y se separó de mí. Miró su mano por unos momentos, pero cuando levantó la mirada y me vio directamente...entonces fue cuando comprendió lo que pasaba. Su rostro pasó de uno confuso a uno mucho más preocupado en cosa de segundos.

Parecía sentirse culpable...

-Lo siento...lo siento, YoonGi, lo siento muchísimo, yo no... - trató de acercarse a mi, pero tan rápido como lo intentó yo me encogí en mi sitio, abrazándome a mi mismo como única defensa No llores...por favor, esa no era mi intención, lo lamento mucho.

-Vete... - mi voz sonó rota, tanto como lo estaba yo por dentro.

-YoonGi...yo no...

-¡Que te vayas, joder!

Discutimos...lo hicimos durante poco tiempo porque JiMin - al verme llorar mientras le gritaba que se marchara - pareció comprenderme; comprendió que no sólo me había molestado, había tenido miedo...mucho miedo, incluso si sabía que sólo era él.
Él se marchó pronto, no lo hizo sin antes suspirar y disculparse de nuevo, solo que esta vez de forma mucho más dolorosa para mí.

-Lo siento...lo siento, Hyung. Espero que me puedas perdonar...

¿Sería capaz?

-'Capítulo 159. Perdóname.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora