34

67 14 9
                                    

La noche ha pasado demasiado lenta, o al menos eso creo ahora que el insomnio puede conmigo, aunque es cierto que... ¿cómo no hacerlo después de la "gran noticia"?

El tiempo pasó lentamente hasta que las ocho de la mañana llegaron, y recordando la llegada de un pequeño rubio de sonrojadas mejillas, me levanté a paso lento, bajando las escaleras mientras refregaba mis ojos cansado, tratando de apartar el sueño.

Holly se encontraba olisqueando la puerta cuando el timbre al fin sonó, seguramente la boca de mi vecino no dio de sí cuando abrí la puerta nada más hacer presencia.

-¡Hyung! - una gran sonrisa apareció en su rostro, convirtiendo sus ojos en dos medias lunas.- No esperaba que fueses a abrir... - el silencio se hizo durante unos minutos, sinceramente no sabía porqué hice eso, tan solo reaccioné, no lo pensé ni por un segundo.

¿Qué es lo que me pasa?

- Esto... ¿señor Hyung? - su chillona voz me sacó del trance en el que me encontraba, no hice más que llevar mi mirada parcialmente cubierta hacia la suya. - ¿Puedo pasar?

Di un leve asentimiento, sin decir aún palabra. Al igual que desde el día anterior, una sola cuestión está en mi mente, llegando a ser desesperante.

-Hyung, te ves mal, ¿ha pasado algo? - tras entrar en el interior de mi hogar, Park cerró la puerta.

-No...no es nada. -una mueca apareció en mi rostro, preocupando al menor notablemente.- Enserio, tan...tan solo es que n.no he dormido.- me maldije en mis adentros por el tartamudeo, pero simplemente eran demasiadas palabras seguidas para mi.

- Debería descansar, señor Hyung... - el menor acogió al pequeño animal entre sus brazos de repente, al parecer la bola de pelo estaba dando saltos a su alrededor- ¡Hola, Holly! ¿Quién es el más lindo del mundo? ¡Oh! ¿YoonGi Hyung? Sí, yo también lo creo.

Un leve carmesí se infiltró en mis mejillas.

-Eres igual que tu papá, Holly, ¿lo sabías? - la bola de pelo se restregó contra su pecho, pidiendo caricias del rubio, aquellas que yo pocas veces le proporcionaba.-Pero tú te dejas mimar, no como cierto gruñón.

¿De dónde saca la confianza este mocoso?

-Park, no mimes tanto a esa bola de pelo...

Una juguetona mirada me hizo sonrojar nuevamente, sin saber porqué, aunque tengo claro que no fue nada comparado al resultado tras sus palabras.

-¿Celoso, señor Hyung?

Rodé los ojos divertido y, para admitirlo, sonrojado. Demasiados sentimientos se acumulaban en mi pecho al mismo tiempo, mi corazón no deja de latir, era molesto. Simplemente molesto.

-No digas chorradas. - traté de ignorar su comentario, sentándome en el gran sofá de la sala mientras despeinaba un poco mi cabello frustrado, mala idea.

Un nuevo peso se hizo presente en el lado opuesto del sofá, fue entonces cuando nuestras miradas se volvieron a conectar y una sonrisa apareció en su rostro.

-¿Por qué sonríes tanto?-pregunté eso sintiendo su mirada como la de un cazador sobre su presa.
Tengo que admitir que a veces me sentía pequeño a su lado.

-Me gustan tus ojos, ¿te lo había dicho?

Sí hubiese un tutorial de como hacer que me diese un infarto...sin duda sería así.

Rápidamente tapé mi rostro, especialmente mis ojos, tan solo quería huir de ahí, escapar y despertar de esta pesadilla.
Y como mi mente gana a la consciencia, me levanté del lugar rápidamente, con la esparanza de poder correr y desaparecer. Sin embargo un agarre se hizo presente en mi brazo al empezar a subir los escalones, uno que me hizo caer sobre unos fuertes brazos, con parte del rostro apoyado en un pecho ageno.

-¿Por qué huyes, Hyung? - las caricias no se hicieron de esperar en mi espalda, sin embargo, no podía reaccionar ante todo esto.

Por una parte, quería salir corriendo y dejarle allí tirado, pero...

El aroma se me hizo de repente demasiado agradable y no me detuve al hundirme más en la corbatura de su cuello, tan solo para sentir aquel aroma más cercano a mi.
Rodeé suavemente su cuerpo de igual forma con mis brazos inconscientemente, quizás es porque él lo hizo antes conmigo.

No recuerdo haber abrazado a nadie antes, no así, pero esta sensación es tan cálida que no sé si podría dejarla de lado, no sé si podría decirle que se alejara ni un solo centímetro.

-¿Por...por qué no me tienes miedo?

-¿Cómo tener miedo de un ángel tan lindo?

-'Capítulo 34. Lindos ojos.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora