170

43 7 0
                                    

-¡Holly, en la alfombra no!

Grité de forma tan desesperada como desesperado me sentía yo.

Por alguna razón, en la noche anterior, Park me dijo que debía irse por una especie de trabajo que debía hacer junto a Jin y NamJoon.
Fue a las dos y veintitrés de la mañana cuando el menor se marchó, y fue a esa misma hora en la que mis problemas aparecieron.

Al parecer no quedaba comida en mi frigorífico, así como no quedaba absolutamente nada de comida para mi mascota. El agua caliente se negaba a salir y gran parte de mi ropa estaba sucia, por lo que ni siquiera pude cambiar mi pijama con estampado de Kumamon por un pantalón y una camisa medianamente decentes.

Por si fuese poco, nadie cogía mis llamadas y ¿cómo no? Ni el Wi-Fi ni mis datos móviles funcionaban como debían. Y fue por esto mismo por lo que Holly no pudo salir a hacer sus necesidades como ya era costumbre, y... Al parecer, pensó que sería una buena idea satisfacer sus necesidades en mi salón.

-Agh, mierda, suena a cliché todo esto... ¡Min Holly alias Bola de Pelo! - mi tono de voz sonó desesperado en un principio, sin embargo comencé a desesperarme al ver como la pequeña alimaña levantaba su pata, como si realmente estuviera intentando que mi día fuera a peor.

Sin tener mucho más tiempo de reacción, cogí al pequeño entre mis manos y corrí hacia la puerta principal, dejándola abierta para poder entrar después.

Dejé que la bola de pelo hiciera sus necesidades y suspiré, no sin antes sobar mi cara con demasiado cansancio en mi sistema.

-Vamos Holly, hace demasiado calor aquí fuera...

Mis palabras se fueron arrastrando, o al menos lo hicieron hasta que finalmente caí en mi tremendo error.

Había salido de casa.

Mi vista se comenzó a nublar al verme a mi mismo en la mitad de mi patio delantero, el mismo que sin poder evitarlo se convirtió en una sala bastante más oscura, una pequeña y maloliente, donde apenas podía mantenerme en pie.

-Vamos a limpiarte para nuestros invitados, Yoon.

A la sala entraron dos figuras masculinas, una mucha más grande que la mía, y otra de una proporción parecida.

-No... Por favor. - Mis piernas comenzaron a flaquear, y fue por eso mismo por lo que comencé a tener un miedo real.

-No... Ho.Hollly, vamos a casa, a.ahora.

-Sabes que por mucho que ruegues pasará los mismo que lleva pasando desde que llegaste aquí...

Mi mentón fue elevado, y aunque no pude descifrar a quien pertenecía aquel rostro, noté como mi respiración comenzaba a fallar, siendo ya difícil mantenerme consciente.

-Si te gusta un hombre y ya hiciste esto con él ... ¿Por qué no iba a ser lo mismo con unos cuantos desconocidos ?

-Basta...-cerré mis ojos durante unos segundos, y simplemente me concetré en respirar y en volver en mi mismo. Cosa que acabé consiguiendo.

Como pude cogí a mi bola de pelo y corrí en dirección a mi hogar, lugar en el que cerré finalmente la puerta tras de mí, justo antes dejarme resbalar en la misma hasta llegar al suelo, tratando de recuperar el aire que por unos segundos no había entrado en mi sistema.

Con algo de desespero cogí mi teléfono, marcando al último número en la lista de llamadas.
Puse el aparato en mi oreja, escuchando como aquellos pitidos se hacían presentes uno tras otro, llegando a ser desesperante.

-Cógelo... Porfavor.

Mi labio inferior dolía, las piernas me fallaban y la persona frente a mi no ayudaba demasiado en poder obtener algo de cordura.

-Que pena que tu Minnie no esté aquí... - el tono sarcástico del hombre frente a mi era muy palpable, así como lo era el miedo a mi. - Seguro que ni siquiera se acuerda de tu existencia, en fin, a nadie le importa.

-¿YoonGi?

Mis ojos se abrieron de golpe al escuchar su voz, y es que no me había dado cuenta de cuando los había cerrado, mucho menos de cuando me había vuelto una pequeña bola de temblores en el suelo.

- JiMinnie... - traté de regular mi agitada respiración, pero es que aquellas voces seguían atormentándome, e incluso me daba miedo hablar, porque tras ello su volumen aumentaba, y lo que en un inicio eran susurros siempre acaban siendo fuertes gritos.

-Abre la puerta. - el que se escuchaba agitado esta vez fue él, y no me extrañó para nada, ya que cuando dijo aquello, su voz ya no sonaba solo a través de la línea. Mi teoría fue confirmada al levantarme yo torpemente a abrir la puerta, tras lo que casi vuelvo a caer por la acogida de Park.

Él me estaba abrazando, y lo hacía tan fuerte, con tanto desespero que no pude evitar empezar a notar mi labio inferior temblar, mala señal para cualquier situación.

Y esta no sería la excepción.

-Pensé que tú estabas... - no me aguanté más, simplemente me aferré a su delgado cuerpo, apoyando mi cabeza en su hombro- Yo... Sa.salí y había una sala oscura. Holly estaba ahí, y, yo- entonces no pude aguantar la primera lágrima.

Lo cierto es que odiaba aquellos momentos a solas, en los que tan sólo yo podía consolarme y apoyarme a mi mismo, si embargo allí estaba el rubio, acogiéndome una vez más entre sus brazos.
No hacía preguntas ni trataba de consolarme como si fuese un niño pequeño, no, él me trataba con amor, me daba un apoyo, un lugar donde refugiarme, sin hacer preguntas y sin importar la razón de mi desespero.

-Estaba en casa, Hyung. - sorbí mi nariz para después levantar mi vista y ver finalmente a Jimin, quien me sonreía levemente. - Me preocupaste ¿Sabes?

Entonces volví a bajar mi mirada, como si eso pudiese resolver algo.

-Lo siento... - el menor se separó lentamente, o al menos eso intentó. Cuando estuvo a unos diez centímetros de distancia volví a abrazar su cuerpo, acortando de nuevo aquella distancia que tanto odiaba. - No te vayas... Por favor.

-No me hagas esto.

-'Capítulo 170. Experimento'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora