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Era de noche cuando Park llegó a mi hogar tras un largo día de ensayos en su academia de baile, lugar en el que tuvo que recuperar las horas perdidas tras la llegada de su padre.

-¿Hyung...?-la puerta fue tocada un par de veces, por lo que quité el delantal que llevaba en ese momento y salí de la cocina para recibir al menor.

Sí, tras haber hablado de lo que me ocurría con su padre, había estado pensando sobre lo que sentía en mi pecho y, aunque fuese algo mal visto por la mierda de sociedad conservadora de mi país, tenía que admitirlo.

Park no es sólo mi vecino.

-Buenas noches, Jiminnie. - le recibí con una sonrisa, la que me correspondió casi de inmediato. Tras ello entró, quitándose sus zapatos y sobando sus pies, bueno...admitiré que eso me llevó a pensar en darle un masaje más tarde. Pero primero deberíamos cenar. - Ven, hice algo de cenar.

Sin pensarlo demasiado le arrastré hasta el salón, sentándole en el sofá y dejándolo solo para poder llevar los platos de los que - por cortesía del señor Park - sabía que eran sus favoritos.

-Hyung... ¿hiciste la cena para mí? - asentí levemente por no exponer mi vergüenza, pero creo que era demasiado obvio. - No hacía falta, en serio.

-Shhh. - le chisté antes de llevar un pequeño barreño con agua y sal hasta la sala, poniendo sus pequeños pies en remojo para que el dolor en ellos se fuese. - Fue un día duro para ti, relájate, ¿sí?

Pasamos cerca de una hora hablando animadamente mientras tomábamos cada uno su respectivo plato, tras ello vino el postre: formado por plátano frito cubierto de hojaldre, chocolate y una bola de helado de coco.

-¡Yoonnie Hyung! Esto está tan rico...-asentí brevemente para luego secar sus pies, los cuales puse sobre mi regazo y comencé a masajear con una de las tantas cremas musculares que tenía.

-La verdad es que salió mejor de lo que esperaba...pensé que no sabría bien o que sería demasiado empalagoso, pero está bastante bien.

El pelirubio soltó un pequeño gemido de gusto al sentir el helado derretirse en su boca, por lo que asintió frenéticamente, dándome la razón.

-Eres un experto en cocina. - en ese momento levanté la mirada, apartando por primera vez por un largo tiempo de sus pequeños pies entre mis manos, en los cuales ya no había tanta tensión acumulada.- Pero, ¿por qué solo tomaste una cucharada?

Hice una mueca y volví a concentrarme en el masaje en sus pies al escuchar eso. Lo cierto es que ni yo lo sabía.

- No sé, supongo que no me apetece.

Yo le resté importancia, pero Park me miró de mala manera, de nuevo con aquella tristeza y decepción que tanto odiaba ver  en sus ojos tan expresivos y delicados...

-¿Piensas que estás gordo? - entonces detuve todos mis movimientos, incluso juraría que mi corazón dejó de latir-YoonGi, ¿tú te has visto? Eres hermoso así, ahora estás sano y menos cansado.

Negué levemente, esta vez acariciando la planta y dedos que habían entre mis manos, buscando algo en lo que enfocarme.

-De verdad, no es eso...es solo que no me apetece, es demasiado dulce para mi gusto. Además, cené demasiado.

Por alguna razón creo que el otro no me creyó, o al menos eso comencé a pensar al levantarse él del lugar, yéndose después a saber donde.

Pasaron un par de minutos en los que quedé mirando al sitio donde antes estaba sentado, pensando en...realmente nada, era como si estuviese en mi propio mundo. Y así fue hasta que una lamida áspera fue a caer a mi mejilla, lo que me sacó de mi trance.

-Holly... -me quejé en voz alta mientras limpiaba mi húmeda mejilla, pero claro, nadie diría que el pequeño animal no sería el que yo pensaba.

Aquel gato de blanco pelaje y ojos con heterocromía me miraba fijamente desde los brazos de Park.
Llamadme loco, pero pude verme reflejado en su forma, en sus ojos de los mismos colores que los míos, en su blanco pelaje como mi piel...

-Siempre serás mi gatito.

El animal me fue extendido y no dudé en recogerlo entre mis brazos.

-¿Sabes? Pensé que a estas alturas ya podrías visitar mi casa, pero, claro...me equivoqué. - el menor suspiró, sentándose a mi lado mientras la bola de claro pelaje se acomodaba en mi vientre, soltando suaves ronroneos.- De todas formas Suga quería conocerte, así que aquí está.

Sin pensarlo demasiado apoyé mi cabeza en su hombro, dejándome llevar completamente por mi lado más primitivo.

-Gracias, Jiminnie... - el nombrado tardó poco en pasar su brazo sobre mi hombro, lo que me dejó acurrucarme más cerca de él.

Holly se unió a nosotros cuando pude cerrar mis ojos en paz, se acostó a uno de mis lados, donde dejé mi mano sobre su pelaje, lo que parecía más bien una manta para él.

Suspiré entre sueños al notar la suave piel del menor en mi cuello, clavícula y mandíbula.

Todo era tan surrealista...

El mismo que paseaba sus manos por mi cuerpo se acercó a mi oído, susurrando un "Espero que sea cierto" que me hizo sonreír entre sueños.

-'Nosotros,
la luna llena,
miles de estrellas
y cientos de besos...

No necesitábamos nada más,
incluso a día de hoy,
solo te necesito a tí.'

-Buenas noches, dulce Gatito.

-'Capítulo 157. ¿Sólo un vecino? '

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora