73

58 9 2
                                    

De nuevo, la mañana había llegado junto a un gran dolor de cabeza, y como ya se estaba haciendo costumbre, fui consciente de ello cuando el timbre comenzó a sonar.

En aquel lapso de tiempo, caí en cuenta de algo.

No sólo había escrito una miserable canción para Kim...había compuesto once canciones diferentes, tratando diversos temas todas ellas.

-¿Qué diablos...? - repasé cada una de las composiciones, era como si yo no las hubiese hecho, no tenía constancia de ello.

Cada una de las canciones trataba un tema diferente, todos igual de dolorosos para mi, pero expresados de un manera que los hacía ver resplandecientes.

En aquel lapso de tiempo, la mesa frente a mi se encontraba llena de pequeñas gotas, similares a los restos de una gran tormenta.

Estando al borde de colapso, - otra vez--decidí bajar hacia la puerta principal de forma rápida, incluso dentro de mi hogar se podían escuchar los frustrantes suspiros del pelirubio.

-¡YoonGi Hyung! ¡Soy Jim...-sus gritos quedaron callados cuando abrí la puerta.

Y allí estaba el que hace horas que no veía, con el que tengo mi  último recuerdo antes de empezar de nuevo a perderme en el mundo de mi música.

Su mirada aún sorprendida se clavó en la mía, mirándome con aquel sentimiento de confusión.

-¿Hyung...? - su mano pasó frente a mi rostro un par de veces, supongo que intentando hacerme reaccionar.

Mi única reacción fue apoyar mi frente en su pequeña mano, dejando un ligero peso que fue aumentando conforme el sueño comenzó a apoyarse con descaro sobre mis hombros.

-Ey...estás hardiendo- susurró aquello cuando pude al fin apoyarme en su hombro, que actuaba como almohada. Sujetando mi cintura para no dejarme caer con uno de sus brazos y con la misma mano donde todo dió comienzo en mi frente, levantando y apartando con cuidado el pelo sobre mi frente. Así era como estuvimos por un tiempo, en un cómodo silencio.

Lo cierto es que no me encontraba bien.

Levanté la mirada para ver sobre el hombro del menor como las nubes comenzaban a inundar el cielo como una intensa niebla gris.

Hoy sería día de lluvia.

-Hyung, venga, agárrate a mi. - la delicada voz de Park fue lo único que escuché antes de ser elevado.

Mis piernas rodeaban su cintura, al igual sus brazos se apoyaban en la zona baja de mi espalda, como los míos lo hacían con su cuello para no caer.

En esa misma posición, el rubio comenzó a subir los escalones al piso superior, con sumo cuidado de no dejarme caer. Bueno, eso era algo que hasta yo era capaz de ver.

-Hyung...te dejaré en tu cama. - asentí levemente, aferrándome más a su cuerpo a pesar de saber que no iba a caer. - Te haré algo de comer. Enserio, pesas muy poco, pienso llenar esa barriga que tienes de comida hasta que se quede rellena como un globo. - reí ante su comentario, era como si de se comportara como una madre juguetona.

Cuando llegamos a mi habitación, fui acurrucado con m cuidado sobre las mantas y tras una leve despedida, el menor abandonó el lugar, yo no tardé demasiado en percatarme de como el agua comenzaba a caer en forma de llovizna tras los cristales.

Haciendo una pequeña mueca con mis labios, acogí mi querida libreta junto a un bolígrafo, comenzando a escribir lo que fuese que pasara por mi mente, al menos hasta que caí rendido al terminar de escribir la última palabra sobre sus ahora cada vez más rellenas hojas.

-Hyung, ya te traje la... - Jimin fue acercándose hasta mi lugar, dejando de lado el plato que traía consigo. Pronto comencé a sentir caricias llegar a mi cabello.

A veces agradezco poder sentir a pesar de estar en el mundo de los sueños.

-'Capítulo 73. Cuando la lluvia cae enferma.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora