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Mis ojos pesaban al igual que cada parte de mi cuerpo que, desde hace unas cuantas horas, se niega a moverse en lo más mínimo.

La cama es cómoda, por desgracia. Pero es esto mismo es lo que me ha dado más razones a no moverme más allá de lo que logré estirarme para coger el teléfono y la libreta de oscuro color.

-No debería estar tan cansado...anoche dormí bien. - sin poder evitarlo guié la mirada hacia la gran ventana que da al vecindario.

Pensamientos del día anterior llegaron a mi mente.

¿Realmente podría salir como si nada?

Hace tiempo que ni siquiera siento el sol dar directamente un poco de su luz a mi pálida piel.
Considerando que llevo todo a lo que mi mente alcanza viviendo de plataformas de compra y los recados de NamJoon para poder revivir en el trabajo y...seguir comprando.

-Tsk~ ¿No puedo dejar de ser tan inútil?

La respuesta estaba frente a mi, mejor dicho, a unos cuantos metros.

La prueba de valor definitiva sería la de poder dar unos cuantos pasos y visitar al que tantas veces me había visitado a mi a lo largo de estos dos últimos meses.
Pero, claro, ni siquiera puedo levantar un dedo de esta cama.

-Mierda- grité aquello frustrado, tratando de liberar la tensión de mi cuerpo.

Aún me preguntaba como es que antes no podía sentir nada de eso, ni siquiera sabía de la existencia de este dolor de pecho tan constante. Y ahora solo hay que mirarme para saber que el nudo en mi garganta está siempre presente. Solo hay que ver los temblores de mi cuerpo cuando miradas desconocidas se dirigen a mi persona, o simplemente cada día de mi miserable vida en la que ni siquiera puedo saludar al cartero que tan solo hace su trabajo.

Miserable.

-Eres miserable, YoonGi. No mereces ser un Min...has desonrado a esta familia, de nuevo. Tan solo eres un enfermo más.

Noté las lágrimas rodar por mis mejillas al llegar un recuerdo a mi mente.

Un hombre de fuertes rasgos y medianas proporciones,  vestido de mala manera, miraba con asco a un niño de no más de diez años frente a él, el cual no dejaba de llorar, pidiendo ser perdonado por aquel hombre.

-No me obliges a vaciarte esa mente llena de tonterías.

-P.pero, papá...

Un golpe llegó a su mejilla, fue el primero de muchos, al menos hasta que la imagen quedó en negro, sintiendo el dolor en mi propia mejilla mientras un grito ahogado y lágrimas corrían, callendo como una cascada desde mis ojos hasta rebotar en la cama.

El pecho comenzó a dolerme con fuerza, y ya, sé que solo era un sueño...
Pero parecía demasiado real

-'Capítulo 57.Recuerdos.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora