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El despertar del cuatro de junio fue el más agradable y vergonzoso de mi vida.
Agradable por el hecho de estar aún acostado sobre el pecho de mi menor, con su pequeña y suave mano sobre mi espalda baja, él aún en el mundo de los sueños y yo...bueno. Fue vergonzoso por las mismas razones. Mientras él dormía, yo admiraba su rostro tranquilo.

Quería salir de ahí, pero había algo en mi que solo me animaba a a pegarme más para escuchar los latidos de su corazón. Sin embargo, tras un largo rato en el que esperé a encontrar señales de fiebre en mi cuerpo - cosa que no hice- decidí finalmente salir de ese lugar, lo que realmente no me resultó fácil.

Cada vez que lo intentaba, los brazos de Park me a cogían con mayor fuerza.

Una vez lo conseguí, noté el rubor en mis mejillas, ya no por la enfermedad, sino por el cosquilleo de mi cuerpo que me recordaba a lo sucedido horas antes.

Con pereza comencé a buscar algo con lo que taparme.

El frío ya no era el mismo. De cierto modo, me encontraba mejor y, aunque aún no me hubiese recuperado, quería creer que era capaz de hacer algo por mi mismo.

Tras tomar las pastillas indicadas y dirigir una última vista al durmiente rubio, bajé las escaleras, refrrgando uno de mis ojos para tratar de aumentar el sueño.

Al parecer es más efectivo un susto.

No, no pude evitar soltar un grito al ver a las cinco personas en mi salón, viendo la televisión como si fuese su propio hogar.
Tapé mi boca avergonzado por el reciente susto, todas las miradas se dirigían a mi.

-¡Buenos días, Hyung! - el tal TaeHyung fue el primero en decir palabra, seguido de saludos parecidos de parte del resto.

-Yoon, os hice el desayuno. ¿Jiminnie sigue durmiendo? -aquello lo preguntó el mayor en el lugar, sin despegar la mirada de mi figura.

¿Acaso no tenían nada más que ver?

-Y.yo...-bajé la mirada hacia mis manos sin poder evitarlo, de nuevo, mis dedos se encontraban entre mis dientes, siendo presionados con fuerza algunos de ellos.

-Jin Hyung, deja a Jiminssi dormir un rato más, se lo debes y lo sabes. - el nombrado frunció el ceño, levantando sus manos fingiendo estar ofendido.

-¡Está bien, yo no lo despertaré! Que sepas que me has defraudado, Kook.

El menor copió el anterior acto de SeokJin, siendo después las risas escandalosas.

Juro que traté de ignorar su presencia, pero es algo que sese me hace muy difícil. Mi estómago se cerró de inmediato al ver como todos esperaban a que tomase mi desayuno. Casi me obligaron a comer a la fuerza, pero no pude consumir más de un bocado.

Tan sólo salí corriendo.

-Park, despierta, tus ami... - quedé callado al ver como el menor sobaba su cabeza, ya despierto. - Bue.buenos días... - susurré ahora al ver cómo este se acerca a mi a pasos lentos.

Su mano se posó en mi frente, cosa con la que tan solo pude cerrar mis ojos.

Extrañaba su tacto.

-Ya no tienes tanta fiebre. - una sonrisa salió de sus labios, contagiando una más leve en los mios- ¿Qué estaban haciendo esa panda de inútiles?

Reímos por sus palabras, mientras tanto él apartaba el flequillo sobre mí frente.

-No importa...-su mirada conectó con la mía, cosa que de nuevo me hizo avergonzar, teniendo que bajar la mirada- ¿Tienes hambre?

- 'Capítulo 76. Desayuno.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora