183

56 8 2
                                    

Desperté a altas horas de la mañana por el insistente sonido de un motor frente a mi puerta.
La lluvia, los ladridos de Holly y los ronroneos de Suga ya me hacían difícil la tarea de conciliar el sueño, y por si fuera poco ahora a aquel estúpido conductor se le ocurrió aparcar frente a mi hogar.

Suspirando aún bastante cansado, abrí levemente mis ojos, tan solo para quedarme mirando por un rato al coche aparcado donde solía estar el de Park. Abrí un poco más los ojos en el intento de observar el modelo, color y matricula del coche. Fue entonces y solo entonces cuando noté como mi corazón volvía a latir.

No lo pensé, yo simplemente me levanté torpemente, sin importar mi ropa, mi cuerpo, ni mi aspecto de recién despertado... nada pudo pararme y nada lo hizo porque en mi mente solo había una cosa.

JiMin.

Corrí con desespero, haciendo sonar mis pies por toda la estancia, lo que quizás despertó a mis mascotas. Lo cierto es que no me fijé en ello, pero tampoco es como si me importase.

Como si lo hiciese para salvar mi vida, corrí, bajé las escaleras de cuatro en cuatro escalones y abrí la puerta principal como si fuese a echarla abajo.
En ese momento una figura algo borrosa se encontraba bajando del coche.

Corrí bajo la lluvia hasta llegar  a aquella figura que se hacía poco visible no sólo por la poca luz y la tormenta que se había formado, también se veía de esa forma por las pequeñas lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos como si fuesen casacadas.

Él se encontraba de espaldas, sin embargo, sabía que era él. La persona por la que tantas noches en vela había pasado.
No dudé, simplemente me abalancé sobre su espalda, cubriéndole con mis brazos hasta poder tocar mis propias manos.

Él no se movió. Yo solo lo hice para poder hacer el agarre más fuerte y para ocultar mi empapado rostro en su hombro, lugar que ya se encontraba mojado por la lluvia y mis lágrimas.

-YoonGi...

Suspiré hondamente antes de levantar mi rostro, tras lo cual el rubio se giró sobre sus talones, quedando así frente a mi.

No...sin duda no volvería a fallarme a mi mismo.

Antes de que los primeros rayos sonasen, cogí con algo de fuerza su nuca, acercando su rostro lo suficiente al mío como para poder juntar nuestros labios por primera vez tras bastante tiempo.
De alguna manera él acabó abrazándome por la cintura mientras yo hacía lo mismo con su cuello.

El beso fue profundo, largo y...demasiado necesitado.

Ambos lo habíamos estado ansiando, y al parecer había merecido la pena la espera.

Entre cada beso se colaban algunas de nuestras lágrimas junto a gotas de lluvia, por lo que ya no sólo nuestros cuerpos estaban empapados.

Al separarnos, pude ver como una gran sonrisa devoraba su rostro, era como si la luz que tanto deseaba ver hubiese regresado.

-JiMinnie...-respiré a consciencia un par de veces, tratando de recuperarme de lo pasado, todo mientras acariciaba sus mejillas ahora sumergidas en una continua corriente de agua.

Traté de conseguir valor y...de alguna forma lo conseguí, pude decir aquellas palabras que tanto quise decir desde hace días completos.

-Mi JiMin-ah...te quiero. - noté como un gran peso era liberado de mi pecho, entonces me permití sonreír y llorar a mi gusto-Joder, te quiero muchísimo, idiota. - junté nuestros labios una vez más antes de abrazarme nuevamente a su cuerpo y obviamente ser correspondido, tras lo que comencé a sollozar- No te cases con otra persona...incluso si está mal visto en esta mierda de país conservador o si quieres hacerlo fuera. - traté de contener un hipido, pero no lo pude hacer- Por favor...yo, no sé lo que haría sin tí. Sé que soy una mierda de persona, que...que tengo muchos problemas, pero de verdad estaría perdido sin tí, JiMin. Haría cualquier cosa por...

El nombrado me acogió con fuerza entre sus brazos, tras lo que los dos nos apoyamos en el otro, haciendo como el soporte de nuestras respectivas lágrimas.

Sus pequeños dedos se clavaban en mi espalda así como lo hacían mis descalzos pies en el suelo.

-Yoonnie...mírate, mira donde estás ahora... - entonces comencé a caer en cuanta de un pequeño detalle que antes no había tenido en cuenta. - Has...hecho esto por mí. - el rubio se alejó lo suficiente como para acariciar ahora mi temblorosa mejilla. - No eres una mala persona, es solo...- sus pequeños ojos se conectaron con los míos antes de poder cerrarlos, juntando nuestras frentes en busca de tranquilidad- Tú le tenías miedo a las tormentas...le temías a salir de tu hogar, al contacto con otra persona parecía totalmente imposible, y tú...

Temblé levemente, no supe si por el frío o por lo que la gran verdad que acababa de escuchar salir de aquellos labios.

-Vamos a casa...

JiMin trató de llevarme hasta el lugar donde vivía, pero no lo permití, lo único que hice fue cerrar la puerta que tiempo atrás había quedado abierta y comencé a cruzar la calle en camino al que realmente era mi hogar.

Porque sí...mi hogar estaría donde quisiera que estuviese él.

JiMin pareció la persona más feliz del planeta.
Ambos entramos a aquel lugar tan desconocido para mí.

Di una vuelta sobre mi eje nada más entrar al salón, realmente no sé porqué lo hice. Quizás por la felicidad de pisar por primera vez un suelo que no fuese el mismo.

-Seis meses... - cogí aire hondamente, sin dejar de observar cada rincón a mi alredor, o al menos eso hice hasta notar como una especie de toalla era puesta sobre mis hombros y era abrazado por los mismos segundos después.

-Hemos llegado a la mitad de nuestro libro, Hyung.

Sonreí en grande mientras me recargaba en el menor detrás de mí.

No necesitamos vernos, simplemente rompimos el silencio a la vez, como si nuestra mente estuviese totalmente sincronizada.

-"Pensé que nunca llegaría tan lejos.

Nunca imaginé que llegaría a ser alguien mejor.

Jamás imaginé que las cosas prohibidas,
a veces llevan el nombre de personas."

Pasamos un tiempo en pleno silencio, simplemente disfrutando uno del otro, pero no éramos idiotas. Nos duchamos con agua caliente y nos secamos debidamente, tras ello él me dejó algo de ropa y nos vestimos.

Cuando el sol comenzó a salir, ambos nos encontrábamos acostados en la pequeña cama del menor, uno abrazado al otro, con mi cabeza en su pecho, y sus dedos enredados en mi cabello.

Quizás debería comprar una cama más pequeña, a fin de todo...no necesitábamos tanto espacio para acabar siempre juntos.

-'Capítulo 183. La mitad del fin.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora