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Sus dedos pasaban por lo largo de mi torso, desde lo más alto de mis clavículas hasta mi vientre bajo y - como era de espera-, suspiros salían de mis labios...como si fuese un continuo ronroneo.

El cómo llegamos hasta esta situación...es algo complicado de explicar.

Tras mi ataque de pánico, Park se dedicó a hacer que el aire llegase a mis pulmones lo suficiente como para hacerme respirar con normalidad. Mientras tanto, secaba mi cuerpo con sumo cuidado de no dañar ninguna parte de él, algo que hizo sin apartar la ropa pegada a mi cuerpo, claro está. Eso fue algo que hice yo al recuperarme, pero el secado fue cosa suya. De nuevo lo hizo como si pudiese romperme en cualquier momento.

Y yo no dudo en que pudiese pasar.

Sí no lo hacía solo era porque...en mi cabeza, las voces pasadas luchaban por hacerse la más alta.

Según el rubio, me encontraba balbuceando cosas mientras mis ojos se cerraban con fuerza y mi respiración era agitada.
Cosa que contó entre susurros apenados.

"Lamento que tengas que haber visto...eso" - le dije yo tras un silencio para nada incómodo.

De una forma u otra, al despertar recordé la horrible pesadilla que había tenido minutos antes, levantándome de forma alterada.

Más aún al verme recostado sobre el pecho del menor, sin saber cómo es que mi ropa era distinta o cómo había llegado hasta ahí.

Sí no fuese por él, lo habría olvidado todo.

Aún divagando en mi propio mundo susurré innumerables tonterías, entre ellas que Holly y yo compartíamos un vicio, pude ponerlo en práctica cuando el animal se acercó a su lugar habitual para dormir, cerca de mi cama.

Hice pequeñas caricias en su cabeza que acabaron por ser caricias a un dormido perro sobre su barriga aún expuesta.

'Cómo nadie lo hace...me toca a mi darme algo de cariño.'

Dejé salir un sollozo, acallado por los dientes clavados en mis labios.

Tras notar lo ocurrido, Park me obligó a acostarme sobre sus piernas, tal y como lo habíamos hecho en la noche pasada. Sus manos levantaron ligeramente mi camisa y - sin malas intenciones - comenzó a acariciar mi vientre, al menos hasta que recuperé mi cordura.

De nuevo desperté, esta vez con las caricias siendo más extensas y ligeras que las anteriores.

-Park...- nuestras miradas se juntaron como un destello, pues los míos no dejaban de cerrarse pesadamente y abrirse débilmente- ¿Por qué no me tienes miedo?

Mi voz salió como un hilo que cualquiera podría romper con un simple suspiro, sin embargo, él pareció escucharlo, al menos eso demostró al responderme tras un silencio acogedor.

-Ya te dije que no me importa todo lo que pase, pienso cuidarte y no dejarte solo de nuevo. Sé que todo pasará, estoy seguro.

-Park... - el menor hizo un sonido para indicar que me escuchaba, a lo que me apoyé sobre mis codos para después mirar por la ventana- Está lloviendo...- caricias llegaron ahora a mi cabello, cosa que sólo me animó a levantar la mirada. - ¿Por qué te haces eso? - su mirada se clavo en la mía, sabía claramente a qué me refería. - Tu me preguntaste y...yo también quiero saberlo.

El rubio apartó la mirada mientras mordía su labio inferior, tratando de no dirigirse a mi directamente.

-¿Sabes? Creo que yo tampoco lo recuerdo...

-' Capítulo 84. Olvidamos...'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora