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Leves caricias recorrían mi cabello.

¿A quién podría engañar?
Se siente jodidamente bien.

El cómo llegamos a esta situación es algo más complicado de entender...

No eran más de las siete y media de la mañana y yo ya me encontraba secando mi cabello, vestido con unos pantalones casuales y  una larga camisa de tonos granates. Cuando dejé a mi compañero de hogar algo de comida para su desayuno, el timbre sonó con desespero, siendo tres las veces que sonaron el molesto sonido.

Suspiré ondo, temiendo lo que terminó por ser verdad.

-Buenos días, YoonGi Hyung-dijeron en un perfecto coro el chico de rubias cabelleras y otro de mayor altura, del cual no recuerdo el nombre.

Bajé la mirada apenado, mis pulmones parecieron hacerse más pequeños en ese momento y, al compás, yo me sentí indefenso.

-Buenos días, Yoon. ¿Podríamos pasar? - miradas se clavaron en mi.

Esto no me estaba agrandando...

-Señor Hyung, antes de que respondas. - la voz de Jimin me hizo levantar la mirada.

¿Cómo no me había dado cuenta del manjar frente a mi?

-Hemos traído brochetas de cordero. - no pude evitar morder mi labio inferior, por alguna razón el apetito había llegado a mi de repente.

-También hemos traído "Niebla"

Mi boca se abrió levemente por la sorpresa.

-Aquí dice va sobre... que "Contratan a la tripulación de un bote pesquero para transportar inmigrantes ilegales de China a Corea. Sin embargo, las cosas no van tal y como se habían planeado, porque..."

-"la embarcación se topa con una profunda niebla, intensa lluvia y un fuerte oleaje en su viaje de regreso..." - completé las palabras del más mayor, quien las estaba leyendo de la contraportada del disco.

Él tan solo pudo asentir.

-¿Eso significa que la has visto? Porque puedo traer más si quieres-no le dejé seguir, tan solo baje la mirada apenado, dando pasos rápidos hacia el salón, dejando la puerta abierta para que ellos pudieran hacer lo mismo.

Bong Joon-ho es mi director de cine favorito, al igual que las brochetas son mi perdición en el mundo gastronómico.

Estaba claro que era una mala jugada por mi parte caer en la tentación

-¿Podemos sentarnos? - preguntó el pelirubio, señalando el asiento a mi lado.

Tan solo asentí, y para cuando quise darme cuenta ya nos encontrábamos los cuatro viendo aquella película junto a unas encantadoras y pecadoras brochetas. De alguna forma, acabé sentado entre la piernas de mi vecino para poder hacer las dos cosas con más comodidad, escuchando los comentarios del que ahora sé que se llama Hoseok, y de SeokJin Hyung - de los cuales ya no me estorba su presencia- mientras que el restante daba leves caricias a mi estómago ya casi lleno.

Fué la mejor hora y cincuenta y un minutos de mi vida...

-'Capítulo 63. Niebla y brochetas.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora