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"Flash"

Aquel sonido fue lo que me despertó.

Suena desagradable, ¿cierto? A decir verdad, no lo es tanto cuando te encuentras con un rubio de grandes labios y exageradas mejillas frente a ti, con un teléfono entre sus manos y con una gran sonrisa que hace sus ojos desaparecer.

-JiMin... ¿Qué estás haciendo? - la mirada del más joven cayó sobre mi, al parecer no se había dado cuenta de que me había despertado por aquella foto mientras dormía tranquilamente.

-Yo...esto, es que te veías lindo durmiendo...lo siento.

No pude evitar notar como mis mejillas comenzaban a tornarse rojizas, por lo que - dando la vuelta en la cama- me hice una pequeña bola nuevamente.

-La próxima vez bájale el volumen...-no contení el inconsciente gesto de cerrar mis ojos.

Aún era de noche, y nadie me haría quedarme despierto cuando lo único que quería hacer era descansar.

Claro que...una duda que tenía desde hace tiempo me obligó a mirar al rubio sentado bajo la ventana de mi habitación.

-Oye. -el menor me dirigió la mirada mientras apagaba la pantalla de su teléfono para dejarlo a un lado-¿Cómo es que siempre entras aquí como si nada?

Tras hacer aquella pregunta me recosté sobre mis codos, estando algo más elevado para poder mirar directamente al menor, el mismo que se levantó de su lugar para comenzar a acercarse hacia mi.

-Deberías cambiar la clave, Hyung-mi boca se abrió levemente.

-¿Estás de coña?

Él rió levemente, aunque yo no le encontré la gracia.

-No...pero en mi defensa, hoy era muy necesario.

No supe en qué momento se acercó hasta mi sitio, estando básicamente recargado sobre sus brazos a cada lado de mi cabeza, demasiado cerca, tanto que podía notar su respiración sobre mí rostro.

-P.Park...-rompí el silencio con su apellido, pero me arrepentí en el segundo en el que mi voz se atascó.

-¿Sabes que día es hoy? - preguntó ahora en un susurro, aún demasiado cerca de mi cuerpo como para poder resistir a los nervios que comenzaban a desbordarse.

Negué levemente, y aunque realmente lo sabía, no quería escuchar nuevamente mi voz entrecortarse.

-Hoy hace cien días desde que me mudé aquí.

Sus ojos se conectaron con los míos instantáneamente, e incluso si estabamos en la oscuridad, los destello se podían apreciar en sus grandes orbes.

-¿Y qué es lo que pretendes...?

Mi voz salió casi en un susurro, no era necesario más volumen por lo cerca que nos encontrábamos, incluso podría notar sus suaves respiraciones sobre mis labios, cosa que...de cierta forma, consiguió destensarme al tiempo de estar en aquella comunicación.

¿Realmente estoy haciendo esto?

-No pretendo nada, solo que...-sorprendentemente acercó más su rostro al mío, y ¿para qué vamos a engañar a nadie? Cerré mis ojos esperando una colisión, pero no fue así.

Un leve beso fue abandonado en mi frente.

-Me siento orgulloso de lo que he hecho contigo, Señor Min Hyung.

No lo soporté, simplemente sonreí suavemente hacia el apodo que el estúpido de mi menor me había puesto. Sé que solo lo hacía para molestar, pero el hecho de todo lo que había pasado...era como una bofetada hacia el pasado.

Tras unos minutos más - en los cuales yo pensé repetidas veces en aquellas palabras- él decidió acostarse a uno de mis lados, tan solo para coger el mando a distancia del aire acondicionado y ponerlo a una no muy baja temperatura, suficiente como para tener algo de frío en aquél pequeño lugar.

Su claro cabello se reflejaba como una pequeña estrella entre tanta oscuridad, lo mismo hacían sus pequeños ojos y sus suaves labios. Su mirada no chocó con la mía en aquel proceso, tan solo miró hacia el techo, como si las estrellas pudiesen verse en el mismo.

-¿Sabes? Realmente he venido aquí porque no podía dormir...por si era poca, mi atención se hizo mayor cuando un suspiro salió de sus labios - Te vi durmiendo tan tranquilamente que...preferí guardar ese momento, pero no sé si seré capaz de guardar todos los detalles en mi mente.

Una leve sonrisa se formó en sus labios.

-Lamento si te ha molestado...si quieres que me vaya, lo haré...

No necesité palabras, simplemente cerré mis ojos, dejándome llevar hasta el camino de su pecho.

Con uno de mis brazos rodeé tímidamente su abdomen, mientras tanto, apoyé mi mejilla en su pecho, cosa que le hizo callar.

-Él nunca se marchó...

-Buenas noches, Gatito.

-'Capitulo 100. Cuida tu clave.'

Memorias de un idiota «ᴶⁱᵐˢᵘ/ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora