— Tengo mucho que pensar y hacer por ahora — dije y asintió
— Lo primero que debes hacer es ir a ver si no le rompiste la mandíbula a su alteza o te mandaran a cortar la cabeza — bromea.
Por un solo minuto se me olvido que lo golpeé, la imagen de mi mano golpeando su cara se repite una y otra vez. La verdad me causa mucha gracia nadie se lo espero
En cuanto me puse de pie veo que está saliendo del hospital con una bolsa de hielo en la mano.
— ¿Coleman? — grite tras él.
Para no tener pinta de alguien atlético camina bastante rápido.
—¡Coleman! ¡Espera! — grite, pero sigue caminando, aparto a la gente de mi camino —¡Richard!
Inmediatamente voltea. Por fin, cuando lo tengo a unos metros de distancia. Se queda de pie y lo agradezco
— Necesito decirte algo.
— No gracias, no necesito que me des otro golpe ya se me nota demasiado el que tengo — le tome el brazo.
— Perdón, no debí golpearte es solo que me fastidiaste y no supe que hacer lo lamento de verdad. No lo volveré hacer — prometo, pero atrás de la espalda cruzó los dedos.
— Disculpa aceptada. Me voy ahora.
— Acepto — dije y algunos me miraron — necesito de tu ayuda, no lo quiero admitir, pero quiero que mi madre vaya a ese lugar — si así mejora su vida y puedo irme sin culpas.
Miro sobre su hombro y veo una cara familiar: es Largo está esperando junto a la famosa limusina nada llamativa.
— Ven conmigo — dice y me doy la vuelta para mirar a Lassie que asiente — te traeré de regreso
Diez minutos después estoy sentada a su lado en el asiente trasero observando cada milímetro de este auto. Coleman habla por teléfono y se escucha molesto
— Diana, por favor relájate un poco y habla despacio porque a gritos no entiendo. Claro pasaré por ti mañana en la tarde para ir — se pone el teléfono entre el hombro y la oreja. Toma un pequeño cuaderno junto con una pluma y escribe algo que no alcanzo a ver
Fijo la vista a la ventana, veo todo los locales pequeños y los adornos que están por todo el lugar. El cielo gris y lleno de nubes se roba mi atención hasta que Coleman me llama
— ¿Qué es lo que ves?
— Nada importante, solo toda la basura del lugar.
— ¿Te refieres a los adornos? — pregunta
— Sí, a eso me refiero. La gente debería de darse cuenta que la navidad no es la gran cosa.
— Estoy de acuerdo contigo.
Gire mi cabeza sorprendida — ¿Te das cuenta de lo que dices? — bromee
Se ríe y asiente — Si, a mí no me importan ninguna de las festividades, pero si al pueblo le gustan yo los apoyo. Convencí a mi padre hace unos años para que donara ciertas cosas para ellos.
— Eso se escucha bien, supongo
— ¿Quién te enseño a golpear? — pregunta curioso
— Práctico hace tiempo con la cara de Brooks — se ríe — en realidad mi padrastro me enseñó cuando era más pequeña.
Me mira sorprendido, pero cambia de expresión rápidamente.
— ¿Cuándo paso eso? Claro si quieres contarme.
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...