— El principito me ha contado que te tenía en su casa anoche — por su tono, parece que me lo está preguntando.
— Sí... eso hizo — conteste, no muy segura de qué más decir. No obstante, ella parece notarlo porque me mira interrogante.
— ¿Qué paso ayer? — me pregunta
Me rasco un poco la cabeza y suspire — Empiezo a recordar que salí de la casa de Coleman, iba caminando y me encontré a una chica que era mi compañera de la secundaria me invitó a una fiesta, asistí, me emborrache y me metí coca, además de que al parecer he visto de nuevo a Jimmy, aunque deseo profundamente que eso haya sido una mentira.
Se sorprende al recibir de golpe todo tal vez se imaginaba que me tendría que obligar para hablar.
— ¿Quién es Jimmy? — pregunta confundida con el ceño fruncido
Sabía que este momento llegaría — fue mi primer novio — dije intentando no darle más importancia de la debida. Aunque empecé a morderme las uñas de nuevo.
— ¿No termino bien cierto? — lo dice en voz baja como si estuviera tratando de no entrometerse más.
— Nada bien — respondí mirando hacia abajo — se hizo mi novio cuando tenía catorce y fue como si estuviera en una película.
Una sonrisa se me escapa cuando pienso en los pocos, pero buenos momento que tuvimos ambos.
— ¿Pero? Hay un, pero en esa historia, ¿no?
Asentí con la cabeza — Era mayor que yo, nadie me explico lo que tenía que hacer con un chico entonces dejé que me manejara a su gusto — un dolor en el pecho se hace presente en la mesa y la vergüenza lo acompaña — peleaba mucho conmigo hasta que un día llegamos a los golpes — confesé con miedo a que me juzgara como todos.
Toma mi mano por encima de la mesa — Cariño, ¿qué hiciste?
— Me dejaba golpear, hasta que un día me canse y lo denuncie. Él era ya mayor entonces sus padres decían hacerse cargo, aunque solo lo enviaron al ejército — vaya manera de premiar a un hijo de puta así.
— ¿Y lo volviste a ver en esa fiesta? — suelta preocupada
— Si, pensé que todo era un sueño y me dejé llevar creí que ahora era mayor no dejaría que me afectara — dije con un nudo en la garganta.
— Rory no te sientas mal, eras una niña que no sabía nada él se aprovechó de la situación para satisfacerse a sí mismo.
Un golpe en la pared justo al lado de mi cabeza me hace temblar —¡Cállate la puta boca!
Intenté decir algo, pero su puño dio hacia mis labios donde sentí el terrible dolor y algo húmedo caer sobre mí.
—Eres una puta, una puta zorra ofrecida igual que tu madre. Te dije mil veces que no te pongas esa falda y lo haces — toma mi cara con su mano y me estruja con fuerza —¿te gusta que te miren verdad? ¿te excita que los hombres babeen por ti no?
Negue con la cabeza y cerré los ojos asustada. —Es... es que es mi uniforme, me castigan si no lo llevo.
—No me importa, cámbiate de escuela o no lo se. No es mi problema, pero si yo te vuelvo a ver esto puesto — agarra con fuerza la tela azul de mi falda — te la arrancare y hare que te la tragues toda.
— ¿Podemos hablar de otro tema? — no soportaría seguir hablando de él — solo te diré que a pesar de todo lo que me hizo, fue mi primer amor al igual que mi primera probada al mundo de los adultos y la violencia.
— Eso no pasa todo el tiempo — dice
— Lo sé, pero en mi mundo pasó muchas veces, a mi madre sobre todo y no quiero repetirlo.
La campana que está en la puerta se escucha mientras nos miramos la una a la otra. Hasta que Lassie hace una mueca de molestia y en una señal me dice que gire.
Veo a Coleman atrás de mi con la cara de vergüenza, lleva las manos entrelazadas frente a su cuerpo.
— Los dejaré para que hable a solas, sirve que me levante para revisar que los empleados no les escupan a los cafés — mira a Coleman sonriente — ¿no quieres un café?
Él la mira incrédulo, pero niega con la cabeza — No gracias — murmura con asco
— Tú te lo pierdes — dice antes de irse.
Él se sienta frente a mí, donde estaba Lassie. Me mira como si esperara a que yo inicie la conversación
— Bueno ya fue bastante de este incómodo silencio así que me iré — tomé mi bolsa y la colgué en mi hombro
Toma mi mano — No, espera quería hablar contigo — dice mirándome con súplica.
— Pues hazlo llevas cinco minutos ahí sentado mirándome como un puto acosador.
Se puso de pie —¡No me digas acosador! — dice a la defensiva.
Rasque mi nuca e intente no girar los ojos — ¿De qué quieres hablar? — pregunte cruzándome de brazos
— Me gustas — suelta a la mitad de un silencio en el local. Todos nos miran, pero Lassie detrás del mostrador está con la boca en el suelo.
Miro alrededor — Deberíamos hablar afuera.
Asiente y salimos de local, el puto frío me congela los tobillos inmediatamente, pero ignoro la sensación para no detener esto. — Eres patético
Me mira indignado — ¿Perdón?
— Hoy te he dicho que no sé cómo sentirme sobre esto — dije apuntándole — nunca he tenido que lidiar con esta situación así que necesito tiempo.
— ¿Por qué? ¿No te gusto verdad? Solo lo dijiste para seguirme la corriente
—¡No sabía lo que hacía estaba drogada y ebria, por el amor de dios! Además, no eres nadie para discutirme tú tienes una novia que me amenaza cada que puede.
Aprieta la mandíbula, pero respira poco a poco
— La situación con Diana es diferente, ella es solo la mujer con la que debo casarme porque es mi responsabilidad, pero quiero saber que se siente tener una relación de verdad. Estar con alguien que te quiera honestamente.— ¿Y la quieres tener conmigo? Mira solo dame tiempo, déjame sola por favor para poder entender que hacer.
— Bien, te dejaré en paz desde ahora — dice cansado — feliz navidad, Ryland.
Para cuando se pone el sol me obligo a darme una ducha con el agua fría que sale de la llave. Pienso en la mirada de inconformidad de Coleman la veo cada vez que cierro los ojos. El celular no ha sonado ni una vez desde que nos dejamos en la calle. Me había hecho la idea de que me molestaría todo el tiempo, pero me ha dejado sola como quería ¿eso quería?
Salgo del baño y me envuelto en una toalla, en cuanto cruzo el pasillo veo a Gato sentado sobre sus patas mirándome— ¿Se te perdió algo? — pregunte, pero se dio la vuelta y comenzó a caminar a la cocina — ¿Me vas a ignorar? ¡tenía cosas que hacer Gato, no podía volver a casa!
Y ahora estoy hablando de nuevo con un perro que está enojado conmigo, pero le entiendo si fuera él ya hubiera mirado al desgraciado que me dejo sola. Me visto lo más rápido que puedo por el frío increíble que entra por la ventana.
—¡Gato! — grite y a los pocos minutos se paseó por el pasillo sin mirarme — por favor, no seas nenita. — Se sienta, pero dándome la espalda justo frente a mí puerta. El pelo le brilla muchos más que a mí, tengo que preguntarle a Lassie que champú le pone al perro
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Novela Juvenil𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...