La mañana más congelada del puto diciembre. Gracias a dios me puse mis leggins negros junto a una sudadera de los Raiders tres veces más grande que yo. Llego a mi casillero y dejó algunas cosas innecesarias sin embargo todos me están viendo curiosos. Esto es nuevo normalmente me ven así por mi vestir, pero ahora no pueden joder hace un frío de mierda afuera.
De pronto entiendo a la perfección la situación, unas chicas acaban de pasar tras de mi murmurando algo sobre Brooks. Al parecer aún es una novedad.
Tengo la mala suerte de salir de la clase de Relaciones internacionales al mismo tiempo que Diana. Espero el inevitable comentario burlón que me da cada vez que me mira— Se te veía algo perdida ahí dentro, Ryland, ¿la profesora usa términos que no entiendes?
Y aquí está.
Suspire — Cierto, porque soy muy estúpida y el tinte penetró hasta mi cerebro. Buena esa — no me molesto en contestarle es un caso perdido. No hay insulto que la pare.
— ¿Qué pobre página de internet te dará las respuestas para el trabajo final esta vez? - pregunta con dulzura — porque eso explicaría que hayas calificado entre los finalistas para el alumno del año.
Ni siquiera me molesto en seguir aquí. Se que el que haya calificado en esa estupidez le duele en el alma pues seré su competencia. Aunque podrías cabrearla un poco
— ¿Eso es lo que te molestas cierto? Que la puta de la escuela te vaya a pisar los talones como nadie en este proyecto. Pensé que eras más madura Diana digo próximamente en algunos años serás la esposa del líder, pero si te preocupan estos pequeños aspectos insignificantes presiento que no tendrás una buena vida — me doy la vuelta para bajar las escaleras e ir a gimnasia.
— ¿Tú quién te crees para hablar así de mi vida? Nadie tiene derecho a opinar sobre los demás — dice intentado parecer que no la afecte.
La mira por encima del hombro con una sonrisa. — ¿No te mordiste la lengua, princesa? — dije burlona.
Se echó el cabello rubio hacia atrás y desapareció con el ceño fruncido. A veces esta clase de enfrentamientos me traen más energía. Bajo los escalones con cuidado mientras los demás suben, pero mi estúpido tacón se dobla haciendo que me tambalee y tengan que tomar el hombro de alguien en busca de soporte.
— Perdón, solo será un segundo — murmuró mientras me acomodó el tacón.
— Toma los que quieras — dice una voz masculina. Me giró para verlo y nunca había visto esa cara por aquí. Cabello negro, cortó, una cara perfecta, labios algo gruesos. Dios si esta es otra alucinación por el medicamento avísame.
— ¿Te conozco? — pregunté en cuanto solté su hombro y sonrió. Literalmente casi me deslumbra su sonrisa tan brillante.
— Soy Erik Douglas — tiende la mano y la acepto sin hacerlo esperar, tiene en los nudillos algunas cicatrices visibles — inicié la semana pasada las clases, pero no te vi por aquí.
Sonreí y hace lo mismo — Falte algunos días por mis motivos, tal vez por eso no me viste — dije y soltó mi mano.
— Pues agradezco verte por aquí. No te ves como los demás — eso no lo voy a negar.
— Son demasiado estirados — dije y se río
Estamos de pie en la escalera principal y algunas miradas se posan en nosotros. Pero parece que él no las nota o si lo hace disimula muy bien
— ¿Crees que puedas acompañarme al salón de habilidades directivas? Aún me pierdo en este lugar.
— Justo voy hacia allá, vamos — asiente y me sigue de cerca mientras bajamos.
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...