Capítulo 23

1.1K 139 33
                                    

Cuando entro me dirijo al elevador lo más rápido que puedo y rezo que nadie se suba conmigo. Estoy segura de que hoy será un día bastante agotador como los anteriores.


Se detiene en el piso cinco, las puertas se abren y el olor a alcohol me llena las fosas nasales. Lassie está frente a la puerta esperando cuando me ve me sonríe amable

— Buenos días, te ves mucho mejor casi como siempre — dice.

— Gracias, ¿cómo dormiste?

— No fue la mejor noche de mi vida, pero estuvo bien. Ha estado buscándote.

Asiento. Tomo fuerzas para entrar a esa habitación y ver a mi madre en esa cama por centésima vez. Esta sentada en la orilla de la cama con ropa que supongo yo que Lassie le dio porque no se parece en nada a lo que usa. Gracias a dios el color le regreso a la cara y no tiene el aspecto de enferma que tiene todo el tiempo.

— Hola mamá — saludo de pie junto a la puerta y la enfermera me sonríe.

— Ya está lista para irse cuando sea el momento, buena suerte, Adela — mi madre se despide de ella con una sonrisa en la cara hasta que nos quedamos solas.

— ¿Qué diablos fue eso? — pregunta

Adiós a la sonrisita ... lo dice molesta y se nota irritada.

— ¿De qué hablas?

— ¿Qué tan incompetente tienes que ser para que alguien más se encargue de mí? — su cara está roja de indignación.

No sé con qué descaro me grita eso en la cara. Echo de menos a mi madre sobria no hubo muchos momentos de eso en mi vida, pero los que llegaron a existir fueron buenos. Una vez vi fotos de cuando era joven, en realidad soy muy parecida a como era. Pelo castaño, piel aceitunada, alta sin embargo tengo más busto del que ella ha tenido en su vida. Mierda.

— En verdad no tengo nada que responderte — dije.

— ¿Una clínica de primera gratis? — dice enojada — eres patética ¿ese chico que trajiste aquí es el que será rey no? ¿Te lo estás tirando zorrita de quinta?

—¡No te atrevas a insultarme! — le digo mirándola.

—¡Yo te puedo decir lo que me dé la gana, que soy tu madre! Aunque desearía decir que te recogí de algún orfanato cuando la gente me cuenta el asco que eres

Me esfuerzo por controlarme y no ir por ella.

—¡Cállate de una vez!

— ¿Acaso te duelen mis palabras? Porque a mí si me duele haber traído al mundo a una hija tan desgraciada como tú. No pudiste mantener sobria ni por un mes ¿estás feliz?

— Yo no tengo que mantenerte limpia porque es tu cuerpo y tu vida la que afectas. He tratado de cuidarte desde siempre pero nunca te ha importado.

—¡Nunca me has cuidado! ¡siempre has sido una maldita carga en mi vida por tu culpa me he quedado sin tu padre era el amor de mi vida, tú tenías que venir y arruinarlo todo como siempre por eso se fue! Y no lo culpo si viera en la mierda que te convertiste se avergonzaría tanto como yo.

Miro de reojo la puerta, pero no hay nadie, afortunadamente no se ve rastro de Lassie, la enfermera esta del otro lado hablando con un médico. Dios. ¿Y si todo el puto hospital la está escuchando? ¿Será capaz de callarse en algún momento?

Son las siete de la mañana y va tirando mierda como si fueran su profesión.
— ¿Podrías guardar silencio, por favor? Hay gente afuera y en los cuartos vecinos tratando de descansar — me froto las sienes intentando apartar la migraña que se avecina.

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora