Capítulo 73

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— ¿Donpling? — dice confundido.

— No, es dumpling es delicioso debes de comerlo — tome uno con un tenedor y se lo acerque.

— No gracias prefiero mantener alejado de mi boca una cosa pequeña y babosa.

— ¿Y por qué yo si debo hacerte el oral? — bromeo y me mira con la boca abierta molesto.

— No discutiré contigo porque sería perder el tiempo así que sigamos — toma las hojas y las lee — ¿frío o calor?

— Frío.

— Calor — responde.

Han pasado unos días desde todo el incidente del atropellamiento, su papá, nuestra discusión y debo admitir que cerré los ojos para entrar en esta rara relación.

Estamos sentados en el sillón comiendo todo tipo de comida que se me antojó pues insistió en querer saber qué es lo que me gusta comer además de estar haciendo preguntas que consiguió en una página de internet e imprimió para tomarlo en serio. Soy tan patética en este momento.

— Bien — tomo las hojas y leo las preguntas absurdas — ¿te harías un tatuaje y si así fuera que sería?

— No me gustan las agujas además de que creo que son una forma de destrozar tu piel de manera permanente — explica mientras intenta tomar un poco de Ramen.

— Escúchame nada dura para siempre, ni siquiera un poco de tinta negra en tu pálida piel, pero, como quieras.

— ¿Por qué siempre tienes que darme un argumento que me haga quedar como ignorante?

— Si así te sientes es problema tuyo, ¿color favorito?

— Creo que sería el azul marino me gusta la forma en la que representa algo como elegancia ¿no te parece? — pregunta con ilusión, asiento y sonríe un poco — ¿el tuyo?

— Morado — dije y señalé mi cabello.

— ¿No es muy llamativo?

— Ahora empieza a parecerse a mi — asiente y quito de su tenedor un poco de fideos.

— ¡Eso era mío! — dijo molesto

— Bueno pues ahora lo mío es tuyo — señale obvia, me refería a la comida, pero por la mirada que hizo parece entender que tiene otro significado.

— De acuerdo si lo mío es tuyo supongo que lo tuyo también es mío — dice poniendo en el suelo el plato de sopa que sostenía mientras que se mueve un poco al frente para poder estar cerca mío — Ya no tengo hambre.

Trague saliva cuando entiendo la intención e inconscientemente miro a la puerta — Nadie nos molestará porque le he dicho a Jeffrey que estaríamos ocupado.

— ¿Debería asustarme que ahora en lo único que pienses es en sexo?

— No, solo era una idea, pero si no quieres no te obligare, aunque hace tiempo que dejamos de hacerlo...

— Mira, obseso sexual, lo hicimos de nuevo cuando hablamos de nuestras desastrosas vidas y mira que experimentamos.

Frunce el ceño — Hacerlo en el suelo no es experimentar — suelta.

— ¿Cómo lo sabes? Hasta hace unos días no eras más que un virgen.

— ¡Ryland ! — grito.

— Ya, lo siento, pero no tengo ánimos de que me metas el pene esta vez

— ¿Por qué no? — hace una mueca y niega con la cabeza — Espera ya no digas eso haces que suene asqueroso.

— El sexo es un acto asqueroso que antes solo se usaba para tener un bebé y formar familias, pero alguien debió pensar "es asqueroso, pero se siente bien" y bum la gente empezó a tomarlo con ese concepto.

— ¿Ya terminaste de sacar excusas para no estar conmigo? — pregunta con algo de recelo

— No es eso, en realidad yo te dije el por qué así que no me sigas molestando, además tengo la regla — solté dejando el plato.

— ¿Te vas ya? Pensé que estábamos teniendo un buen momento, lamento si sonó algo mezquino.

Me puse de pie y él hizo lo mismo — No, solo... bueno si quiero irme, pero no es por eso sino porque necesito ir a ver unas cosas de la escuela además de que empezaré el curso en línea.

— ¿Lo tomarás dónde?

— A veces pienso que eres un muchacho normal pero luego recuerdo que eres un anciano en el cuerpo de un joven.

— Puedes tomarlo aquí si quieres, estaríamos juntos y tal...

— ¿Por qué estás con intención de estar pegado a mí? No eras así con Diana.

— ¿Quieres que te trate como a ella? — pregunta con el ceño fruncido

— No, solo me iré para poder pensar mejor antes de abrir la boca

— ¿Te puedo llevar? — pregunta y gruñí.

— ¡Bien! ¡Jesús! — dije desesperada.

Él me miró confundido, pero no me dijo nada más, en cuanto bajé las escaleras Largo estaba esperándonos pacientemente de pie frente a la puerta.

— Amo, me alegra verlo — dice mirándolo — le trajeron esto hace un momento, me solicitaron que se lo entregara de inmediato.

Richard tomó el sobre que este le ofrecía con cuidado, era un sobre rojo y con ciertos detalles dorados en la orilla además de tener el nombre de él en la parte de atrás. La abre con paciencia y saca una corta tarjeta que se tan elegante como el sobre.

— -Que honor — exclama contento — me acaban de invitar al baile Venus es sumamente importante en la cultura de mi familia.

— Supongo que será genial que vayas para tener un rato con tu gente fina.

— Es la primera vez que me invitan, sabrán que pronto tomaré las riendas de este pueblo y necesito hacerme conocer, ¿me quieres acompañar?

No puedo contener una risa que resuena por la entrada y para mi sorpresa hasta Largo de ríe conmigo.

— Eso fue bueno — dije riendo.

— ¿De qué se ríen? — por su tono veo que no bromea y Largo se calla de inmediato.

— ¿No hablarás en serio sobre llevarme a conocer a esa gente? — dije con gracia.

— ¿Por qué no? Creo que sería lindo que pasáramos una velada en un lugar salido de un cuento de hadas, ¿no te gustaría?

— No me gustan los cuentos de hadas y tampoco la idea de que mucha gente de la alta sociedad me mire con desdén mientras murmuran sobre mí.

Este me mira como si estuviera a punto de gritarme algo, pero se lo aguanta.

— Hablaremos de esto después porque sé que no estás de un humor bueno y prefiero evitarme los problemas.

Al menos lo pensó bien, salimos al umbral y abrocho mi abrigo al mismo tiempo que suena mi celular.

— ¿Qué? — pregunte al contestar

— Un hola a ti también — dice burlón

No puedo disimular la sonrisa que me sale al oírlo, tenía ya un rato sin noticias suyas. 

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora