Capítulo 91

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Querido Diario:
¿Cómo te encuentras viejo amigo? Supongo que todo debe estar bien en tu mundo, en el mío por primera vez he sentido que mi vida no está tan mal, febrero pasó volando al igual que marzo se puede decir que técnicamente tengo una relación desde hace tres meses ¿te lo puedes creer? ¿Tú qué me acompañas desde niña? Ni en mi mente esto habría pasado pero bueno que se le puede hacer soy irresistible ante él. La graduación está a la vuelta de la esquina y realmente me da gracia pensar en que todos estos años esforzándome por fin llegarán a su fin la universidad ya me ha enviado algunos correos, sin contar con que he estado buscando un apartamento decente en zonas supuestamente "seguras" mayo me dio la bienvenida más cálida ayer Richard me llevo a "un día de campo" en el que nadie contó que llovería aún con sol bastante extraño si me lo preguntas pero que te puedo decir esas cosas pasan, creo que es todo por ahora.

Se despide tu vieja amiga zorra...

Cierro el diario con la pluma dentro y lo pongo al lado en la mesita de noche que Richard mando a poner para mi ayer al mirar de reojo lo veo dormido boca arriba con los labios entreabierta exhalando aire muy despacio. Tiene un pequeño golpe en la ceja por chocar anoche en el baño cuando hacíamos cierto tipo de cosas que no está aprobadas por el Vaticano y dios.

—Richard — susurro acercándome a su oído,

Se mueve para girarse solamente pongo mi mano en su espalda y presiono el inicio de la columna enterrando un poco la uña en su piel pálida

—Ryland, te lo suplico déjame dormir, por una vez — le paso las uñas por la espalda y se estremece un poco — ¿qué es lo que necesitas?

Ni siquiera abre los ojos solo habla a la nada.

—Quería decirte buenos días — dije intentando no reírme.

—Buenos días — murmura molesto y se gira — ahora ¿puedo volver a dormir?

—Yo pensé que podríamos hacer algunas cosas antes de ir a la escuela — dije y en un segundo se dio la vuelta para tomar mi cintura

Me reí cuando no pudo subirme encima suyo y tuve que colocarme en su regazo con cuidado, es bastante interesante nuestros sexos chocan y lo único que nos detiene es la ropa que pronto quedará en el suelo.

—Buenos días — dice una vez teniendo mi cuerpo encima

Le sonrió — ¿Ahora sí son buenos? — me quité la blusa de tirantes por la cabeza la arrojé detrás mío y este sonrió al ver mis pechos libres sin ningún obstáculo para no tocarlos.

—¿Tienes frio? — se burla al ver que se me erizo la piel en cuanto su dedo me tocó el vientre

Me levanto de encima para tomar la cintura del bóxer y bajarlo, cuando lo hago él con sus pies empuja la tela de sí mismo y vuelvo a mi lugar de antes apunto de meterme su pene en mi entrada me detiene.

—Espera... — dije y me quedo quieta.

— Qué pasa?

Su cara es de sorpresa, me estiro y tomo de la mesita el condón y yo misma me encargo de ponérselo, una vez listo se convierte en una sonrisa enorme

—Podemos seguir — dice y asiento bajo lentamente sobre él haciendo que se sienta mucho más profundo todo.

—Uf — murmuró, pero me pone ambas manos en la cadera intentando moverlas en señal de que me mueva

No me tardo mucho en hacerlo empiezo levantando mi cadera hacia arriba recorriendo su pene luego abajo lentamente y veo como cierra los ojos

—Ryland, hazlo más rápido — murmura y se mueve.

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora