Capítulo 84

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—¿Puedo darme una ducha rápida? Es que vengo de clase de deportes y no quiero ir sudada.

—Claro déjame ayudarte con el agua caliente.

—Pero yo se usar una llave para el agua — dije quitándome las botas

—Oh claro.

Lo miro y veo que sonroja de las mejillas hasta parece tierno —¿Acaso ibas a "ayudarme" para después mágicamente entrar a la ducha conmigo y tener sexo? — le pregunte burlona

—Yo jamás haría tal cosa tu privacidad es importante — responde a la defensa

—¿Entonces si te digo que entres conmigo me dirás que no? — me quité la blusa quedando en el sostén rojo que admitió a la mala que le gusta

—Me negaría rotundamente porque soy un caballero — se cruza de brazos ofendido y se gira

—Bueno entonces yo y mi vagina húmeda nos iremos a dar un baño en tu ducha, casanova — murmure entrando al baño no me siguió, pero estoy segura de que lo hará.

Termino de quitarme la ropa, entro a la ducha y cierro con cuidado la puerta mientras que mi otra mano abre la llave el agua caliente empieza a llenar de vapor así que abro un poco la puerta y me meto al agua caliente. Una sensación de alivio me invade, pero cuando me alejó del agua para ir por el jabón en cuanto me dirigía al chorro una figura ya estaba debajo de el

—Vaya, creía que eras un caballero que no se metería en mi hora de bañarme — dije cruzando los brazos sobre mis pechos

—Soy un hombre que tiene necesidades y una de ellas es darse una ducha rápida antes de ir a visitar a alguien — se excusa

—Ajá — dije y me acerque para empujarlo ligeramente fuera del agua — muévete necesito enjabonarme ya

Me quita los brazos de su pecho y la esponja de la mano pasándola por mi vientre muy despacio.

—¿Nunca has pensado en hacerte algún tipo de tatuaje? — pregunta con la mirada fija en mi piel

—Solía pensarlo, pero decidí que me quiero hacer uno en cuanto me mude

Se pone algo tenso, pero cuando le paso un dedo por el pecho se recupera

—Lo siento — murmura sin mirarme

—¿Qué es lo que sientes?

—El tratarte de cierta forma que no es buena a veces pienso que debo ser como mi padre, pero no quiero serlo con toda la sinceridad

—No es malo que no quieras ser como él, eso es señal de que sabes de primera mano que no es bueno y tú debes ser diferente

—Será mejor que me salga para que te des prisa y salir — antes de que pueda decir algo me da la esponja y sale de la ducha los cristales están empañados solo logro ver su espalda cuando paso la mano por ellos

Pero se ha ido todo se ha puesto muy raro hasta para nosotros. Una hora después algo retrasados y con una hermosa cara de odio proporcionada por Richard gracias a que llegamos tarde estamos de pie frente a la puerta de una casa enorme pero bastante elegante parecida a una cabaña los ahora vigilantes de Richard se han quedado afuera por si los necesita

La puerta se abre y una mujer bastante mayor nos sonríe ligeramente —Bienvenido alteza el señor Kennedy lo espera en la sala — dice con voz entrecortada

—Pasemos — dice Richard ofreciéndome su brazo que tomó de mala gana

En cuanto doy un paso el vestido se aferra a mi cuerpo haciendo que el respirar se me haga bastante difícil. El interior es hermoso debo admitir madera por todos lados en un tono casi oscuro acompañado de algunas pequeñas estatuas y algunos cuadros de figuras, una enorme chimenea que está encendida hace sentir el lugar muy hogareño.

—Bienvenidos me alegra que estén aquí — dice con entusiasmo el hombre saliendo de una habitación

—Es un honor que nos permita estar aquí en su casa, lamento la tardanza — dice mirándome y puse los ojos en blanco

—No te preocupes por eso ya están aquí pasemos por favor al comedor Gricelda es la mejor cocinera del mundo está encantada de cocinar para más de uno

—De verdad muchísimas gracias por invitarnos sé que es un hombre ocupado — dice Richard soltando mi brazo

—Tonterías, siempre hay tiempo para un almuerzo — llegamos hasta el comedor y le explico a Richard que podía sentarse donde quisiera — bueno háblame de la situación cómo van tus planes para iniciar en unos meses la coronación he notado que no han hecho mucho alboroto

Richard se sienta y me quedo de pie hasta que el hombre me aparta una silla y me la ofrece — Señorita no se quedé de pie acompáñenos

Acepto la silla y asiente volviendo a donde supongo es su lugar frente a nosotros.

—Mi familia es muy reservada sabemos que la realeza está muy comprometida con evidencias públicas, pero a mi parecer de la manera en la que vivimos estando reservados es mejor para vivir una vida sana y plena

—Puedo llegar a entender eso, pero respóndeme, ¿por qué coronar a alguien tan joven? — esa misma pregunta me hice yo todos estos años

A Richard pareció sorprenderle la pregunta, pero intento que no se notara

—Bueno señor Kennedy, usted debe saber, en estos casos a veces ciertas personas llegan a una edad en la que se sienten agotados por tantas razones y ese fue el caso de mi padre

—A tu padre el rey también lo coronaron a los dieciocho y por lo que explicas me das a entender que ahora a sus cuarenta años está cansando y agotado por estas tareas, ¿no te preocupa a ti terminar tan agotado como él a su edad?

—No creo que le preocupé eso, simplemente su padre junto a su familia ha hablado y decidió que Richard es bastante maduro para su edad y está listo para ejercer su función en este lugar con todo lo que se ha preparado — solté yo casi sin aire este vestido estúpido me va a reventar un riñón

Ambos quedaron sorprendidos con lo que dije pues no había hablado en todo el rato, pero el hombre me sonríe contento

—Creo que algún día serás una buena reina — dice

—No, yo no quiero ser una reina en realidad no me interesa nada que ver con la realeza — admití

—Interesante — dice y la mujer entra con una bandeja grande que trae los platos.

—Pollo con ravioles y pura de papas espero que les guste — cuando termino de servir él y yo le agradecimos

Excepto Richard que se encontraba observando el plato.

—¿Rory verdad? — me pregunto

—Prefiero que me llamen Ryland — murmuró y Richard me pellizco el muslo

—¿Ryland ese es tu nombre? — pregunta confundido

—Es mi apellido, pero todos me llaman así entonces me acostumbré

—Fascinante de acuerdo Ryland si puedo llamarte de tu

—No — solté y río mostrando sus dientes blancos

—Lo comprendo entonces le diré señorita — asiento, aunque me gane otra mirada de enojo por parte de Richard —¿Cómo te sientes en tus clases nuevas?

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora