— Ya estamos aquí, ¿ahora qué? — pregunta un tanto impaciente al llegar.
— Bien, ahora necesito saber, ¿cuánto dinero puedes gastar? — le pregunte para trazar un plan en mi mente.
— Soy el futuro rey de este lugar. Puedo gastar lo que me apetezca y más — contesta con obviedad
— Perfecto, no te escuchas para nada engreído — digo con una sonrisa burlona.
Entramos a una tienda llamada "Stallions" que tiene buena pinta.
— ¿Por qué estamos en una tienda de ropa masculina? — pregunta mientras yo reviso un par de camisetas
— Bueno, siempre te veo vistiendo los mismos aburridos e incomodos trajes, así que pensé que un look más casual no te haría mal — contesto mientras observo con detenimiento un par de camisetas.
— ¿Look más casual...? — empieza a decir, pero lo corto apoyando un par de camisetas sobre su pecho para darme una idea de cómo le quedarán.
— Así es, estas te quedarán bien — digo y lo arrastro a la sección de pantalones.
— Pero yo no quiero ropa nueva me siento cómodo con esto, además por si no lo olvidas la gente aquí me conoce debo dar una imagen respetable
Al final acabé metiendo a Coleman al probador con tres camisetas, dos pantalones y un par de tenis que al verlos juro tirármelos a la cara. Todo le quedó como esperaba, así que le dije que se dejara el conjunto que mejor le quedara y salimos a pagar las cosas, incluyendo lo que se había dejado puesto.
— Te odio — murmura enojado en cuanto salimos.
— Vamos no te comportes como un niño — intente ir junto a él, pero se me apartó — vaya, no quiero ni pensar en cómo será un hijo tuyo
Así recorrimos un par más de tiendas, llevándonos algunas. En cierto momento que Richard se descuidó me dio tiempo de comprar algo por mi cuenta y esconderlo. En realidad, es un buen momento para pensar, ¿adónde se fue?
Seguimos dando vueltas y viendo diversos lugares hasta que me dejo muy en claro que no quería estar más en la plaza. Fuimos a una biblioteca que esta por esos rumbos, lo miro e intento no reírme no es que se vea mal pero jamás me imaginé a Coleman con otra ropa que no fueran sus trajes, estoy segura de que siempre los ha vestido. Compramos banderillas en un puesto cercano ya que el hombre me molestaba con que tenía hambre por dios, se le sube mucho que este de cumpleaños.
— Está muy buena — dice limpiándose la cara llena de mostaza.
— Ya lo sé, cariño es el pantalón — dije bromeando, pero me miró por un momento el trasero —¡Oye era un chiste!
Se ríe y le da una mordida más, caminamos por la pequeña parte de los locales, pero en cierto momento empezó a haber bastante revuelo en una zona de la plaza y nos acercamos a ver, resultó ser el show de un mago. Solo hacia un par de trucos sencillos con las cartas, pero a Richard eso le bastaba para divertirse y asombrarse como un niño pequeño.
— Coleman, es un simple truco de cartas no es tan impresionante como para tener la boca abierta.
— Cállate no me dejas escuchar de dónde sacará al conejo — me reprende e intento aguantar la risa
Estaba a punto de discutir y decirle que es más que obvio que saldrá del sombrero porque... pues eso es, pero en este momento empiezo a recordar que Richard no tuvo nada de esto cuando niño bueno para empezar sé que ni siquiera veía televisión.
— ¿Te gusta el mago? — le pregunte mordiéndome la lengua para no reír.
Frunce el ceño — Bueno me estaba gustando hasta que vi como tiro una carta al suelo, debajo de la mesa — dice confundido

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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...