Largo nos da la pizza y comemos en silencio hasta que casi le escupo al verlo comer con tenedor. Tengo una teoría esas personas son psicópatas. Me parece raro que estemos comiendo en el auto digo yo lo hago todo el tiempo, pero no esperaba que él también lo hiciera o tal vez lo hace porque estoy con él
— ¿Te comiste el ultimo pedazo? — pregunta sorprendido
— Si, ¿por qué? ¿era para ti? — asiente y le doy una mordida - Ups, suerte para la próxima
— Pero Diana siempre me deja el último pedazo, es más ella solo se come uno — apunta.
— Si, jefecito, pero ella te ama y es tu novia. Yo no te amo y ni siquiera me importas, así que supéralo.
Me terminé el pedazo en silencio. Y esta vez sentí como se detuvo el auto, miré por la ventana. Estamos en la mansión de Coleman
— Pensé que te haría bien dormir en una cama de verdad, aunque sea por una noche — dice y lo miro mal — ¿qué hice?
— Tengo una cama — en realidad no se si pueda llamar cama a mi vieja base de madera que se tambalea y mi colchón que huele a hierva.
— Bien, pero te iba a ofrecer dormir en la alcoba de visitas donde hay una tina de hidromasaje.
—¡Quítate! — grite intentando bajar.
Entramos e inmediatamente sentí un aire gélido en todo mi cuerpo. Creo que se notó porque Largo me miró asustado y me señaló el cuarto de huéspedes que estaba arriba del lado contrario al cuarto de Coleman. Subí casi corriendo una puerta de madera gigante me esperaba y en cuanto la abrí sentí calor. Tenía un enorme ventanal que dejaba ver la luz de la luna, pero por ahora me interesa el bañarme porque ya me siento incómoda
Largo entro a los minutos para enseñarme cómo funcionaba todo. Me dijo cómo encenderla y para presionar los chorros de presión además de que me dejaría unas toallas y una bata antes de que me metiera. Sin mencionar que me ha confesado que hay un líquido relajante de burbujas escondido por ahí en el estante.
Pasan cinco minutos ya he encontrado el famoso líquido y echado un poco en el agua caliente. Me deja las toallas en el lavamanos y se va en cuanto le agradezco
— De acuerdo es hora de consentirnos un poco — me quito la ropa, la dejo regada por el suelo y meto un dedo para ver que tal está el agua. Perfecta. Meto mi pierna e inmediatamente suena mi celular —¡carajo!
— ¿Sí?
— ¿Dónde estás? — mierda se me olvido por completo que Lassie se quedó en el hospital
— Lo lamento, Coleman me llevo a comer o más bien a cenar porque son las siete y me trajo a su casa para descansar, pero voy para allá.
—¡No, tranquila! Yo pasaré la noche con tu mamá, tú descansa unas horas — dice segura
— No, no quiero dejarte ahí sola, no tienes porqué quedarte con ella — dije y saqué mi pierna del agua.
— Forastera, lo hago porque quiero que descanses ya me lo pagaras algún día. Ahora sigue haciendo lo que hacías y te veo mañana temprano.
— ¿Estás segura?
— Por supuesto, anda quédate tranquila
— Gracias, pero si te sientes cansada o tan solo no quieres estar ahí me llamas y salgo para allá.
Se ríe — Claro, ahora vete a hacer lo que sea — me cuelga
Dejo mi celular en el lavamanos y respiro hondo antes de meterme por completo en la tina llena de espuma blanca. Mis piernas sobre salen un poco, pero es igual de relajante el agua caliente me hace perder por un momento ese peso sobre mis hombros. De pronto se escucha afuera como comienza a llover algo fuerte, no puedo evitar pensar en Gato ¿todavía tendrá comida? ¿Tendrá frío?
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...