Esta sentado en el largo sillón de terciopelo que le da una apariencia muy oscura a la habitación.
— ¿Por qué tienes el pómulo rojo?
Debo admitir a la mala que nunca pensé que la princesita flacucha me fuera a soltar un golpe en pleno baño, pero no le faltó uno a ella. Que pésimo gracias por tratar de abrirle los ojos, aunque es una ironía porque creo que con el golpe que le puse quedo justo en su ojo.
— Algo sin importancia, tú concéntrate en aprender.
— ¿Ya vamos a poner en práctica lo que me enseñaste? — asiento — ¿contigo?
Este momento era obvio que llegaría, pero no pensé que tan pronto. Nunca sentí ninguna pena de mi cuerpo en realidad estoy orgullosa de el pero, ahora mismo frente a Richard prefiero seguir vestida.
— Creo que sí, pero solo iniciaremos lo de acariciar ¿de acuerdo? — asiente y me quito el pantalón quedando en mi tanga de encaje negro.
Me acomodo en sus piernas y sus manos me toman la cintura acariciándola
— Es curioso — suelta impresionado.
— ¿Qué es curioso? — pregunte.
— Pensé que tendrías cubierto el cuerpo de tinta negra o de colores para marcar la rebeldía. — patética suposición de los estirados.
— Pues... ya ves que no — de pronto su mano llega hasta mi tanga, sus dedos están en el elástico jugando con él. — además ni siquiera me he quitado la parte de arriba no has visto si hay tinta.
Mi respiración empieza a agitarse al sentir su otra mano acariciando sobre la tela, él lo ha notado por lo que de repente introduce sus dedos dentro de mí ropa interior, busca y cuando lo encuentra sonríe alegre.
—¡Aquí está! — grito emocionado y sus dedos lo rozaron haciéndome jadear.
— Si...ahí está... quieres dejar de hacer eso ahora mismo. — Intente mantenerme serena pero la sensación no la podía detener.
— ¿Por qué? — sonríe pícaro — ¿No lo hago bien? — sabe bien lo que hace pues su dedo lo presiona levemente.
— No, en realidad tu tacto es pésimo — respondí
Sus ojos azules están radiantes como si en realidad estuviera contento.
— Creo que es todo por hoy — saca su mano y le da un toque a mi pierna y me levanta de encima suyo — fue cautivador, pero dejaremos esto para después
Quede sentada en el sillón medio desnuda mientras se dirige al baño.
— ¿Adónde vas? — le cuestione.
— Tengo que darme una ducha rápida, debo asistir a mi clase - se acerca a su closet para sacar su ropa — Fue un placer volver a verte, pero ahora debes irte.
No dice nada más antes de desaparecer en el baño. No hay nada más que pueda lograr aquí debería irme a menos que... todavía pueda lograr algo estupendo para darle una lección.
Me levante de un salto para dirigirme a la puerta donde entro él. Tocó con cuidado el pomo para no hacer mucho ruido al abrir la puerta blanca, enseguida logro entrar y ver el espectacular baño que tiene, en realidad es casi del tamaño de mi cocina; hay una bañera cerca de la pared al otro lado una ducha con puertas de cristal y en medio un hermoso lavamanos de mármol con un enorme espejo arriba en sí todo un sueño. Recorrí rápidamente todo pues la ducha estaba completamente llena de niebla alrededor debe de tener el agua hirviendo.
Intento controlar mi impulso de tocar todo alrededor para seguir con el plan. Sin embargo, mi alrededor es algo que solo y alguna vez imagine para mí en mis sueños. Mi blusa cae al suelo para quedar solo en interior, lista para entrar al baño de vapor en el que esté se encuentra abrí la puerta con mucho más cuidado y cuando por fin estoy dentro puedo ver la piel desnuda de su espalda es muy tersa, se gira para recorrer mi cuerpo del mismo modo en que mis ojos se pasean por él. No sé dio cuenta de la escena que estábamos montando hasta que vio cómo me quité la ropa interior.
— ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Te dije que te fueras! — grito molesto.
— Lo escuché bien la primera vez, sin embargo, no puedo irme hasta enseñarte a cosas sino sería estúpido volver mañana para que solo me observes. Te voy a mostrar algo importante.
Trago saliva, pero no dijo nada más. Esta empapado y los lunares que le adornan brillan bajo el agua.
— Bien, haré algo muy rápido para empezar — le susurro y me desvisto sin que me quite los ojos de encima
Quiero descubrir qué pasaría si hago lo que quiero sin su consentimiento. Se que lo más importante sería preguntarle si desea que lo toque, pero nunca he sido la más educada a la hora de hablar. Lo tengo justo delante de mí. Estiro mi mano y le agarró el pene para acariciarlo de cada extremo delicadamente
— ¿Qué haces? — cuestionó con la voz entrecortada.
— ¿Qué parece que hago? — dije
Me puse de rodillas en el suelo mientras le seguía acariciando. Él solo me miraba con la boca entre abierta y haciendo lo posible por no cerrar los ojos. Tomé valor para lamer mis labios antes de meterme eso a la boca. Una vez ya teniéndolo en la boca baje hasta casi llegar a su fin otra vez, mi lengua le lame todo el alrededor hasta que hago círculos pequeños con la boca en una especie de sensación para que sienta que se hace estrecha.
— Se siente bien, Ryland — soltó extasiado enterrando una de sus manos en mi cabello.
Lamo un poco más y después uso mi mano. Me niego a dejar que se corra en mi boca la primera vez. Mientras lo masturbo miro sus ojos azules que parecen estar más vivos e intensos como si nada lo hubiera hecho sentir emoción.
— Creo que voy a... para ya, por favor — siento como se tensa un poco en señal de que esta por completo listo.
— Mírame — le dije y obedece — ¿Te gusto así? — mi mano derecha se encargaba de su pene y la izquierda de acariciar mi seno para ponerlo más.
— Sí... te ves tan... — ni siquiera debió contestar soltó un ligero gruñido antes de empapar mi mano con su líquido. Cuando termino en segundos me puse de pie.
— Escúchame bien, Coleman me pagas por mostrarte el placer, no para venir a que me toques un segundo y después me desprecies. Así no soy yo, ¿entiendes? — le interrogó — porque si vuelves a tratarme así, te mataré mientras te duchas. Hoy te he mostrado el placer y lo fabuloso que se siente así que toma nota.
No deje que respondiera, solo salí con cuidado de la ducha y tome mis cosas para cambiarme y salir de aquí. Ya vestida toco el pomo para abrir, pero al hacerlo deje que Largo aparezca frente a mí.
— ¿Dónde se encuentra, el amo Richard? — mira con disimulo el interior de la habitación.
— En el baño, Largo, búscalo tú mismo — le di un empujón para que me dejara salir y así fue.
Baje las escaleras con prisa para llegar a mi objetivo la puerta principal. Toda la oscuridad de esta casa puede llegar a ser abrumadora.
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...