Capítulo 66

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En cuanto tengo mis piernas abiertas frente a él comienza a acariciar con mucho cuidado mi piel hasta que comienza a repartir besos por mis muslos internos. Continua un camino hasta mi vagina.

Me arqueo cuando siento que desliza su lengua con lentitud, sigue con ese mismo ritmo y con cuidado intenta tomarme ambas piernas para dejarlas quietas.

— Mmm... — es lo único que consigo murmurar.

El aire que entra por la ventana y me acaricia la piel desnuda hace que se torne de gallina, él me acaricia las piernas mientras continúa.
Una presión en mi vientre se forma conforme este sigue con su boca en mí. Siento el cuerpo arder como si tuviera fiebre y ahora todo cambia porque solo quiero una cosa y es que este dentro de mi ahora.

— Basta — la palabra se me escapo de golpe.

— No — dice apartándose, pero mientras uno de sus dedos explora mi interior haciendo que gima.

— Richard — sonríe al ver que jadeo y como pude tome su cabello — Hagámoslo.

Oh claro ahora si me mira sorprendido. Él se enderezó y se acomodó entre mis piernas. Ja, y yo que pensaba que se negaría.

— ¿Ahora? ¿tener sexo justo ahora? — pregunta nervioso.

— Si, al diablo estoy caliente por tu culpa así que lo haremos.

— ¿En serio? — pregunta y note que se puso tenso, tal vez no quiere hacerlo.

— ¿Por qué te pones así? ¿No quieres hacerlo?

— Si, pero pensé que sería diferente o algo así.

— Te lo pongo así, estamos en igual de condiciones, tú no vas a durar mucho porque es tu primera vez y yo no voy a durar mucho por los medicamentos, la tensión y todo lo que me hiciste así que ¿qué opinas?

Se lo piensa un momento y cuando estoy a punto de decirle que si no quiere podemos dejarlo, pero se levanta y ya se está quitando todo.

— Mientras me quito la ropa cerraremos con llave esto, tú quítate la parte de arriba — me ordena desabrochando su camisa.

Vaya, vaya parece que no soy la única aquí que anda calienta por aquí

Intente quitarme con cuidado la blusa por la cabeza, pero se me atoro en el suéter mi arete de la nariz.

— ¿Te ayudo? — se ofrece riendo.

— ¡No! — dije, pero si lo jalo me sacará el arete — ¡sí!

Se me acercó, a través de la tela del suéter pude que ver que ya no trae puesta su camisa. Su mano se mete entre la tela e intenta quitar el hilo con cuidado.

— Listo — anuncia y me quita el suéter para quedar desnuda, si así es, no me gustan los sujetadores y ya que no salgo, no me he puesto.

Me recosté de nuevo en la cama y de reojo vi cómo se bajaba los pantalones junto a su ropa interior.

— No tengo un condón — dice preocupado.

— Mañana compraremos una pastilla del día siguiente, ahora ven de una vez.

Se subió al colchón hasta donde estaba yo, me mira con atención como si estuviera tratando de no aplastarme con su cuerpo. Tan pronto como acerco su pene a mi entrada ya húmeda una sensación me recorrió el cuerpo.

— ¿Ahora que hago?

Sonrió al verlo tan nervioso. — ¿Estas duro?

Me mira en pánico y no puedo evitar reírme —No es gracioso, no te entiendo.

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora