Capítulo 41

918 107 25
                                    

El camino es silencio como siempre miro por la ventana y espero ver algún avión salir para pensar que es él.

— ¿Dónde están tus padres? — pregunte.

— Se fueron anoche, solo venían al festival — murmura sin mirarme.

Asiento — ¿De nuevo tu casa está sola? — una sonrisa se le hizo en el rostro acompañada con una risita.

— Si, la mansión está sola con los empleados — dice tranquilo.

Me acomodó un poco más cerca de él. Revisé mi celular hasta que tuve una idea mucho mejor.

— ¿Tienes algo que hacer hoy? — le pregunte

— No, podría adelantar algunos trabajos, pero...

Me acerco a la división y toco ligeramente hasta que se abren mostrándome al chófer.

— Hey, disculpe necesitamos ir al centro comercial ahora.

— ¿Por qué? — exclama confundido.

— Tú ya lo verás — dije segura.

***

— ¿En algún momento me vas a ayudar? — dije casi sin aire —¡Richard, carajo ayúdame!

Estoy en la puerta de su habitación que está bloqueada con algo que no me permite abrirla por completo además de que estoy cargando la caja enorme de un DVD con sus respectivos discos sola porque él se hizo el loco.

Se acerca con los ojos en blanco y le paso por el estrecho espacio la caja.

— No tienes fuerza — dice con una mueca.

— ¿Es en serio? Yo fui la que subió la televisión junto con Largo mientras tú solo mirabas.

— Yo ayude también — repone.

Lo mire incrédula —¡Tú solo me gritaste que me moviera porque no podías pasar por un jugo!

—¡Es que estabas estorbándome!

Pase como pude por ahí y me arremangue las mangas de mi blusa.

—¡Ahora mismo yo te voy a demostrar lo que estorba tu nariz en tu cara! — me vio divertido hasta que me empecé a tronar mis dedos

—¡Espera, es un chiste! — grito cuando me iba a lanzar contra él.

— Deja la caja en el escritorio mientras le pido a Largo que traiga un mueble para poner la tele frente al sillón.

Asiente y acomoda las cosas en la madera, pero Largo antes de que pudiera salir ya viene con un mueble además de que ayuda a reparar la puerta.

— Amo, aquí le dejo este ejemplo de mueble mientras llega el que pidió ¿puedo preguntar para que lo necesita?

— Compre una televisión y quiero ponerla aquí para verla — dice sacando las cosas de la caja.

— Bien, amo me retiro si no me necesita más.

— No, puedes irte Jeffrey.

Este asiente y desaparece cerrando la puerta. Me echo en el sillón y se queda de pie mirándome. — Conecta todo, mientras me pongo cómoda — me quité los tenis quedando en calcetines sobre el suelo.

— ¿Qué? No, me tienes que ayudar con esto no tengo ni idea.

— Resuélvelo, rarito — le guiñe un ojo bromeando.

Media hora después terminó de conectar todo lo necesario porque él está electrocutado en el sillón abrazando un cojín. No tengo ni idea cómo logro eso, pero si vi las chispas que sacaron los cables e hicieron que su cabello se quedará peinado hacia arriba y con un ligero aroma a quemado. Listo para ver.

— De acuerdo ya lo conecté todo el equipo ahora dime ¿cuál película quieres ver?

— Una donde no electrocuten a nadie — dice afectado abrazándose más al cojín.

— Acabas de sacar de la lista todas las de destino final. Bien, ¿vemos Harry Potter?

— ¿Son buenas? — dejo caer los discos de mis manos al oírlo

— ¿Qué mierda, nunca supiste de él? — solté sorprendida.

Que porquería de vida.

— Claro que sí, solo que en libros leí toda la saga, pero nunca he visto las películas.

— Bien, entonces pondré la primera para que veas la saga — asiente, pongo el disco en el DVD y me acerco para cerrar las cortinas porque, aunque no hay sol, entra algo de luz.

Por fin terminó y tomo de su cama una manta que está en los pies junto a una pequeña almohada. Con las cosas en mano me acomodó en la otra punta del sillón ganándome una mirada de él.

— ¿Por qué traes eso? Veremos una película no vamos a dormir — me avisa.

— Ya lo sé, idiota, pero me gusta verlas cómoda no derecha y con el trasero aplastado por dos horas. Ahora cállate que ya va a empezar.

— No me digas que me calle, yo soy alguien verdaderamente importante, una imagen pública y tú te atreves, así como as... — le pegué el pie a la cara e intento quitarlo de un manotazo.

Me reí con ganas al verlo, se limpió la cara con la mano, pero es un buen momento para molestarlo. Volví a acercar mi pie a su cara y moverlo cuando intentara quitarlo.

—¡Basta, Ryland! — dice enojado, pero con el otro le toque una mejilla —¡eso es asqueroso!

Me divierte verle así hasta que toma mi pie con su mano y lo aprieta con fuerza lo mueve para bajarlo, pero un movimiento hace que se doble y me duela.

—¡Auch! — me queje al sentir la punzada.

Me suelta de inmediato y me incorporó donde estaba. — Te dije que me dejaras, ahora será mi culpa que te lastimaste.

— No, en realidad yo fui la que puse mi hermoso pie en tu horrible cara supongo que no me imaginé que me fueras a lastimar con lo débil que eres.

— Cállate, trato de ver la película.

— Eso es el logo de Warner Bros — está bien, intentaré no discutir con ese pedazo de hombre. La película lleva diez minutos solo diez y me tiene harta con sus preguntas.

¿Por qué inicia así? ¿Quién es él? ¿Eso no sale en el libro? ¿Qué está pasando? ¿Cómo hicieron eso?

Dios, si me amas un poco déjame morir antes de aguantar otra pregunta.

— ¿Por qué la escritora no habrá ordenado las escenas de mejor manera? — pregunta de nuevo, me siento y lo tomo de la corbata para jalarlo hasta a mí. Está a centímetros de mi cara cuando que hablo

— Ya cállate, no puedes ver una película en silencio. Hablas más que una anciana — repuse y me miró para luego sonreír.

— ¿Entonces por qué no estamos viendo otra película que si este mejor adaptada a la pantalla?

— Agh — lo jalo con más fuerza pegó sus labios a los míos. Deslizo la lengua por sus labios hasta que abre la boca y me deja adentrarme en ella. Hago lo que puedo para besarlo mientras él intenta hacerme caer de espaldas en el sillón, pero no se la pongo tan fácil. 

𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora