Es alto, sus ojos cafés me miran como si estuviera asustado. Se pasa los dedos por la corta barba que le adorna el rostro con un par de líneas.
— ¿También se va a desmayar? — dije mirándolo, me cae muy mal pero no deseo que muera antes de cobrarle los daños.
— No, es que alguien en la preparatoria se llamaba así — dice y saca un pañuelo del saco negro para limpiarse la cara — malos recuerdos.
— Ya veo que si — dije sin prestarle mucha atención y un Coleman raspado pero entero sale en una silla de ruedas acompañado por una enfermera.
— Aquí está el príncipe Coleman, sano por suerte, no todos los accidentes son tan inofensivos — dice ella.
— Ya lo creo — dije y me puse en cuclillas para estar a su altura — ¿te sientes bien?
— Solo me duelen los raspones por la caída y un poco la cadera, pero nada más — explica y mira al hombre de frente — ¿Señor Kennedy?
Ah con qué es famoso, ¿no?
— Vaya, pero si es la realeza en todo su esplendor veo que tengo una pésima suerte en este lugar. — Bromea y Richard se levanta despacio — Lamento de verdad lo sucedido — dice el hombre.
— En verdad no se preocupe, fue mi culpa yo me cruce sin mirar en ningún momento, que pena que hayamos llegado a esto.
— ¡Te atropelló! ¿A dónde creería que te llevaría eso? — solté y me miró mal.
— ¿Eres siempre tan directa o solo con los desconocidos? — me pregunta el hombre.
— Siempre, sin duda alguna — dice Richard haciendo una mueca.
— No te pedí que le respondieras por mi — dije, pero me ignoro.
— Señor Kennedy no creo que haya nada más de que hablar aquí por este pequeño incidente sucedido, pero, le agradezco su preocupación.
— ¿Cómo no estar preocupado? — dice y me mira de reojo — creo que tendrá una muy buena cuidadora.
Richard me mira y me sonríe ligeramente — También tiene sus momentos — lo miro incrédula.
— Entonces me retirare, pero si necesitas algo, lo que sea, llámame — dice y le da una palmada en el hombro.
— Lo prometo muchas gracias, señor — dice y el hombre asiente mirándome una última vez.
— ¿Quiere llevarse una foto mía para verme mejor? — solté.
— ¡Ryland!
Se ríe y niega con la cabeza — Me parece interesante tu aspecto, aclaro que no dije malo, sino interesante. Eres llamativa — dice caminando hacia mi muy de cerca — permíteme.
Pasa su mano por mi rostro y quita un mechón que me caía por la frente.
— Agradezco la amabilidad, pero no me gusta que se me acerquen extraños. —Le dije apartándome.
Asiente y se aleja — Creo que será todo — mira a Richard y se aleja por ahí
— Ese hombre es extraño — murmure.
— No me lo parece, pero, si tú lo crees está bien — dice serio.
— ¿Quieres que llame a Largo? Anda por aquí.
— Esperare a que vuelva — intenta sacudir la tierra que lleno su saco rojo, pero no lo logra.
—Déjame ayudarte — pase mi mano con cuidado por la tela para apartar la tierra poco a poco.
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𝐸𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝐷𝑒 𝑈𝑛𝑎 𝑍𝑜𝑟𝑟𝑎
Teen Fiction𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐝𝐨 𝐃𝐢𝐚𝐫𝐢𝐨: 𝐓𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬, ¿𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐚𝐥 𝐠𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫...