CAPÍTULO 7: Felicidad

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El primer día de clase de Jungkook había sido bastante mejor de lo esperado. A pesar de haberse perdido y de llegar tarde, tanto su profesora, como sus compañeros y compañeras lo acogieron con mucho cariño.

Jungkook estaba feliz por eso, pero sin duda lo que más feliz lo hacía era haberse reencontrado con Jimin. Hacía 6 años que perdió el contacto con él, pero jamás dejó de pensarlo y nunca se olvidó de él. Jimin había marcado su vida de muchas maneras.

La mañana pasó muy rápido, fueron apenas dos horas donde se limitaron a hablar con la profesora sobre el curso venidero. También varios chicos y chicas se acercaron a él, interesados por conocerlo más, ya que era 'el nuevo'.

- ¡Ya estoy en casa! - gritó Jungkook abriendo la puerta del apartamento. - ¿Hyung estás aquí?

Una cabeza castaña se asomó por la puerta de la cocina - ¡Kook! No te esperaba tan pronto, ven estoy cocinando.

El pelinegro caminó hasta la cocina, dónde su primo se encontraba cocinando mientras escuchaba música y bailaba animadamente.

Namjoon no era un gran cocinero, pero Jungkook apreciaba enormemente el esfuerzo que su primo hacia por cuidarlo y alimentarlo.

- ¿Qué cocinas hyung? Huele muy bien - le preguntó al mayor.

- Pasta aglio e olio, Jin me enseñó la receta, aunque todos sabemos que no me va a salir tan rico como a él, pero bueno... con que esté comestible es suficiente ¿no? - ambos rieron ante el comentario de Namjoon.

- ¿Qué tal tu primer día de clase? ¿Has conocido a mucha gente? - el castaño se giró para conversar con su primo.

- Bastante bien hyung, la gente ha sido muy agradable conmigo. Aunque llegué tarde porque me perdí. - soltó una risita nerviosa - ¡Pero no te vas a creer lo que me ha pasado!

- ¿Lo qué? - pregunto Namjoon extrañado ante la emoción que desbordaba de la cara de su primo.

- ¿Te acuerdas de mi mejor amigo de la infancia? Recuerdo haberte hablado alguna vez de él. - los ojos de Jungkook brillaban de felicidad.

- Claro, el que siempre decías que sonreía con los ojos, ¿no? - Jungkook asintió emocionado. Namjoon se rió, siempre le gustó la forma en que su primo describía a ese chico.

- ¡Me he reencontrado con él, hyung! Está aquí, estudia en el mismo instituto que yo. - el pelinegro aplaudía emocionado.

- ¿En serio? ¡Qué pequeño es el mundo! Me alegro mucho Kook, tendrás que presentármelo. - Namjoon sonreía al ver tan feliz a su primo.

El chico había sufrido mucho el último año, su vida había cambiado de forma dramática y verlo feliz y adaptándose a su nueva vida, era un alivio para él.

Cuando sus padres lo llamaron un par de meses atrás pidiéndole el favor de acogerlo, no dudó ni un momento en abrirle las puertas de su casa. Hacía años que no se veían y su relación no era tan cercana como la de otros primos, pero Jungkook era un chico genial, que no merecía todo lo que estaba sufriendo.

Verlo sonreír así después de tanto, era un regalo. Sin duda le debía mucho a ese chico de ojitos sonrientes.

No me sueltes [JIKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora