CAPÍTULO 23: Culpable

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Se sentía como una mierda por lo que acababa de pasar. Taemin no merecía eso. Tenía que sacarse a Jungkook de la cabeza, pero ni siquiera entendía por qué había pensado en él.

Había intentado no darle importancia a lo que Taehyung le contó, pero su mente lo traicionó justo en el momento más inoportuno. No sabía con que cara mirar a su novio, ni sabía con que cara mirar a Jungkook.

Se levantó de la cama para vestirse, su novio seguía tumbado en la cama con los ojos cerrados.

- ¿Te vas? - le preguntó sin abrir los ojos. Jimin lo miró.

- No puedo quedarme, es tarde y mañana es lunes... Tengo clase. - Taemin hizo un ruido de desaprobación.

- Sabes que puedo llevarte si quieres. - se frotó los ojos y se sentó en la cama.

- Sabes que no me iría si duermo aquí, y no puedo faltar. - se acercó a la cama y dejó un beso en los labios de su chico.

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Los dos chicos caminaban en silencio de camino al Instituto. Taehyung iba tan dormido que no tenía ni fuerzas para hablar, Jimin por su parte iba perdido en sus pensamientos.

Sabía que se encontraría con Jungkook, era inevitable. La clase del pelinegro estaba en el mismo pasillo que la suya y los tres comían juntos a la hora del descanso. No podía simplemente ignorarlo y tampoco quería, Jungkook era alguien importante para él. Lo único que tenía que hacer era mantener a raya esos extraños pensamientos.

El sonido de un claxon los asustó, haciéndolos saltar y las risas de dos chicos se escucharon salir del coche.

Namjoon llevaba a su primo al instituto cada mañana, ya que él aún no había comenzado las clases en la Universidad.

- Subid, os llevo. - le dijo a los dos chicos asomando la cabeza por la ventanilla. Vio a Jungkook en el asiento del copiloto, aún riendo por el susto que les habían dado.

'Míralo, es todo un conejito' - pensó al ver la cara sonriente del menor.

Subieron al coche de Namjoon y saludaron a los chicos. Fueron apenas cinco minutos, pero a Jimin se le hizo eterno. Estuvo todo el trayecto mirando por la ventana, ignorando la conversación que mantenían los otros tres y tratando de calmar su corazón acelerado.

- Gracias por traernos hyung. - agradeció Jimin.

- No es nada, al fin y al cabo tenía que venir igualmente. Si queréis puedo pasar a buscaros y no tenéis que caminar tan temprano. - sugirió Namjoon.

- Oh no hyung eso sería abusar demasiado. - Jimin sonrió. - Pero muchas gracias igualmente.

Los menores se despidieron de Namjoon y entraron al instituto.

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- ¡En menos de dos semanas es tu cumpleaños! - le dijo Jungkook golpeándole el brazo. - ¿Qué quieres que te regale?

- No tienes que comprarme nada Kookie. - las mejillas de Jimin se sonrojaron, no pensaba que recordaría su cumpleaños. - No hace falta.

- Te puedes poner un moñito en el...

- ¡TAEHYUNG! - el grito del rubio cortó la frase de su amigo. Jungkook se echó a reír.

- En el cuello - respondió el castaño con una sonrisa pícara. - ¿Dónde estabas pensando? - observó a los dos chicos ponerse rojos como tomates.

- No estaba pensando en nada, estúpido. - Jimin trataba de parecer indiferente.

- Yo creo que el prefiere que el moñito se lo ponga Taemin. - soltó el pelinegro. Jimin abrió los ojos de golpe.

- ¡Y TÚ QUE SAB...! - se calló antes de terminar la frase, pero era tarde. Su subconsciente lo había traicionado. Taehyung estalló en carcajadas. Jungkook lo miraba con una ceja arqueada.

El timbre que anunciaba el final del descanso sonó y Jimin le dio las gracias a todos los dioses por sacarlo de ese aprieto.

Las horas restantes se hicieron eternas, Taehyung no decía nada pero no paraba de mirarlo y Jimin sabía perfectamente lo que pensaba su amigo.

No entendía porqué su subconsciente lo triacionaba de esa manera, ¿Acaso le estaba empezando a gustar Jungkook? Es obvio que el chico estaba tremendo, cualquiera mataría por tener algo con él, pero él se empeñaba en seguir viéndolo como su pequeño y dulce Kookie.

Recordó las palabras del menor 'Tu pequeño Kookie ya creció' y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

- ¡Oh dios Jimin en medio de la clase no! - pensó al notar su miembro endurecerse.

Cruzó las piernas para disimular, por suerte estaban todos sentados en mitad de una clase, nadie lo notaría.

O casi nadie.

- ¿Qué pasa Minnie? - le preguntó en voz baja el castaño a su lado. - Estás poniendo caras raras.

- Oh, no es nada. - Jimin no se atrevía a mirarlo a los ojos, sabía que lo descubriría. El menor observó extrañado como su amigo apretaba las piernas.

- ¿Te has empalmado en mitad de clase? - le preguntó en un susurro, tratando de aguantar las ganas de echarse a reír.

- Cállate Taehyung, todo esto es por tu puta culpa. - Jimin quería matarlo, su amigo le había metido a Jungkook en la cabeza.

- Yo solo te conté lo que vi, no es mi puta culpa que a ti te guste. - respondió ofendido resaltando esas dos palabras. Jimin lo miró con odio.

El camino de vuelta a casa lo hicieron en silencio. Los dos estaban demasiado molestos como para hablar, pero no lo suficiente como para caminar separados. Comió sin ganas, intentando evitar las preguntas de sus padres y se subió a su habitación para prepararse para sus clases de baile. Alguien tocó la puerta y la abrió, el pelo negro de su madre asomó

- Jimin cariño, ¿Va todo bien? - le preguntó su madre mirándolo con preocupación. - Has estado muy callado en la comida.

- Si mamá, es solo que ya tenemos muchas tareas y trabajos. Nada más. - mintió.

- Bueno, si necesitas algo sabes que puedes contar conmigo ¿Verdad? - su madre le sonrió. Jimin le devolvió la sonrisa.

- Claro mamá. - la señora Park asintió y se giró para salir de la habitación de su hijo. Pero Jimin no escuchó la puerta cerrar.

- Por cierto, ya han pasado más de dos semanas - Jimin arqueó una ceja. - ¿Por qué no le dices a Jungkook que venga este fin de semana a cenar? Así papá lo puede ver también.

- No sé mamá, quizás tenga planes ya... - el rubio no sabía dónde meterse.

- Bueno, pregúntale de todas formas. Tenemos muchas ganas de verlo. - Jimin asintió. - Puede quedarse aquí a dormir, recuerdo lo mucho que os gustaba dormir juntos de pequeños.

La señora Park salió de la habitación con una sonrisa y dejando a su hijo con la palabra en la boca.

No me sueltes [JIKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora