No me sueltes [JIKOOK]

CAPÍTULO 88: Súplica

Se despertaron muy temprano por la mañana, querían ir al cementerio a visitar la tumba del señor Jeon y pasear un rato por Busán antes de volver a casa.

- Escandalosos de mierda. - les reprochó Namjoon entre risas al verlos salir de la habitación.

- ¿Nos escuchaste? - preguntó Jungkook avergonzado. El mayor soltó una fuerte carcajada.

- Apostaría que os escucharon hasta en Seúl. - Jimin sentía sus mejillas ardiendo.

- Disculpa hyung. - dijo abochornado.

- Eso díselo al resto de huéspedes, no a mi. - respondió el mayor divertido.

Entregaron las llaves en recepción y salieron arrastrando las maletas hasta el coche, que estaba aparcado unas calles atrás.

- Bueno ¿y a quién le tocó anoche? - preguntó siguiendo el juego. Jungkook lo golpeó en la espalda.

- ¡Cállate hyung! - Namjoon se echó a reír.

- ¿Os iréis turnando, no? - Jimin quería salir corriendo de allí. - Es muy aburrido si siempre da el mismo.

- ¡No te voy a decir quién le da a quien hyung! - respondió Jungkook alterado apurando el paso para llegar al coche.

Metieron las maletas en el maletero y se subieron al vehículo. El mayor dejó las bromas de lado, la situación que venía era bastante seria. Miró a Jungkook sentado junto a él en el asiento del copiloto y palmeó su muslo.

- ¿Estamos contigo, vale? - el menor asintió con la cabeza tragando saliva.

Namjoon arrancó el coche y puso rumbo al cementerio. Los tres chicos se mantuvieron callados durante todo el trayecto.

- ¿Recordáis el lugar exacto? - preguntó Jimin. Los dos primos asintieron.

Caminaron en silencio sorteando lápidas, el rubio se limitaba a seguir a los dos chicos. Por suerte él nunca había pisado ese lugar, así que no tenía ni idea de por dónde iba.

Observó a los dos primos frenarse en seco y supo que habían encontrado lo que buscaban. Jungkook se arrodilló frente a la lápida de su padre, tratando de aguantar las ganas de llorar que le producía esa situación. Namjoon de pie tras él, acariciaba sus hombros.

Jimin se quedó apartado observándolos, no sabía si debía acercarse o simplemente guardar las distancias.

Cómo si pudiera leerle la mente, el pelinegro levantó la cabeza y le hizo señas con la mano para que fuera junto a él. El rubio  acercó y se arrodilló a su lado.

Jungkook cogió aire y comenzó a hablar.

- Hola papá, soy yo, Jungkookie. - dijo bajito acariciando el nombre de su padre grabado en el mármol. - Te echo mucho de menos. Han pasado muchas cosas durante este año.

El rubio junto a él en silencio, apretaba su mano con fuerza. Namjoon seguía de pie tras ellos, agarrándolos a ambos.

- ¿Te acuerdas de Chim? - preguntó con una sonrisa triste. - Seguro que sí. Está aquí papá, él y el primo Namjoon también han venido a verte. ¿A que no sabes qué? - dijo echándose a reír. - Me gustan los chicos, papá. Bueno en realidad me gusta Jimin, pero eso ya tú lo sabías ¿verdad? - Se sentó frente a la lápida y comenzó a llorar bajito. Namjoon lo abrazó por la espalda.

- Te extrañamos mucho tío, te prometo que cuidaremos siempre de Jungkookie. - dijo besando su mano y apoyándola sobre la lápida, antes de levantarse. - Voy a buscar un ramo de flores para dejarle, vi una tienda en la entrada. - avisó.

Jimin rodeó con los brazos al pelinegro que trataba de controlar su llanto, nunca le había gustado llorar y pocas veces lo hacía.

- Está bien Kookie, desahógate. - le pidió acariciando su espalda. Jungkook se había convertido otra vez en ese pequeño niño que recordaba y eso le conmovía, pero quería aguantar la compostura por él.

Namjoon volvió unos minutos después con un bonito y colorido ramo, que le entregó a su primo para que lo colocara sobre la lápida.

Después de unos minutos en completo silencio, Jungkook se secó las lágrimas y sonrió acercándose al mármol para dejar un beso sobre el nombre de su padre.

- Vámonos. - dijo poniéndose de pie - Ya no hay mucho más que podamos hacer aquí.

Namjoon se levantó tras él, pero Jimin se quedó sentado.

- ¿Te importa que me quede un momento? - le pidió a Jungkook, el pelinegro asintió y caminó agarrado a su primo de vuelta al coche.

Jimin suspiró, encogió las rodillas hasta su pecho y se abrazó a si mismo observando con detenimiento la lápida.

Jeon Juwon
25/07/1971 - 11/04/2013
Nunca muere quien se va, solo muere quien se olvida.

- Hola señor Jeon. No sé si podrá escucharme, pero me gustaría pedirle algo. - dijo con timidez. - Yo quiero mucho a Jungkook, lo amo con toda mi alma, pero es muy probable que tenga que separarme de él. - sintió otra vez el nudo en la garganta. - Por favor, si de verdad me puede oír, cuídelo en mi ausencia, no permita que nada malo le ocurra. Le prometo que volveré a por él, no importa el tiempo que pase. Volveré y le daré la vida que se merece. ¿Puede hacer eso por mí? Por favor. - suplicó rompiendo en llanto.

Un suave viento comenzó a soplar moviendo las flores que habían dejado sobre su lápida. Jimin sonrió mirando al cielo con las mejillas empapadas, quería creer que su súplica había sido escuchada.

- Gracias señor Jeon. - dijo secándose las lágrimas.

Se levantó y caminó de vuelta al coche, donde los chicos lo esperaban. Entró y se sentó en el asiento de atrás.

- ¿Os apetece ir a desayunar algo? - preguntó Namjoon rompiendo el silencio. Los chicos asintieron. Arrancó el coche y condujo de vuelta a la ciudad.

Minutos después aparcaron frente a una cafetería, Jimin y Jungkook buscaron una mesa mientras Namjoon ordenaba el desayuno para los tres.

- ¿Le hablaste a mi padre? - preguntó el pelinegro. El mayor asintió con la cabeza.

- Necesitaba pedirle algo. - Jungkook lo miró con curiosidad.

- ¿Puedo saber lo qué? 

- Eso es cosa de él y mía. - respondió riendo.

Namjoon volvió con las bandejas del desayuno y se sentó junto a su primo.

- ¿De qué habláis? - preguntó al ver la cara de molestia de su primo.

- Hyung, dice le ha pedido algo a papá, pero no quiere decirme lo qué. - protestó haciéndose el ofendido.

El moreno levantó la vista, Jimin lo miraba fijamente con una tristeza que él era capaz de entender.

Sabía perfectamente lo que le había pedido a su tío y eso significaba que la decisión ya estaba tomada.