Cuando Jimin conoció a Jungkook descubrió muchas cosas de él que le resultaron sorprendentes y fascinantes. Cómo por ejemplo que a pesar de tener solo 6 años, cantaba como los ángeles, que tenía una enorme facilidad para aprender cualquier cosa, o que era capaz de ver la parte buena a cada cosa mala que le pasaba.
En los 5 años de amistad que compartieron, Jimin jamás lo vio llorar. Jungkook era un niño feliz, a pesar de toda la mierda que había vivido. No lloraba cuando se caía y se hacía daño. No lloraba cuando su padre o algún profesor le regañaba. Y tampoco lloraba cuando alguien se burlaba de él porque su mamá lo abandonó.
Él era feliz, en su casa, con su papá. Él vivía cantando y sonriendo. Y Jimin amaba eso. Amaba la fortaleza de su pequeño amigo y admiraba su forma de enfrentar la vida a tan corta edad.Así que tenerlo entre sus brazos, derramando lágrimas sin control, le rompía el corazón. Jungkook estaba completamente roto, ya no era aquel niño feliz y sonriente. Había cambiado, había crecido y la vida lo había golpeado tan fuerte que consiguió hacerlo llorar.
- Está bien Kookie, suéltalo todo. Desahógate. - Jimin acariciaba la espalda de su amigo mientras lo abrazaba. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas aunque intentaba con todas sus fuerzas contenerlas. Tenía que ser fuerte, tenía que consolar a Jungkook, no podía derrumbarse él también.
Pasaron un rato abrazados, hasta que Jungkook comenzó a calmarse.
- Perdona por mojarte toda la ropa Chim. - Jungkook sollozaba mirando la camiseta empapada de su amigo.
- ¡Oh vamos Kook! La ropa se seca, no tienes que disculparte por eso. - Jimin acarició la mejilla de su amigo, secando sus lágrimas. El pelinegro cerró los ojos al sentir su mano. - Gracias por contarme todo esto, y siento mucho todo lo que has tenido que pasar. Ojalá hubiera estado a tu lado todos estos años, quizás no habría servido de nada, pero me habría gustado poder consolarte y hacerte compañía. - Jungkook abrió los ojos y le sonrió. Su sonrisa era triste, pero sincera.
- Hubiera servido de mucho hyung, nunca te lo dije pero tu sola presencia me hacía sentir feliz. Cada vez que me sentía triste y me mirabas con tus ojos sonrientes, me sanabas el alma. Quizás durante nuestra infancia nunca me viste llorar, pero era por tí Chim, era imposible llorar si estabas conmigo. Y sí, probablemente cuando murió papá habría llorado aún teniéndote cerca, él era mi vida, todo lo que tengo es gracias a él. Pero sé que habría tenido tu hombro y tu sonrisa y eso lo habría cambiado todo, eso me habría dado fuerzas. - Las lágrimas de Jimin salían descontroladas de sus ojos. Había intentado contenerlas todo el rato, pero las palabras de Jungkook le llegaron al corazón. No sabía que significaba tanto para su amigo. Se sentía triste por todo lo que el pelinegro le acababa de contar, pero también estaba feliz de saber que era tan importante para Jungkook, como Jungkook lo era para él.
¡No llores Chim! - Jungkook reía limpiándole ahora él las lágrimas a su amigo. - Cualquiera que nos vea pensará que somos una pareja que acaba de romper. - Jimin se echó a reír a mitad del llanto y golpeó el pecho del pelinegro. Jungkook se acercó a él y lo abrazo.
- Gracias por escucharme hyung - le susurró al rubio mientras lo abrazaba. - Más de diez años después sigues sanándome el alma.
Jimin no dijo nada, se acercó más a su cuerpo, lo abrazó más fuerte y enterró la cabeza en su cuello. Jungkook sonrió al sentir la sonrisa de Jimin en su piel.
Sin duda la vida era más bonita con él a su lado.
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No me sueltes [JIKOOK]
FanfictionLa vida separó a Jimin y Jungkook, después de una infancia llena de cariño y amistad. Años después, ella misma se encargó de volver a unirlos. Pero nunca vuelve quién se fue, aunque regrese. ¿Podrían mantener la amistad que construyeron en un pasado...