EPÍLOGO

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Esperaba en la fila de la puerta de embarque para subir al avión de vuelta a casa, había vivido un fin de semana inolvidable celebrando su vigésimo cuarto cumpleaños.

Miraba fascinado su regalo una vez más, cuando sintió unas manos agarrarlo por la cintura desde atrás.

- ¿Te gusta? - Jimin no pudo evitar sonreír al escucharlo.

- Me encanta, y tú aun más. - le respondió girándose hacia él.

- Ten cuidado, sabes que pueden reconocerte y estás en un momento demasiado bueno profesionalmente,  como para tener que dar explicaciones de tu vida privada. - el rubio suspiró y volvió a ponerse de espaldas.

- Estoy cansado de tener que vivir con cautela. ¿Por qué no puedo gritarle al mundo que estoy enamorado de un hombre? - el chico rió y se apoyó sobre su hombro.

- Porque por desgracia la sociedad aún sigue siendo demasiado homófoba.

- Entonces tendremos que hacer lo mismo que Nam y Jin, e irnos a un sitio donde no nos juzguen y podamos hacer una vida normal. - respondió sin titubear.

- Lo haría encantado, si eso es lo que quieres. Pero sabes que igualmente ocuparíamos todas las portadas de las revistas: 'el famoso bailarín Park Jimin, huye de la mano de un cantante tatuado y delincuente'. - Jimin soltó una carcajada

- Pero uno muy guapo y con mucho talento.

Cuando su turno en la fila llegó, entregó ambos pasaportes junto con los tickets del avión a la azafata, que los saludó con una sonrisa.

- Park Jimin, todo correcto. - dijo devolviéndole el suyo. - Y usted es...

- Jeon Jungkook. - respondió el pelinegro asomándose por la espalda de su chico.

- Todo correcto también, aquí tiene. - Jungkook cogió su pasaporte. - Que tengan un buen viaje, espero que hayan disfrutado de su estancia en Tokyo.

- Muchas gracias. - respondieron ambos chicos haciendo una sutil reverencia a la azafata.

Caminaron de la mano por el pasillo que los dirigía hacia el avión, llevándose consigo montones de recuerdos y momentos felices que habían creado juntos en aquella maravillosa ciudad.

- Me encanta como te queda. - dijo el pelinegro entusiasmado alzando su mano.

Jimin observó el bonito anillo que brillaba en su dedo anular y sonrió.

Después de todo lo pasado, de tantos años y tantas idas y venidas, su corazón se sentía al fin más completo que nunca.

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Mil gracias a lxs que me habéis acompañado durante estos dos meses de aventura. Vuestras lecturas, votos y comentarios han sido cada día el combustible que necesitaba para seguir.

También quiero agradecer especialmente a mis Fourmates, que me animaron a publicar esta historia y a mi pollito que tantas veces se ha emocionado conmigo.

Espero que la hayáis disfrutado tanto como yo, y si en algún momento os he logrado sacar una sonrisa o emocionar, habré logrado lo que me propuse desde un principio.

Gracias por tanto apoyo, nos vemos en la próxima historia.

Un beso enorme.

Miss Cactus.

No me sueltes [JIKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora