Untitled Part 184

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Belcebú... se humedece los labios sentada en la cama al lado de Gabriel. Vamos, es que el lleva durmiendo cómo... dos días seguidos cuando... parpadea un poco.

Ella se humedece los labios y le pasa una mano por el pelo con suavidad.

—¿Gabriel?

Él empieza a despertarse sin saber qué está pasando y de repente salta, sobresaltado.

—Ehh... ¿qué pasa? Estás bien, estamos en un lugar seguro

—¿Me has... dejado inconsciente? —Parpadea mirándola a ella y mirando el cuarto.

Es un cuarto de hotel normal, de hecho bastante lujoso. Porque alguien ya te conoce...

—No. Te has quedado inconsciente tú solo.

El ángel parpadea más veces... intentando recordar y le duele un montón la cabeza.

—Me devolviste al coche... ¿recuerdas? Eso fue hace un par de días. Después te quedaste... así, cómo muerto.

Se pone las manos en la cabeza para curarse.

—Te... traje aquí porque respirabas, pensé que solo dormías y...

—No recuerdo haber estado desnudo cuando... perdí la consciencia —suspira sintiéndose mejor y la mira. Belcebú se sonroja.

—No parecías cómodo durmiendo con ropa...

—Ya...

—¡No te hice nada que tú consideres pecado! De hecho ¡no te hice nada malo! —aprieta los ojos—. Bloody hell... ¿no vas a creerme y vas a decir que esto es suficiente para no estar juntos?

—Supongo que eso me pasa por confiar en un demonio. Qué esperas que te haga, Gabriel, si no aprovecharse de ti mientras estabas inconsciente —se ríe un poco y suspira.

—Ugh! Lo que voy a hacer a la próxima es... ¡justamente ESO! —aprieta los ojos sonrojándose un poco al notar que... es que lleva dos días abrazándole una buena proporción del tiempo.

Él se deja caer otra vez sobre la cama, tumbándose. Ella se humedece los labios y... se acuesta a su lado.

—¿Sabes? No soy ni la mitad de lo horrible que podría ser contigo.

—Pues no quiero saber cómo sería si lo fueras —mueve el brazo para que se tumbe junto a él, sin mirarla. Belcebú se gira hacia él y le abraza de la cintura.

—Infinitamente peor, créeme —hace un dibujitos en el abdomen con un dedo—. Pero... Igualmente te quejas. Una semana voy a ser contigo como con los demás y verás.

—Oh, ¿sí? Oh... vaya —pone duro el abdomen cuando lo hace

—Sí sabes que... no haría nunca algo que realmente fuera a... —le pica un poco el abdomen, notándolo y haciéndole sonreír—. Lastimarte, ¿verdad?

La atrae contra sí y la inunda de a... fecto. No solo a ella, pero el resto del hotel son daños colaterales.

—Mmmm... —Belcebú cierra los ojos y sonríe—. Esto es mucho mejor cuando estas despierto.

Se ríe un poco más.

—Shut up —protesta ella sonrojándose un poco.

La aprieta más, acariciándole la espalda.

—Gabriel... podrías... Si en otra ocasión alguien te dice que ya no te quiero —se humedece los labios—. ¿Que no se supone que ustedes SIENTEN esas cosas?

—Sí.

—¿Y tú has dejado de ser un ángel o qué?

Saca las alas como respuesta.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora