¿Va Gabriel a intentar hacer algo? ¿A llamarla? ¿A notar que no trae el teléfono? ¿A acusar a Aziraphale?
Naaaah. O sea... es que cuando quiera el teléfono, pensara que se lo ha dejado quién sabe dónde y lo aparecerá con un milagro. Nunca sabrá que lo tiene Aziraphale.
Lo... what? ¡No! ¡No lo puede aparecer con un milagro! O sea Aziraphale, tú presencia en el cielo es I NU TIL.
Claro que puede, ¿por qué no iba a poder?
¡Porque lo tiene Aziraphale! Ugh. O sea solo subió para hacer el trabajo de Miguel.
A efectos prácticos...
Sigh. Siempre muy útil lo que intentas hacer, Aziraphale. Sinceramente parece que quedarte en casa bebiendo té tiene más utilidad para ti.
Pues... ahí están todos los Arcángeles, serafines y querubines cuando Gabriel llega esta vez a la sala de juntas. Carraspea un poco cruzando las puertas con el semblante serio, yendo a sentarse a su lugar habitual.
Azrael, que estaba hablando por ahí sin hacer ningún drama, se queja un poco en cuanto le ve entrar.
Ojos en puto blanco contigo...
Tan irritado.
Pues como si los demás no tuviéramos bastantes problemas para aguantar los tuyos INVENTADOS.
Raguel le sonríe y se levanta a saludarle, de hecho. Gabriel se acerca tendiéndole la mano con cierto respeto. Él se la aprieta con suavidad y una sonrisa. Tiene un aspecto mayor que los otros, calvo y de ojos pequeñitos. Se parece a Patrick Stewart.
—¿Todo bien?
—Sí, sí... extrañando un poco a Miguel, pero ya me han dicho que está en sanación. ¿Tú estás bien?
—Desde luego, estará bien enseguida.
—De eso estoy seguro —se sienta a su lado, como al parecer acostumbra a hacer, mirando a los demás.
—No se puede decir lo mismo de todos nosotros... —asegura Azrael. Gabriel pone los ojos en blanco con eso y la verdad Remiel también un poco.
—Empecemos, mejor... con este asunto —pide Raguel haciendo un gesto con las manos.
Uriel es quien tiene los papeles, los está ordenando otra vez o más bien, lleva los documentos en una Tablet y la enchufa para que aparezcan en la pantalla tras ella
Sariel los mira un poquito por encima de su hombro a ver si necesita ayuda. Sariel ehm... le ayuda a... enfocar un poco la pantalla, con el controlito.
—Gracias. Como todo sabréis, bajamos al infierno hace un par de días unos cuantos de los presentes —empieza Uriel.
—Algunos de urgencia... —agrega Azrael.
—El principado Aziraphale nos advirtió del peligro que corría Gabriel que se encontraba ahí en ese momento —sigue ella ignorando a Azrael, señalando a Gabriel.
Raguel asiente con la cabeza poniéndole una mano en el brazo a Gabriel y apretándoselo un poco. Gabriel traga saliva porque han discutido antes sobre que no iba a salir a hablar de ello, pero ella sigue sin tenerlo claro, así que le va a hacer salir.
—Poniéndonos en peligro a nosotros... —insiste Azrael.
—Se había desencadenado una revuelta, tal vez, Gabriel, serías tan amable de explicarnos a todos... —propone ella sentándose y él la fulmina un poco, pero se levanta.
Todos se giran a Gabriel, algunos sonriendo de lado, otros con curiosidad. Él toma aire profundamente intentando ordenar sus ideas. Podría... podría echarse el mérito de la revuelta, decirles a todos que él la provocó con perfecta intención.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.