Crowley está tendida bajo la mesa completamente fulminada, porque quien la golpeó, seguramente pensando que con las luces apagadas no sabían cuál de los dos era el ángel, así que bueno, ya preguntarían luego, si acaso preguntaban... pues le había dado con BUEN tino.
Es Asmodeo quien... tras un suspiro un poco cansado, porque sinceramente ODIA estas cosas del infierno como pocas cosa... ¿qué necesidad había de ser así de bestias, por Satanás? En cuanto vuelven las luces y pese a que sigue la conmoción, nota que... la pierna larga de Crowley sigue ahí y a menos que se haya ido todo menos su pierna... esto solo puede indicar, que... los bestias infernales le habían dejado ahí... lo cual es un poco raro.
Se levanta asumiendo que... quizás el ángel esté ahí también, tirado en el suelo, aunque eso no haría sentido. Vamos, que no acababa de entender qué era, demonios, lo que había ocurrido. Pese a los gritos generales, se acerca a la mesa y se agacha.
Ahí está, en una postura complicada porque a veces parece que tiene más articulaciones que un humano normal, con todo el vestido arrugado y enrollado en sus piernas
—Ehm... Crowley? —la toca un poco de una pierna sin saber que le han hecho exactamente. Demasiado mal este asunto de que las ranas no ven bien en la oscuridad. Se humedece los labios porque la forma que tiene de despertar a la gente habitualmente es un poco..
Ella no reacciona del todo. Asmodeo le pone la mano en la cabeza, y le... excita un poco. Sí. La cabeza. Suele funcionar.
Jo. Der. Ok...
Él lo ha dicho que era un poco... Tampoco suele estar en estas situaciones muy frecuentemente
Hace hisss, despertándose un poco con esa sensación cuando te levantas en mitad de un sueño erótico sin haber... concluido.
¿Ven? Es útil. Asmodeo se hace un poquito atrás con el hissss... quitando la mano.
—Crowley?
Las serpientes comen ranas, querido. Ya, todos comen moscas y verás... eso no suele ser indicativo de nada.
—Nnnngk.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué te han golpeado a ti?
—¿Q-Qué?
—Estaban aquí... pensé que les habías traído tú.
—¿Quiénes?—aprieta los ojos y se lleva las manos a la nuca.
—Eran quince o veinte. De hecho, creo que se han llevado a tu ángel.
—Nnnn... —vuelve a protestar intentando incorporarse sin entender nada.
—Anda, a ver... te ayudo y vámonos que todo el mundo está histérico. Detesto estas mierdas que hace el infierno, de verdad —protesta ofreciéndole la mano. Ella se la toma, aun sujetándose la cabeza con la otra—. Supongo deberíamos bajar al infierno.
—¿Qué ha pasado con la manzana?
—¿Cuál manzana?
—¿Dónde... dónde estamos?
—En el Ritz.
La demonio mira alrededor... sin entender nada y es a que la nuca aun le da punzadas de dolor.
—Yo tenía que estar... ¿es una parte nueva del infierno?
—Anda, vamos... yo qué sé en dónde le habrán puesto. A mi no me han dicho nada —tira de ella, del brazo.
Se deja tirar, todavía siseando un poco y apretando los ojos. Ni siquiera lleva las gafas de sol.. y la verdad, casi se mata con los zapatos de tacón cayéndose un poco sobre Asmodeo, que la abraza de la cintura, sosteniéndola y atribuyéndole el mal caminar al fuerte golpe en la cabeza que parecen haberle dado.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.