Vale... Sandalphon, creo que vas a requerir unos tapones de oído para vivir en esta Librería.
Definitivamente, eso no es la radio. Y ayer ya lo oyó y pensó que eran los vecinos pero ahora hay más luz y claridad y... esto no viene de al lado. Viene de arriba. Sube de nuevo a golpear la puerta.
—¿Aziraphale?
Aziraphale te odia, pero vale, vale... es que va a hacer que se detenga. Apretando a Crowley contra sí y tratando, en serio tratando de... que le vuelva el alma al cuerpo. Pero Crowley no se detiene.
—Y-Yes? —lo intenta, en serio.
—Aziraphale, estoy oyendo las voces y los jadeos otra vez. Y el amor. Esto no son los vecinos, sé que es tu voz.
—M-Me estoy... vinie —se detiene, apretando los ojos—. viSTiendo.
Otro de esos para que se ven... vista.
—No es eso lo que se oye. No es la radio. Suena a pornografía.
Le muerde el hombro a Crowley para acallar el... gemido.
—¿C-Cómo sabes cómo suena la p-pornografía? —pregunta. No tengo idea de cómo puede preguntarlo en esta situación y es que ella también se... viste cada vez. Y no tiene nada contra lo que acallarlo. ¡En serio no ayudas!
—¡La lujuria es un pecado, Aziraphale!
—E-Es un pecado capital... —Van a MATARLO en el cielo con estas cosas.
—¡Exacto! ¡Y la tuya además es por un demonio!
—N-No. Y-Ya habría caído... —asegura en un tono de voz que suena tan extremadamente lujurioso, Aziraphale, que no entiendo cómo es que puedes ser TAN cínico.
—Favorito de Dios... —susurra ella acariciándole el pelo. No creas que no se siente culpable.
—¡Pues seguramente estás muy cerca de ello!
—E-Eres mi esposa... —susurra, apretando los ojos tanto como está apretando a Crowley, un poco en pánico con las palabras de Sandalphon—. Y eres a quien quiero. No hay nada de malo en esto...
—No lo hay —le besa para quitarle la angustia.
Aziraphale aprieta los ojos y saca las alas abrazándoles a ambos en un capullito. Ella le abraza del cuello y es que Sandalphon va a abrir la puerta otra vez.
Bueno, de todos los momentos... este no es el peor. Al menos tienen una segunda barrera de protección.
—I love you... —susurra Aziraphale.
Lo que sí que va a pasar es que Crowley va chasquear los dedos y le va a rociar los ojos con spray de pimienta a Sandalphon haciendo que el otro meta un GRITO sin esperárselo
¡Dios mío, dios mío!
—Y yo a ti, estate por el teléfono —le pide ella separándose.
Perdón, Aziraphale brinca con el grito de Sandalphon, sin esperárselo y sin saber qué le ha hecho. Hasta baja un poco las alas, la verdad, menos mal que le pusiste spray de pimienta pero vale, si escucha lo del teléfono y asiente un poquito
—Vete, vete... —susurra... y le sonríe un poco, la verdad ligeramente preocupado por Sandalphon (LIGERAMENTE, SÍ).
De todo lo que podría haberle hecho... Tampoco le hizo nada taaaaan malo. Igual se vuelve serpiente en sus brazos, para poder bajar de la cama y ponerse en el círculo bajo ella.
Aziraphale le deja hacer levantándose de la cama.
—Sandalphon, ¿estás bien?
Sandalphon aun esta retorciéndose de dolor y del susto ahí a fuera con las manos sobre la cara.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.