Untitled Part 37

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—¡Ugh! ¡No! Fuck, fuck, fuck, fffaaaaaah! —va a llegar gritando y desnuda.

¿D-Desnuda? Vamos, y luego dicen que es Aziraphale el poco sutil. ¡Pues es que se estaba cambiando de ropa!

—Shhhh! —le calla Aziraphale tapándole la boca.

Ella se calla al cabo de unos segundos, temblando.

Bien... bien a ambos.

Aziraphale la está medio abrazando... mirándole a los ojos con la mano en su boca. Un poco asustado con los gritos y todo este asunto de... o-o sea ¿de verdad está DESNUDA? Traga saliva.

—Ugh... —protesta ella un poco.

—Pero ¿qué haces? —le pregunta él completamente descolocado con todo esto.

—¡Te he dicho que no estaba lista!

—¿Aziraphale? —Sandalphon toca la puerta con los nudillos.

Aziraphale aprieta los ojos sin contestar.

—¿Estás ahí? Estoy oyendo gritos...

—Mmmm... ¡Intento dormir! Deben ser los vecinos.

—No son los vecinos, viene de aquí... ¿Te están atacando? —Sandalphon empieza a abrir la puerta.

Bollocks —protesta Crowley, toma la manta echándosela por encima al círculo y luego se hace serpiente metiéndose entre los girones.

Aziraphale suspira, pensando que quizás deba forrar este cuarto de corcho, si las cosas van a seguir así... Frunce el ceño tomando el pomo de la puerta.

—Eh! —la abre el un poco de golpe—. No puedes abrir la puerta así.

Sandalphon mira dentro porque la verdad todo abajo está un poco oscuro y solitario y vacío... y le da un poco de miedo que vuelvan a venir los demonios y todo eso O sea, al que tienen que matar es a Aziraphale, ¿qué pasa si lo confunden con él?

—Necesito dormir, Sandalphon... mira, sé que es aburrido esto para ti, de verdad... y que preferirías no hacerlo, pero... no puedo cambiarlo todo solo porque estás aquí. Es normal que se escuchen ruidos, estamos en una zona concurrida de la ciudad.

—Creo que... debería estar aquí contigo. Puedo aprender a dormir también.

—No, no puedes aprender a dormir conmigo en una misma cama.

¿Alguien ha oído alguna vez reírse a una serpiente?

—¿Por qué no? Ni siquiera creo que vaya a moverme mucho.

—Porque no. En la tierra hay ciertas reglas sobre cercanía e intimidad y uno no duerme en la cama de nadie a menos que tenga otras intenciones —le mira—. Pero me parece una excelente idea que intentes aprender a dormir. Abajo para que nadie interprete nada malo de nosotros dos, está ese sillón tan cómodo donde se sentó Gabriel. ¿Sabes qué necesitas?

—Gabriel dijo que estuviéramos juntos.

My dear Sandalphon... gracias por la propuesta pero de verdad no estoy listo para estar tan juntos. Basta con estar bajo el mismo techo... o es que llevas tanto tiempo en el cielo que ahora la tierra te da... ¿miedo? Créeme, son mejores tiempos estos que las últimas veces que has estado aquí.

—Solo voy a subir aquí el sofá y ya está —lo hace.

—No —lo baja.

—Eso no es un problema de intimidad, solo quiero estar aquí y leer la biblia. Podrías leerla conmigo.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora