Untitled Part 115

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Bueno, vamos a fingir que son medianamente convincentes.

La verdad, Belcebú está con una ceja arriba... se gira a los dos ángeles y se pone en cuclillas frente a ellos. Sonríe peligrosamente.

—¿Cuál es su rol en navidad en el cielo?

—N-No pienso hablar contigo, demonio.

—Esta es una idea tremendamente mala, da igual lo que nos hagas —responde la otra con el ceño fruncido.

—Bien, si no quieren hablar por ahora, no hablen. ¿Saben todo lo que falta para navidad?

—Pues unos cuantos días, ¿no sabes contar?

—Sé contar perfectamente... dudo que dures tantos días sin quebrarte, Angelita.

—¡Puedes matarnos si quieres, que nunca vamos a ayudarte! —chilla el otro.

—Claro que no vamos a quebrarnos, nuestra señora está con nosotros —empieza a rezar.

—Ya, ya... ese triste asunto.

—No tiene nada de triste.

—Es triste que aún crean que pueden salvarles. ¿Con quién probaré primero?

La que parece Maggie Smith traga saliva.

—Vaya... tu apestas a miedo.

—Eso no es... verdad.

—Sí lo es. No todos los ángeles apestan así.

—¿Y tú qué sabes a que huelen los ángeles?

—Sé perfectamente a que huelen los ángeles de la cabeza a los pies.

La ángel la mira con cara de circunstancias.

—Preferiría que... —empieza Belcebú—. Accedieran —responde pensando en Gabriel diciéndole que es dulce.

—Sí, pues claro.

Ojos en blanco. Se sienta y... va a poseerla de golpe.

El GRITO.

Ya, ya... No nos extraña. Y el otro ángel casi de echa atrás en la silla.

Quisiéramos decirles que no tiene un orgasmo... pero sí lo tiene. El primero en su vida.

La verdad, ella cree que se está muriendo. La petit morte lo llaman en Francia.

Bueno, entonces... Una vez poseída la mujer... se va a poseer al otro. Boom.

¿Vas a darle orgasmos a todos los ángeles del cielo?

A... quizás. Sí. Ella no sabe que eso pasa. Ya quisiera que ALGUIEN le diera uno.

A lo mejor ni siquiera ha tenido uno.

¿Belcebú?... Ugh. Debería haber tenido alguno al menos auto... infligido. Maldita sea, Gabriel

A lo mejor solo se ha hecho sentir bien y nunca ha llegado a...

Vale, vale, no. Igual, esta tortura pueden aguantarla. Los dos.

Ugh. Sí. Belcebú sonríe y hace unas muecas dentro del segundo de los ángeles mientras la otra está aún volviendo un poco en sí.

Hello... angel —la saluda desde el otro ángel—. ¿Estás bien?

W-What?

—Yo... soy tu... amigo ángel.

La otra parpadea un poco. Belcebú sonríe desde el cuerpo del ángel y se las arregla para que se vea terrorífico sin querer, sinceramente. Ella parpadea un poco más

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora