Untitled Part 162

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Aziraphale está comiendo pastelitos en la librería mientras Crowley le mira porque la manera en la que hace eso es cada vez más obscena.

Pero está comiendo eclairs de pistacho y chocolate. Igualmente... elige uno con una forma más fálica si puedes...

Exactamente. Rellenos de crema además. Hasta la boca abierta tiene Crowley, viéndole ensuciarse la comisura de los labios de crema y chocolate y dejársela ahí porque no lo ha notado, cerrando los ojos fascinado como el sabor.

—Mmmmm.

Y sacando la lengua menos de lo que debería. Venga, Angel, queremos ver tu juego de lengua.

Si son pacientes, en el siguiente bocado.

Crowley está completamente fascinado con la boca abierta, puede que lo haga eñél sin darse cuenta.

Saca la lengua y le da una lamida a la punta del pastelitos. Crowley da un saltito y gira la cara fingiendo volverse a su teléfono sin poder aguantarlo. Aziraphale levanta las cejas y le mira.

—Oh, ¿qué pasa, dear?

—¿Qué?

—Has pegado un salto —se relame el bigote y da otra mordida.

—Yo... no sé de qué hablas —fe repente, se oyen las campanitas de la puerta

Aziraphale sonríe de lado porque le gusta Crowley, en general y mírale que mono es... y... uuuuuuuugh, las campanitas. Bufa, porque ¿¡a ver ahora quién demonios es?! Y mira hacia la puerta así un poco... ugh. Hay un chico joven en el mostrador.

—Oh... un comprador seguramente... ehm... hello —pone el pastelillo en el plato, levantándose.

Crowley mira de reojo al chico y refunfuña un poco porque ¡estaba viendo el espectáculo!

Ya, ya, todos estábamos más felices con el espectáculo. El chico del mostrador le sonríe a Aziraphale.

—¿Es usted el librero?

—El librero... sí.

—Tengo una cosa para usted.

—¿Qué cosa? —sonríe un poco porque... eso implica que nadie va a comprar nada.

—Usted compra libros raros, ¿verdad?

—Sí —Ahora le brillan los ojos.

—Tengo uno SUPER RARO.

—¡Ohhh! Qué interesante. Déjame verlo.

El chico se lo saca de dentro de la chaqueta y lo deja sobre el mostrador. Es el libro de Raguel.

Ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooh

Aziraphale inclina la cabeza, sin reconocerlo del todo. De hecho sin reconocerlo en absoluto.

—Está escrito en un código secreto y está encuadernado en cuero y este es cuero bueno. Y tiene un montón de años porque tengo uno en casa con cuero muy parecido que era de mi bisabuela.

Aziraphale estira una mano con cuidado y lo toma humedeciéndose los labios. Tiene un escalofrío en cuanto lo toca.

—Además tiene muchas muchas más páginas de las que parece, no sé cómo, pero cuando las pasas una a una es como si no se acabaran nunca.

En cuanto lo abre, Aziraphale levanta las cejas al techo.

—Oh, my GOD... —susurra.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora