Azrael grita, pero la bolsa le impide realmente gritar muy fuerte, intentando patalear y golpear a quien le ha puesto la bolsa.
Le dan algunos golpes bien dados que le dejan sin aire y lo meten a una celda.
Ugh!
El que parece el cabecilla le quita el saco cuando lo tienen encadenado otra vez.
—Ughhh! —tose, porque el saco APESTA
—Tú, escoria... identifícate.
—¿Q-Qué? —Azrael parpadea.
—Que me digas quién eres
—S-Soy... ¿quién crees que soy?
—No lo sé, por eso te pregunto.
—Soy... uno de ustedes. ¿No me ves vestido de negro?
—¿Y qué hacías con esos ángeles?
—P-Pues... Ehm... lo que nos ha pedido Belcebú.
—¿Gabriel y Miguel?
—Sí, bueno... Gabriel está ya ocupado pero Miguel...
—Está con Lucifer, lo saben todos.
—Ah ¿sí? ¿Les ha dicho a todos? ¿Qué les ha dicho? —frunce el ceño.
—No ha dicho nada, lo sabe todo el mundo desde siempre.
—Pero... no es que desde siempre sea... É-Él acaba de violarla
Levanta las cejas porque no sabían eso.
—Evidentemente ella le atacó también.
Los demonios no le hacen mucho caso, salen a ver si alguien se ha enterado de algo. Azrael frunce el ceño.
Pues... el chisme
—Oye, ¡espera! ¿A dónde vas?
Ni caso, le encierran ahí.
Aish.
Ya... ya.
Vale, unos veinte minutos más tarde baja Leviatán.
¡Malditasealoquenosfaltaba!
Pues Belcebú se ha puesto pesada. Por lo visto Gabriel se ha puesto intenso. MUY intenso.
Azrael está buscando cómo salir. Leviatán abre la puerta y se mete dentro.
—Oh...
—Ugh.
—¿Qué haces tú aquí?
—¡Ya sabía yo que esto solo podría ser culpa tuya! ¡He venido pro la armadura de Miguel!
—Eh, ni te vengas arriba, no te he encerrado yo —el demonio levanta las manos.
—Ya, claro... —ojos en blanco.
—De hecho, me manda Belcebú, por lo visto tu amigo ángel está pesadito.
—Suéltame y dame la armadura.
—¿Algo más? ¿Una bebida caliente? ¿Un masaje?
—Pues no estaría mal.
—Ya. Todo eso tiene un precio.
—¿Precio? No eres tú el demonio de la avaricia.
—No he dicho dinero.
—¿Qué quieres a cambio? —Azrael levanta una ceja.
—¿Qué no estás dispuesto a darme? —Se encoge de hombros y sonríe.
—No, no voy a acostarme contigo NUNCA jamás, bajo absolutamente NINGÚN concepto.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.