Untitled Part 161

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Gabriel pica a la puerta del despacho de Miguel y la saluda desde fuera. Miguel le mira y sonríe sinceramente haciéndole un gesto de que pase

—Hola.

—¡Hey! ¿Cómo vas?

—Bueno... ¿y tú? —Gabriel suspira un poco.

—¿Yo? Bien... ¿Por qué no iba a estar bien?

—¿Cómo vas con Lucifer?

—Ugh, no empieces con eso —ojos en blanco.

—¿Ya le has escrito?

—N-No... —se sonroja.

—¿Y qué esperas?

—P-Pues es que no es tan fácil, Gabriel... menos con... ESE. Tú porque pudiste elegir libremente.

—¿Quieres elegir a otro?

—¿Y a quién le voy a dejar a este... zángano? No podría hacerle eso a ninguno de ustedes —le mira de reojo con una mirada bastante cargada de sentido.

—Yo podría encargarme, ahora que Belcebú ha dicho que prefiere a Azrael —suspira.

—¿Que Belcebú hizo qué? —Miguel parpadea.

—Dijo que prefería a Azrael.

—¿Te dijo a ti que prefería a Azrael? —frunce el ceño.

—Le dijo a Azrael en una carta.

—¿No sería una broma? Los demonios son raros

—No parecía una broma, estaba firmada con su nombre.

—Belcebú ya te tuvo... no puede ahora preferir a otro —Miguel frunce más el ceño.

—Ella decía... de Azrael desde antes —suspira.

—¿Qué decía de Azrael?

—Pues que le gustaba.

—Pues que se le quite el mal gusto. ¡Belcebú es tuya! —Frunce maaaaaaaás el ceño aún.

—Aun creo que debería intentar con otro...

—Yo creo que... voy a bajar al infierno— se levanta, chasqueando los dedos y poniéndose su armadura.

—¿A qué? —levanta las cejas y se pone de pie

—Ya lo sabrás...

—Voy contigo —decide tragando saliva.

—Puede que no te guste lo que voy a hacer.

—¿Por qué no? Déjame pasar por algo a mi despacho.

—Por qué —Miguel vacila... y piensa que esto quizás es más fácil con Gabriel—. Vale, vamos.

Asiente y cuando están en su despacho saca la capa que Belcebú le devolvió del armario, suspirando un poco y poniéndosela sobre los hombros... sintiendo como si fuera ella quien le abrazara.

Cálmateeeeee, que aún te quiereeeee.

Miguel, con su absoluto brillo dorado, se termina de ajustar la espada y el escudo lista para bajar. Gabriel mira a Miguel y asiente porque de hecho, se siente seguro cuando ella va así. Ella le sonríe.

—Todo va a estar bien.

Gabriel suspira y asiente.

—¿Te bajo yo?

—Sí —le toma de la mano.

—Tres, dos, una...

Se le acerca más y ahí van, boom. Directos abajo. Salen junto a las escaleras.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora